Desde el amor, Yolanda Rincón lucha por la vida de Migue, su hijo con Diomedes Díaz
Esa mujer que la gente ve arrodillarse en cualquier momento en los pasillos del Hospital Universitario Mayor Méderi, de la ciudad de Bogotá, clamándole a Dios por la recuperación de su hijo Miguel Ángel, es Yolanda Rincón, una boyacense que vive desde hace mucho tiempo en la capital del país, y que desde hace más de 30 años viene corriendo de la mano del señor, disputando una carrera paralela a la muerte; ganándole por días, horas, y hasta por segundos, cuando ha pretendido arrebatarle la vida de su muchacho, fruto de la relación que tuvo con el cantante Diomedes Díaz.
A los 10 años de edad, luego de una biopsia por presentar mucha infección urinaria, al niño lo diagnosticaron con SAF catastrófico, que es una una enfermedad autoinmune con diversas manifestaciones, que se caracteriza por la presencia de trombosis en la red de vasos sanguíneos más pequeños que transportan oxígeno al cuerpo; por lo que genera falla multiorgánica y alta mortalidad. En otras palabras, una enfermedad que tapa arterias, destruye órganos y acaba con las defensas de un ser humano.
Cuando Yolanda se enteró de lo que esa enfermedad significaba en la vida de su retoñito, decidió consagrarse a él para poder sacarlo adelante. El tratamiento de las diálisis se inició a los 12 años y cuando el muchacho presentó un fuerte dolor de estómago, inició la pesadilla de la que aún no despiertan ambos. A los 23 años de edad Migue recibió de su madre un regaló que lo ayudaría a soportar la carga que llevaba su cuerpo, Yolanda le donó uno de sus riñones. Con esa bendición que su cuerpo no rechazó inicialmente, el joven agarró fuerza para continuar luchando. En ese tiempo trato de tener una vida lo más normal posible.
Miguel Ángel, Yolanda y Diomedes
Cuenta Yolanda, que ‘Migue’ siempre fue un niño amado por su padre, quien no perdía oportunidad de verlos cuando llegaba a Bogotá, y también de llamarlos cuando se encontraba en Valledupar. Y precisamente por esas llamadas desde Telecom, fue que Patricia Acosta, la esposa de Diomedes Díaz, se enteró de la presencia de ese otro hijo, por lo que le pidió a Diomedes, según cuenta Yolanda, que lo quería conocer. Diomedes organizó el viaje de Migue y su madre a Valledupar y así llegaron los dos a la casa de Patricia. A partir de ahí, se tejió una amistad entre las dos mujeres y una buena hermandad entre Migue y sus hermanos, hijos del matrimonio. Amistad y hermandad, que se conserva hasta el día de hoy.
También dice Yolanda, que conoció al Cacique a la edad de 17 años y que él la cultivó, que nunca vivió con él, por respeto a su amistad y al cariño que Patricia profesaba por su pequeño; pero que el cantante vivía pendiente de ellos, hasta que se separó de Patricia, ya que luego el resto de mujeres que llegaron no le daban las razones del niño a su padre. Sin embargo afirma, que cuando él iba a Bogotá se escapaba a visitarlo.
“Fue tan fuerte la relación de nosotros, que Diomedes me compró una maleta y me dijo, para que la tengas lista siempre que yo te llame que te vayas al aeropuerto para encontrarnos en cualquier parte. Y así fue. Esa maleta siempre estaba lista”. Explica la madre de Miguel Ángel. Y concluye diciendo, “La verdad yo me sentí plena, me dio mi lugar, me hacía sentir importante. Fue una relación de 35 años, siempre paseábamos con Migue y conocí a Mamá Vila, a sus hijos, a sus hermanos, a sus acordeoneros, las fincas que tenía allá, imagínese usted”
Migue y su entorno provinciano
“Mi hijo, es muy costeño, pese a que nació en el interior. Le gusta el arroz de palito, es pinchado como su papá, le gusta el chivo. Migue ama mucho a sus hermanos de Valledupar y ellos a él, quiere a sus tíos, a sus primos. Rafael Santos y su esposa Margarita, han estado muy pendiente de su enfermedad, ellos oran mucho por él. Son buenos hermanos, no tengo cómo quejarme de su familia costeña”.
“Como buen hijo del Cacique a Migue también le gusta el canto, pero su enfermedad le ha cortado las alas y ahora le toca cuidarse” confiesa su madre.
El hoy
Luego de hacer un recorrido, por esas dos vidas que están unidas por el amor, me enteré que Miguel Ángel es administrador de empresa, casado desde hace cinco años con Carol una psicóloga, pero su misma enfermedad no le ha permitido procrear un heredero.
Supe, que ‘Migue’ es un ser bueno, noble, lleno de fe y de esperanza por vivir.
Me enteré que el joven se ha ganado el corazón de médicos y enfermeras que se les aguan los ojos al sentir que se le escapa la vida.
Me dijeron también que esas ganas de vivir de Miguel Ángel no lo dejan partir, por mucho que la muerte ha venido a buscarlo.
Me contaron que han sido muchas veces que el muchacho se ha levantado, pero que ahora la cosa está más difícil, “porque perdió su piernita”, está muy débil, y pese a que las ganas por permanecer son inmensas, sus defensas están por el suelo.
Vislumbré el dolor de una madre mezclado con fe y resignación de lo que Dios decida, vislumbre la esperanza hecha persona, pero también vislumbré al ser más luchador y lleno de fe que haya conocido; y supe de dónde viene la certeza de no claudicar del joven.
Y comprobé, que uno no se va cuando uno quiere, sino cuando Dios lo necesite. Porque pesé a cuatro paros cardiorrespiratorios, haber perdido el riñón que le donó su madre, perder la pierna por infección, estar nuevamente intubado con defensas baja, descompensación, hemoglobina baja, plaquetas bajas, y además ser retirado del ventilador por un momento, bombeándolo para bajarlo a cirugía a retirarle el catéter infectado y resistir todo eso para que Miguel Ángel aún siga luchando por su vida con unos latidos mínimos, pero vivo; esto no tiene otro nombre, sino, Dios.
Solo me falta agregar que en esta charla con la madre de Migue, descubrí lo inmenso de la fe y la misericordia de Dios. Descubrí el amor inmenso sin límites y las mil formas de soltar. Sí, porqué Yolanda también pese a pedir por su vida, también lo ha soltado muchas veces y le ha pedido a Dios que sí es su voluntad, que lo tomé y se lo lleve a su lado y el señor le responde despertándolo de nuevo.
Ahora no sabemos qué pueda pasar, acabo de hablar con Yolanda y me dice que pese a todo, hoy sigue optimista, que sí bien “no ha mejorado, tampoco ha he empeorado” y eso la mantiene confiada, tratando no aceptar los conceptos negativos sobre un posible mañana, y sigue ahí, esperando y confiando como siempre en el señor.
Y por esta conversación intuí, que pase lo que pase con la salud de Migue de esta noche en adelante, darse por vencida no es opción para su madre, quien desde el amor, seguirá luchando para que su ‘Migue’ vuelva a contemplar otro mañana.