Trump y Benedetti imponen su estilo en un mundo con un futuro distópico…
Vivimos en un mundo convulsionado, la humanidad está cambiando drásticamente a un ritmo vertiginoso y todos somos testigos directos de ese acontecimiento, vemos a diario como la inteligencia artificial nos amplía las fronteras del conocimiento y nos aventura a lo incierto, los aliados están distanciándose y los enemigos eternos están descubriendo una peligrosa afinidad.
La mesa está servida para el caos, la crisis mundial de los inmigrantes, una creciente inflación que afecta principalmente el bolsillo de la clase trabajadora, el recrudecimiento de la violencia en oriente medio y en Ucrania, el estancamiento económico europeo, los intereses expansionistas de Rusia y China y las múltiples crisis socioeconómicas que nos aquejan sin tregua en América, son factores decisivos que generaron una tormenta perfecta; y como si fuera poco, la reelección de Donald Trump dio la estocada final que estremeció el orden mundial, nos guste o no, las cosas no volverán a ser como antes.
Todos conocíamos las habilidades del presidente de los Estados Unidos para jugar golf -mantiene un hándicap de 2.5, por lo que se encuentra en la categoría de golfistas avanzados-, pero lo que no sabíamos es que también tiene dotes de negociador y apostador, destrezas que ha demostrado estar dispuesto a llevar al límite en su segundo mandato.
Aparentemente, el presidente de la primera potencia mundial tiene todo a su favor para ganar, ¿qué podría salir mal?, consciente de su posición de poder, está empecinado en utilizar la fuerza y sobre todo, los aranceles comerciales -aun afectando su propio vecindario-, para lograr que todos se alineen con sus intereses; pues bien, como nosotros no nos quedamos atrás, también tenemos nuestro propio negociador en jefe, se trata del nuevo ministro del interior, quien aplicando una fórmula que a la fecha no ha sido expuesta públicamente, de una manera impresionante logró lo que parecía imposible, que en cuestión de días, la cámara de representantes destrabara y le diera vía libre a la más polémica de las reformas del gobierno del cambio.
Así como Trump inició conversaciones directas con Irán, con nuestro vecino Maduro y con el grupo terrorista Hamás, no sería mala idea aprovechar los dones de Benedetti para que puede concertar un acuerdo de paz con los narcotraficantes que se disputan el Catatumbo y las demás zonas estratégicas de nuestro territorio, de pronto sus buenos oficios puedan conseguir la anhelada paz total, incluso sus dotes de buen negociador podrían evitar los bloqueos que promueven constantemente los arroceros, los camioneros, los estudiantes y las comunidades indígenas.
Mientras que el presidente norteamericano, sin ruborizarse, intimida con el uso de la fuerza y con la amenaza de afectar el libre comercio, se desconoce qué estrategia esté utilizando el ministro del Interior para lograr sus propósitos, aunque la mayoría sospecha -se lo hicieron saber en una entrevista que le hicieron en las instalaciones del congreso-, que el ejecutivo está recurriendo a la mermelada, más ahora, que se avecina una contienda electoral en la que los congresistas se jugarán su puesto, el cual actualmente se encuentra cotizado al alza.
Pues bien, si en efecto es con mermelada que se sacó adelante la reforma a la salud, tarde o temprano estallará la polémica.
Si algo nos ha quedado claro en estos años de gobierno, es que las negociaciones que se hacen tras bambalinas terminan saliendo prontamente a la luz pública; un ejemplo de esto es el escándalo sin precedentes que se desató con las declaraciones que rindió el exdirector de la Dian y exministro de Comercio, Industria y Turismo, Luís Carlos Reyes Hernández, quien acusó a un amplio número de congresistas y distintos funcionarios de las altas esferas del poder, de pedirle cupos en la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales, lo más grave es que casualmente los puestos en cuestión se ubican en localidades vitales para las importaciones y exportaciones y, por ende, también para el contrabando, aliado vital del narcotráfico.
En todo caso, volviendo al primer triunfo del nuevo ministro, puede decirse que ganó una batalla, más no la guerra, ya que, la tarea no está terminada, el proyecto de ley tendrá que seguir su curso en la comisión séptima del senado, en la que se hundió la última vez que fue sometida a estudio del legislativo, escenario en el cual Benedetti no la tendrá nada fácil.
No podemos perder de vista que el propio presidente ha dicho públicamente que desde el inicio de su mandato ha intentado forjar acuerdos con distintos partidos políticos y que solo ha logrado cosechar traiciones, ya que, en privado le afirman que apoyarán las iniciativas que presente y después en el congreso terminan dándoles cristiana sepultura, así que, amanecerá y veremos si Benedetti logra cambiar esta tendencia.
Lo cierto es que el impacto Benedetti apenas se empieza a sentir, así como Donald Trump estremece el mundo, algo similar hace el nuevo ministro, guardando las proporciones, en nuestra realidad local -por algo Gustavo Bolívar y las más fervientes congresistas feministas lo quieren de nuevo mejor amigo-, no es casualidad que con su llegada a un cargo protagónico del gobierno, esté cogiendo forma una coalición integrada por políticos de diversos partidos con la que se buscará ganar las próximas elecciones presidenciales, cosa que hace apenas unas semanas parecía utópico, teniendo en cuenta la imagen desfavorable del presidente; indiscutiblemente, la lucha que desde ya se libra por ocupar la Casa de Nariño promete hacerse más interesante.
Así las cosas, si el flamante y renovado ministro del Interior consigue que se apruebe la reforma a la salud, deberíamos encargarlo de las negociaciones del aumento del salario mínimo del próximo año y, en lo personal, como tarea para que se consagre, le pediría que convenza a los hermanos Poncho y Emilianito Zuleta, para que, contra todos los pronósticos, graben juntos una última producción musical que enaltezca el folclor.
Por: Luís Alfredo Velásquez Maestre
Abogado Especialista en Derecho Administrativo
@abogluisvelasquez