Chimpancés salvajes muestran una curiosa capacidad que une aún más a humanos y primates
Una característica que nos distingue a los humanos de los demás animales es que nosotros inventamos gestos individuales únicos que, aunque empezamos haciendo de manera inconsciente, con el tiempo acaban convirtiéndose en un elemento de nuestro lenguaje corporal personal y adquieren un significado que solo conocemos nosotros y nuestros seres cercanos. Sin embargo, tras observar el comportamiento social de chimpancés salvajes, los científicos han descubierto que estos primates, al igual que nosotros, también son capaces de crear gestos únicos para cada espécimen, informa The New York Times.
Un curioso gesto inventado por una cría de chimpancé y grabado por unos científicos en el Parque Nacional de Kibale (Uganda) ejemplifica esta capacidad a la perfección. Cuando la cría, llamada Lindsay, quería que su madre (Beryl) la llevara a cuestas, le tapaba un ojo con la mano, tras lo cual su madre la levantaba, se la colocaba sobre la espalda y se ponía en marcha. Se trata de un gesto que no se conoce que haga ningún otro chimpancé, sino que es su signo particular.
«Hay muchas palabras, gestos o cosas que son casi como chistes internos, que solo tienen sentido con otra persona», explica Bas van Boekholt, primatólogo de la Universidad de Zúrich, en Suiza. «Eso es muy habitual entre los humanos. Y ahora también vemos que ocurre en la naturaleza, en los chimpancés», añadió.
La cría de chimpancé aprendió este gesto a los tres años y medio de edad. Los investigadores no saben exactamente cómo adquirió el gesto su significado, pero suponen que surgió por accidente y está relacionado con una peculiaridad de la chimpancé madre, a la que le falta un ojo. Mientras estaba sobre la espalda de su madre, la cría probablemente se agarró a su cabeza y puede que sin darse cuenta le tapara el ojo sano, lo que generó en Beryl la reacción de ponerse a andar. Al darse cuenta de la conexión entre la acción y la respuesta, la hija chimpancé empezó a repetir el gesto. De acuerdo con los datos de los científicos, la travesura inicial se convirtió en una señal con significado cuando la cría de simio cumplió cuatro años y medio.
Los especialistas ya demostraron en varios estudios que los chimpancés disponen de un rico repertorio de gestos, que utilizan de formas que técnicamente podrían no considerarse lenguaje, pero que sin duda se asemejan a él.
De acuerdo con algunos investigadores, los gestos de los grandes simios son una parte fija del patrimonio biológico de la especie, un modo de comunicación relativamente limitado e inflexible, a diferencia del lenguaje y los gestos humanos. Según esta lógica, dado que el patrimonio es el mismo para todos los chimpancés, no deberían existir casos de «gestos idiosincrásicos», señales únicas utilizadas solo por uno o dos individuos.
Sin embargo, otros expertos insisten en que el papel principal en la formación de los gestos lo desempeña el aprendizaje social, que consiste en observar a otros chimpancés y repetir su comportamiento. En este caso, en el proceso de interacción, dos individuos pueden desarrollar una comprensión común de alguna señal particular que antes no tenía significado comunicativo. Esta hipótesis sugiere la posibilidad de que aparezcan gestos únicos con un significado específico. En su reciente estudio, publicado en la revista Animal Cognition, Bas van Boekholt y otros autores consideran que la historia de los dos chimpancés de Uganda confirma esta hipótesis.
«No puedes evitar notar lo humana que es esta interacción», indica Van Boekholt. «Me han dicho que [Lindsay] sigue utilizándola hoy en día, aunque definitivamente se está haciendo demasiado mayor para subirse a la espalda de su madre», añade el primatólogo. Con RT