Especial Festival

‘Sus últimos años Omar lo dedicó a su familia, su locura de amor’: Mare García

Entrar a su corazón no fue fácil, una mezcla de sentimientos rodea su alma al recordar lo grande que fue Omar Geles, el último juglar, que aún después de su muerte, sigue adornando con sus melodías esta tierra, que vive de lleno el 58º Festival de la Leyenda Vallenata en su honor.

Nos referimos a Maren García, quien recorrió parte del ‘camino de la vida’ como esposa, compañera y amiga, junto al cantautor Omar Geles. Una mujer sencilla en el trato y  con un corazón cargado de vivencias que hoy, junto a sus tres hijos, no se cansa de asegurar que su compañero de vida fue un gigante en el folclor vallenato y se lo ‘merece todo’.

Abrió las puertas de su alma y de su hogar, una mañana con un sol radiante y tan brillante como cada de una de las palabras que expresa de su esposo. En su rostro se observa serenidad y tranquilidad, en su mirada una luz que se resiste a apagarse y en su corazón un amor que llega hasta el infinito por la persona con quien compartió por más de 20 años.

El diálogo inició en un espacio del hogar que inspira tranquilidad, el mismo en el que por muchos años Omar Geles cantó, bailó, sonrió e inculcó valores a sus tres últimos hijos, a su ‘locura de amor’.

Mencionar al cantautor llenó de lágrimas sus ojos, pero también de fuerzas para seguir ‘gritando’ al mundo, que Omar Geles lo logró todo. Dios le dio la oportunidad de componer, cantar, tocar acordeón, producir y caminar por la vida, haciendo música basadas en historias cotidianas.

Con ‘Cuatro Rosas’, ‘Acapulco’ y ‘Lo que vivió Mamá’, Omar le habló, a través de la música, a su esposa Maren.  Ahora a ella Dios le puso la tarea de enaltecer su legado, de llenar de rosas el jardín, que aunque está opacado por la tristeza, florecerá hasta el infinito con el amor a la familia y a sus hijos, como él siempre lo hizo.

NUESTRO CANTO ETERNO

“La vida sin Omar ha sido un camino difícil de recorrer. Es un vacío inmenso, es como un jugo sin azúcar, como una melodía que pierde su nota más brillante dentro de la familia. Fue el motor de nuestras alegrías, el que hacía que cada celebración tuviera un sentido especial. Hoy, en medio de esta gran fiesta, como es el Festival Vallenato, que tanto amaba, siento que será la última que podré vivir con el corazón completo, porque nada volverá a ser igual”, manifestó entre lágrimas mientras dialogaba con El País Vallenato.

De los últimos momentos que vivió con su esposo, Maren recuerda el concierto de Silvestre Dangond, donde Omar formó parte del espectáculo, realizado en El Campín. “Él en medio de su emoción y con sus ojos llenos de lágrimas, expresó que él podía hacer lo mismo, yo soy grande somos: Diomedes, Silvestre y Omar”.

Entre lágrimas y a la vez algunos gestos de alegría al expresar las cualidades del cantautor, Maren no dudó en manifestar que Omar fue más grande de lo que él pudo imaginarse, no solo por su música, sino por el corazón noble, generoso y humilde, que nunca dudó en tender la mano a tus colegas, en ser luz donde otros solo encontraban sombras.

EL FESTIVAL ERA SU ALEGRÍA

Recordarlo en estos días, y cerca del aniversario de su muerte, es muy duro y difícil para mí. “Para Omar, el Festival de la Leyenda Vallenata era su alegría, era la fiesta más importante en su vida. Donde quiera que esté, yo se que está viviendo entre melodías los homenajes que está recibiendo y los que se vivirán durante la programación de este año. Siempre supo que su legado era inmenso, y aún así, su humildad nunca se apartó de él”.

Omar Geles logró lo que muchos no han podido, ser juglar, un maestro de la vida convertida en canción, ya que de cada alegría, cada tristeza, hacía música que tocaba el alma y corazón.

OMAR FAMILIAR

Aparte de la faceta como artista, Maren no dudó en destacar las cualidades de Omar como hijo, esposo, padre y hermano; su familia era prioridad y los últimos años se los dedicó a su familia.

“En casa, fue el padre amoroso, el que enseñaba valores, el que jugaba, reía, oraba y soñaba al lado de sus hijos. Cada momento, cada domingo de películas, cada día de piscina, cada oración compartida, son ahora tesoros que quedarán vivos para siempre en el corazón de José Mario, José Juan e Isabella, quienes llevan su esencia, al igual que sus otros hijos que lo recuerdan entre lágrimas y alegrías. Ellos, harán de su vida una canción llena de amor y de fuerza”.

Asegura que como esposo, fue su primer amor, compañero de batallas, el que la enseñó que las adversidades se vencen de la mano. “Su amor fue incondicional, y no hay palabras que me falten decirle, porque en vida le dije todo: que lo amaba, que era mi todo, y que deseaba envejecer a su lado, aunque Dios nos los permitirá de otra manera”.

José Mario se parece a su papá, tiene la personalidad, es inquieto y se destaca ejecutando el acordeón. José Juan, es un niño noble, no da problemas y es obediente y tímido; también sacó la vena musical de su padre. Isabella tiene la personalidad de su padre, es muy ella, cualidades que lo inspiraron a componer ‘Amor de Papá, una pieza musical que la acompañará a dimensionar que ya no está y que solo a través de su música podrá seguirlo y palparlo.

NO ERA EGOÍSTA

Otra de las cualidades de Omar fue su divorcio con el egoísmo, nunca se atrevió a criticar a sus colegas, por el contrario, les tendía la mano y juntos le cantaban a la vida a través de sus composiciones.

Al consultarle sobre alguna anécdota, Maren recordó el impasse que vivió con el compositor Iván Ovalles, quien criticó el estilo de música que venía haciendo Omar, y la única respuesta que consiguió, fue con música, sonrisas y parranda.

“…Compongo este paseo a un colega, que le gusta el dinero más que todo en esta vida, no le importa este folclor, no le importa quien se muera…” le cantó Ovalles y la respuesta que consiguió de Omar fue: “Que no me critiquen porque compongo moderno, que no se mortifique, si grabo reguetón enseguida lo pego, porque en vallenato a ninguno le temo. Dios repartió los talentos como quiso, tú responde por los tuyos, yo respondo por los míos, no pierdo el tiempo criticando a mis colegas…”

Este fue un reflejo de quién era él para sus compañeros. No generaba controversia ni mucho menos rencor. Así era él.

 HOMENAJE MERECIDO

La desaparición física de Omar ha sido muy dura, dijo Maren, pero en medio de esta tristeza aplaude de pie el homenaje que se le hace a su esposo, será el mejor de la historia, es gratificante saber que la gente valora que él fue grande y una referencia para la música vallenata. Él se lo merece todo, trabajó para eso.

“Hoy, este homenaje no solo celebra al artista, sino al ser humano extraordinario que fue. Sé que donde esté, está sonriendo, viendo cómo el pueblo que lo amó reconoce su legado, porque Omar no sólo hizo música, sino que construyó puentes de amor con cada nota que compuso.


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