Cesar, tierra pujante con 54 años de historia

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“El Cesar es departamento y Valledupar su capital”, esta fue la noticia que el 21 de diciembre de 1967, hizo resonar los acordeones parrandas para celebrar el nacimiento del Cesar como departamento, decisión que fue aprobada el 21 de junio de ese mismo año, pero solo hasta final de año comenzaría a funcionar como entidad.

Desde ese acontecimiento han transcurrido 54 años, por ello los 25 municipios que lo conforman están hoy de fiesta. Es recordar sus inicios y observar en la actualidad una tierra pujante, que tiene como meta avanzar en su desarrollo con visión futurista.

Con la madurez de los años, el departamento del Cesar ha alcanzado un estado avanzado de desarrollo. De los caminos polvorientos que hace más de cinco décadas unían al territorio del Magdalena Grande, donde de este lado se forraban los campos de algodón, hoy existen modernas vías que impulsan el dinamismo económico y la movilidad de la región.

El Cesar es tierra de pujanza, la misma que hace 54 años permitió a un grupo de entonces jóvenes dirigentes vallenatos darse la tarea de segregarse de la vasta extensión del Magdalena, y consolidarse como un pedazo de Colombia con autonomía administrativa.

La cosa comenzó por La Guajira. Dos años antes fue el senador José Ignacio Vives Echeverría, quien lideró la causa independentista del hermano territorio, lo que motivó más la idea que se gestaba en Valledupar. Sin embargo, el mismo ‘Nacho’ Vives, como era conocido el entonces congresista, se opuso inicialmente a la creación de un nuevo departamento, sumado a ello la resistencia capitalina, y la misma renuencia del presidente Carlos Lleras Restrepo.

Y como siempre se ha caracterizado desde sus raíces, la gente de este pueblo no se amilanó, por el contrario, se llenó de valentía, y se creó un comité de apoyo a la gesta separatista. Clemente Quintero Araujo convocó al bloque parlamentario costeño de la época; de la causa también hacían parte el parlamentario José Antonio Murgas, Pedro Rodríguez, Efraín Lacera, Delio Ospino, Fernando Botero, Armando Maestre Pavajeau, Aníbal Martínez Zuleta, Amador Ovalle, Jorge Morales, José Guillermo Castro y Alfredo Araujo, entre muchos otros.

El proyecto de creación del departamento, fue presentado en el Congreso por el entonces senador José Antonio Murgas, y después de un proceso de defensa al naciente Cesar, el 21 de junio de 1967 a través de la Ley 25 se da vida al Decreto de conformar la primera junta organizadora del departamento. El 21 de diciembre de ese mismo año, se oficializa el nuevo ente territorial de Colombia.

LA MÚSICA VALLENATA

Nació en los campos, con los cantos de vaquería. Juglares a lomo de mula o caballo fueron cantando sus historias de amores y desamores, a la naturaleza, a los animales, a los amigos y las parrandas. Aunque inicialmente parecía destinada a quedarse en los corrales, fue la música vallenata la que contribuyó a abrirle espacios en las altas esferas de la sociedad capitalina, a la consolidación de la creación del Cesar.

El maestro Rafael Escalona, fue una especie de embajador de esta música. El vallenato saltó de los corrales a los salones sociales, y de ahí se catapultó al interior del país, iniciando una carrera imparable que traspasó con éxito las fronteras.

El 29 de noviembre de 2013, el vallenato tradicional fue declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Nación por el Consejo Nacional de Patrimonio del Ministerio de Cultura. El primero de diciembre de 2015 fue incluido en la lista de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, en la lista de salvaguardia urgente por la Unesco.

De grandes exponentes e intérpretes, este género musical es sin duda uno de los más reconocidos internacionalmente, lo que también ha dado reconocimiento mundial al departamento del Cesar.

LA BONANZA DEL ALGODÓN

La fundación del Cesar fue resultado de un proceso que había empezado varios años atrás, en el que confluyeron factores económicos, sociales y culturales.

La bonanza algodonera que experimentaba la zona, la identidad creada alrededor de expresiones culturales, además de la desidia y olvido de la clase dirigente samaria jugaron un papel fundamental para la fundación del nuevo departamento. Cuando fue creado, el Cesar contaba con 13 municipios, los cuales tenían en Valledupar su capital. Como primer gobernador fue designado Alfonso López Michelsen, hijo del ex presidente Alfonso López Pumarejo.

Durante la segunda mitad del siglo XX el algodón fue el producto jalonador de la economía cesarense. En los años del auge, el departamento concentró cerca de la tercera parte de la producción de algodón del país. En la década de 1970 el número de hectáreas cultivadas llegó a su máximo histórico superando las 100 mil.

Había tanto trabajo, que mucha fuerza laboral llegó de departamentos vecinos para calmar la demanda. Era la época del ‘oro’ blanco, que sin duda le dio un impulso a la economía; pero luego vino la caída de los precios internacionales del algodón, a comienzo de los 80, a lo que después se sumaron altos costos de insumos, el recrudecimiento de la violencia y políticas desacertadas, que dieron al traste de la mota blanca.

Pero tampoco, como en su propósito de creación el Cesar se quedó atrás, y ya cuando el algodón a mediados de los 90, no era ni sombra del pasado, llegó el boom de las minería, los grandes yacimientos de carbón en el centro del territorio se convirtieron en un nuevo motor económico y social; pero el departamento nunca ha perdido su vocación agropecuaria, y a la par de la actividad minera, han crecido otros renglones del agro como la palma de aceite, cuya producción actual supera las 90.000 hectáreas, sin dejar a un lado alternativas con grandes potencialidades como el cacao y el café.

EL CARBÓN TAMBIÉN LO IDENTIFICA

La historia del carbón en Cesar se remonta a los años ochenta, cuando los habitantes del municipio de La Jagua de Ibirico descubrieron depósitos de este mineral que fue usado como combustible para sus estufas.

La primera empresa en extraer carbón de manera profesional fue Carbones del Caribe; sin embargo, Drummond Ltd. fue la que abrió la primera mina a cielo abierto en el departamento, ubicada cerca del corregimiento de La Loma en el municipio de El Paso.

La llegada de la minería del carbón al Cesar implicó cambios en las dinámicas económicas y sociales del departamento. Cuando se conoció el potencial carbonífero del subsuelo, se dio un giro de las actividades de ganadería, pesca y agricultura para darle paso a la naciente industria extractiva.

Hoy día es una de las alternativas económicas, incluso la más fuerte, en el territorio, de ella dependen miles de familias específicamente en el corredor minero conformado por los municipios de Becerril, Agustín Codazzi, Chiriguaná, El Paso y La Jagua de Ibirico.

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