Opinión

¡Es cierto!, es menos saludable un trago de whisky que un “pase”

Así como nadie sospechó un escenario tan caótico como el inédito consejo de ministros que, para bien o para mal, cautivó la atención tanto nacional como internacional, para sorpresa de muchos, la polémica frase que expresó el presidente de la República, que, por cierto, no tuvo gran despliegue en los medios de comunicación, encuentra respaldo en la ciencia, y sí, como enfáticamente lo señaló el primer mandatario, un trago de whisky afecta más la salud que un “pase”, aunque sea difícil de creer, la cocaína resulta menos perjudicial para la salud pública que el alcohol.

Este tema causa gran controversia, especialmente en nuestra región, ya que el licor (primero el ron que tomaban nuestros antepasados, luego el whisky que marcó las épocas doradas de abundancia que vinieron con las diferentes bonanzas, y actualmente el aguardiente que se produce en diferentes colores, junto con las múltiples clases de cerveza que nos ofrecen cotidianamente), convive con nuestras costumbres más arraigadas, entrelazándose íntimamente con nuestra oferta turística, por lo que es socialmente aceptado y muchas veces venerado; mientras que el “perico” no goza de la misma aceptación social, así sea una práctica que se ha generalizado con el pasar del tiempo, sin distingo de estratos sociales.

Pues bien, el 7 de febrero de este año, en el diario El Espectador se publicó un artículo escrito por la doctora Carolina Pinzón Gómez, directora del Área de Consumo de Drogas, Salud Pública y Educación del Centro de Estudios sobre Seguridad y Drogas de la Universidad de Los Andes, en donde se explicó claramente este asunto; la referida profesional, trajo a colación un estudio publicado en The Lancet por el profesor David Nutt, en el que se concluyó que el alcohol es la droga más dañina en términos globales, con un puntaje total de daño de 72 sobre 100, mientras que la cocaína alcanza solo 27 puntos; en la investigación se tuvieron en cuenta aspectos como la mortalidad específica de la droga, su impacto en la salud mental, la criminalidad asociada, el daño económico y su efecto en la comunidad.

En lo que respecta a nuestra realidad nacional, en el artículo en cita se hizo énfasis que, en términos de mortalidad, entre 2013 y 2020 se registraron 28.541 muertes asociadas al consumo de sustancias psicoactivas en el país, estando el alcohol presente en el 86,6% de los casos (24.723 muertes), mientras que la cocaína apareció en el 12,1% (3.469 muertes).

En este contexto, nos guste o no, está demostrado que el alcohol afecta más la salud pública que la cocaína, lo que bajo ninguna óptica puede entenderse como una apología al consumo de este tipo de sustancia, pues hay que partir del hecho que el estudio referenciado buscaba establecer cuál era la droga más dañina, es decir, que todas son perjudiciales para la salud y lo ideal sería no consumirlas.

Aunado a lo anterior, en el mundo existen múltiples ejemplos de talentos sobranatures que han deleitado a la humanidad con su genialidad en la música, en los deportes o en el arte de la política, y que, debido al abuso de la cocaína o del licor, han visto truncada su carrera y su vida misma.

En todo caso, no podemos pasar por alto que al ser nuestro país uno de los principales productores y exportadores de cocaína del mundo, hemos pagado un alto precio socioeconómico durante los años en qué se ha extendido la guerra contra el narcotrafico, la cual actualmente sigue causando múltiples estragos, perjudicando en primera medida a la población civil.

Ahora bien, nunca he probado la cocaína, pero como bebedor social soy testigo en primera persona de los estragos que el whisky causa en la salud, ya que he sido víctima de guayabos monumentales, tanto físicos como morales, inclusive, bajo los efectos del alcohol he estado en situaciones que han puesto mi vida en peligro, por lo que puedo dar fe de los riesgos que implica consumir en exceso bebidas embriagantes.

Así las cosas, bien sea que nos droguemos con trago o con otras sustancias, indiscutiblemente estamos afectando el óptimo desempeño de nuestro organismo, perjudicando tanto nuestra salud física como mental.

No obstante, estoy convencido que actualmente las personas son conscientes del daño que produce el licor a la salud, también creo que la disciplina que exige la práctica de deportes, lo que ha cobrado vital importancia hoy en día, también incide en este cambio de hábitos; muestra de esto, es que, en el mundo están en auge las bebidas sin alcohol, lo que obligó a las grandes industrias de ese sector a invertir sumas considerables de dinero en el desarrollo de cervezas y cocteles sin alcohol o que contengan una dosis mínima de este elemento.

Como reflexión final, quisiera dejar claro que, como defensor a ultranza del libre albedrío, pienso que el ser humano debe poder decidir si se hace daño o no, y en caso afirmativo, elegir la manera en que lo hace.

Por: Luís Alfredo Velásquez Maestre
Abogado Especialista en Derecho Administrativo
@abogluisvelasquez

 

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