Internacional

Los siete días de Trump que remecen el tablero de América Latina

En su primera semana como presidente de EE.UU., Donald Trump ha dejado claro que su relación con América Latina estará marcada por tensiones, amenazas y decisiones contundentes.

«EE.UU. no necesita a América Latina, pero la región sí necesita a nuestro país», afirmó al asumir el cargo. En los días siguientes a esas palabras, el republicano ha dado pasos para dejar claro que apuesta por mantener la hegemonía sin mayores concesiones.

América Latina se configura como un tablero estratégico en el que Trump busca reforzar sus objetivos en temas como la migración, el comercio y la geopolítica. Mientras algunos países muestran afinidad con su administración, otros se posicionan en firme oposición.

El presidente argentino, Javier Milei, fue uno de los pocos líderes de la región que asistieron a la investidura de Trump, en un intento de fortalecer las relaciones bilaterales. Durante el Foro Económico Mundial de Davos, el mandatario ‘libertario’ reiteró su intención de avanzar en un tratado de libre comercio con EE.UU. y sugirió que Argentina podría retirarse del Acuerdo de París, siguiendo los pasos de Washington.

En El Salvador, la relación entre Trump y Nayib Bukele cobró relevancia esta semana con la discusión de temas migratorios y de seguridad durante una llamada telefónica. Según la prensa, los dos mandatarios acordaron reactivar un acuerdo de asilo que permitiría a EE.UU. deportar migrantes de terceros países al territorio salvadoreño.

Campaña de deportaciones

Esta colaboración con Bukele contrasta con las fricciones de la Casa Blanca con México, que estos días han estado marcadas por la declaración de emergencia nacional en la frontera, el despliegue de 1.500 soldados y las deportaciones masivas de migrantes.

La presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, reiteró su apoyo a los migrantes y enfatizó la necesidad de mantener el diálogo con la administración estadounidense.

Por su parte, el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, presentó una queja formal ante Washington por el trato «denigrante» hacia migrantes brasileños deportados, mientras que en Colombia, Gustavo Petro rechazó la llegada de vuelos con deportados sin un protocolo de ‘trato digno’, lo que desencadenó una crisis diplomática.

En respuesta, el presidente estadounidense amenazó con imponer aranceles del 25 % a las exportaciones colombianas. Tras intensas negociaciones, el Gobierno de Petro terminó aceptando las condiciones de Washington, pero el episodio dejó en evidencia la fragilidad de la relaciones bilaterales.

El Grupo de Puebla expresó su preocupación por las deportaciones masivas y que consideró «inhumanas, indignas e ilegales». «Rechazamos de manera categórica las sanciones unilaterales contra Colombia anunciadas por el gobierno del presidente Trump con el evidente propósito de mostrar un caso ‘ejemplarizante’ a los países de la región, que no se solidaricen con la política xenofóbica e ilegal que viene adelantando contra todos los migrantes latinoamericanos persiguiéndolos como criminales», indicó en un comunicado.

Trump también reavivó el debate sobre el Canal de Panamá, al asegurar que su administración buscará «recuperar» el control de esta vía estratégica. Esta declaración desató una ola de indignación en el país centroamericano, al punto en que las autoridades denunciaron sus amenazas ante la ONU y reafirmaron su soberanía sobre esa infraestructura, construida tras décadas de lucha histórica.

También la relación de Trump con Cuba dio un paso atrás con la reincorporación de la isla a la lista de Estados Patrocinadores del Terrorismo, revirtiendo la decisión del expresidente Joe Biden. Con esta medida, se mantienen las sanciones económicas y las restricciones financieras, lo que afecta gravemente a sectores clave como el turismo y el comercio, al tiempo que repercute en el detrimento de la calidad de vida los habitantes del país caribeño.

Por otro lado, el presidente de EE.UU. anunció que evalúa dejar de comprar petróleo venezolano y ordenó la intensificación de las deportaciones de ciudadanos de esta nación vinculados a actividades delictivas.

A pesar de estas medidas, la designación de figuras clave en su administración, como el enviado especial para Misiones Especiales, Richard Grenell, genera incertidumbre: su perfil podría indicar una apertura a negociaciones en temas estratégicos.  Con RT

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