Salud

Una alimentación adecuada mejora la supervivencia al cáncer

Entre el 40 y 90 por ciento de los pacientes oncológicos pueden presentar un alto riesgo de desnutrición, un problema que puede llevar a empeorar el pronóstico y afectar a la capacidad del cuerpo para resistir infecciones y recuperarse, por lo que la atención nutricional y una alimentación adecuada puede mejorar su supervivencia y su respuesta a los tratamientos.

Así lo asegura Iulia Alexandra Scorojanu, dietista-nutricionista y experta en nutrición oncológica, quien en una entrevista con EFE con motivo del Día mundial contra el cáncer, que se celebrará este martes, advierte de que un «estado nutricional deficitario, incluso antes del diagnóstico de cáncer, puede empeorar ese pronóstico y alargar la recuperación».

Una buena alimentación fortalece el sistema inmunológico

«Mantener una buena alimentación es fundamental, ya que no solo mejora esa tolerancia a los tratamientos oncológicos, sino que fortalece el sistema inmunológico, favorece la recuperación, reduce los efectos secundarios y mejora su calidad de vida», afirma.

A su juicio, en la sociedad actual las personas «estamos más sobrealimentadas y malnutridas debido también a una mala calidad en los hábitos alimenticios» y por ello, afirma, es «fundamental empezar a corregirlos» desde la Atención Primaria.

Alimentos básicos de la dieta mediterránea, como las leguminosas (garbanzos, lentejas o judías), están especialmente indicados. EFE/Archivo

Según Iula Alexandra Scorojanu, una nutrición adecuada «no solo tiene un impacto positivo en el bienestar del paciente, sino que también que puede generar una reducción significativa en los costos sanitarios, evitando complicaciones graves y hospitalizaciones prolongadas».

Ajustar la dieta

La dietista-nutricionista destaca la importancia de ajustar la dieta a las necesidades individuales del paciente, una «nutrición de precisión que implica diseñar un plan alimenticio completamente personalizado, ajustando la cantidad de calorías, proteínas, grasas o micronutrientes».

Por su parte, el presidente del Colegio de Dietistas-Nutricionistas de la Comunitat Valenciana (CODiNuCoVa), Luis Cabañas, reivindica la integración de estos profesionales en el ámbito hospitalario, para garantizar la atención nutricional a los pacientes oncológicos de manera gratuita, universal y equitativa, y también en Atención Primaria para favorecer la prevención de este tipo de patologías a través de la alimentación.

También reclama implementar cribados nutricionales tanto al momento del diagnóstico como seguimientos y controles durante la enfermedad y al alta para mejorar el estado de salud y la calidad de vida de los pacientes con cáncer.

Una mala alimentación, un problema derivado del cáncer

Uno de los problemas nutricionales mas prevalentes derivados del cáncer es la desnutrición, que afecta a entre el 40 y el 90 por ciento de los pacientes, dependiendo del tipo de tumor, la etapa de la enfermedad y el tratamiento recibido, según fuentes de la entidad colegial.

Entre los factores de esa desnutrición están la pérdida de apetito, dificultad para masticar o tragar (disfagia), náuseas, vómitos, diarrea o efectos secundarios de tratamientos como la quimioterapia y la radioterapia.

Como consecuencia de ese problema puede empeorar el pronóstico y afectar la capacidad del cuerpo para resistir infecciones y recuperarse de los tratamientos, según las fuentes, que señalan que los pacientes que reciben atención nutricional durante la quimioterapia tienen una mejora del 15 al 25 % en su respuesta al tratamiento.

Pérdida de peso

También puede haber una pérdida de peso rápida y no controlada, que está relacionada con el catabolismo acelerado que ocurre como respuesta al cáncer y sus tratamientos, y la sarcopenia, la pérdida de masa y función muscular que ocurre por un desbalance entre síntesis y degradación muscular debido al aumento de las citoquinas inflamatorias, ingesta inadecuada de proteínas, efectos secundarios de los tratamientos e inactividad física.

Los tratamientos pueden además alterar el sentido del gusto y el olfato, lo que puede hacer que los pacientes encuentren menos apetitosos los alimentos y, como resultado, coman menos.

En algunos casos, los pacientes oncológicos pueden tener problemas con la absorción de nutrientes debido a la afectación del tracto gastrointestinal o como consecuencia de los tratamientos, lo que puede generar deficiencias nutricionales.

Asimismo, la desnutrición en estos pacientes también puede estar asociada con la falta de nutrientes esenciales, como vitaminas D o B12, y minerales (hierro, calcio), lo que puede agravar su condición general.

A su vez, la desnutrición acarrea consecuencias como disminución de la inmunidad, fatiga o debilidad muscular, mayor riesgo de complicaciones postquirúrgicas u osteopenia (cuando la masa ósea o densidad mineral ósea es más baja que la normal), aumento de la toxicidad del tratamiento o trastornos del ánimo y depresión.

Cómo revertir la falta de nutrientes

La falta de nutrientes puede revertirse, especialmente si se detecta a tiempo y se implementan estrategias como una intervención nutricional precoz o el aporte óptimo de calorías y proteínas en la dieta.

Según las fuentes, para un correcto seguimiento nutricional la dieta debe ser alta en calorías, con proteínas de alta calidad o con contenido de alimentos ricos en vitaminas, minerales, antioxidantes y fitonutrientes; debe ser personalizada en base a los efectos secundarios y llevar asociada una hidratación adecuada.

Alimentos a evitar por el paciente oncológico

Según explica, no hay alimentos absolutamente prohibidos para personas con cáncer pero sí hay algunos que conviene evitar a consumir con moderación, como embutidos y productos ahumados, azúcares refinados, productos ultraprocesados (que pueden afectar al sistema inmune y contribuir a la inflamación) o las grasas trans presentes en alimentos fritos.

También debe evitarse el alcohol, ya que su consumo está relacionado con el aumento de varios tipos de cáncer y puede interferir en el tratamiento.

Por contra, es fundamental incluir en la dieta fruta y verdura fresca, a ser posible de temporada y locales, ya que son ricas en antioxidantes, así como cereales integrales, legumbres, pescados grasos como el salmón y las sardinas, y frutos secos, que aportan grasas saludables. EFE

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