Posibles móviles detrás de la masacre en Aguachica: equivocación y extorsión, las hipótesis que investigan las autoridades
En Aguachica, Cesar, las autoridades siguen adelante con la investigación sobre la masacre que acabó con la vida de cuatro miembros de una familia de pastores, un crimen que ha consternado al país. Actualmente, un equipo especializado de la Policía Nacional y una fiscalía especializada están revisando casi 200 horas de grabaciones de cámaras de seguridad para trazar la ruta de escape de los sicarios y esclarecer las razones que llevaron a este asesinato múltiple.
Según las investigaciones preliminares, las cámaras han proporcionado imágenes cruciales de los asesinos, quienes recorrieron varias calles de la ciudad hasta llegar al restaurante donde se encontraban las víctimas: Marlón Lora, su esposa Yurlay Rincón y sus hijos Ángela y Santiago. En las grabaciones también se observa a uno de los sicarios, vestido con un suéter rosado, salir corriendo del restaurante y abordar la motocicleta en la que había llegado, mientras hablaba por teléfono móvil, posiblemente recibiendo instrucciones de otro cómplice.
Aunque las autoridades aún no descartan ninguna línea de investigación, las hipótesis que ganan fuerza son dos: una equivocación en el objetivo del ataque, pues se sospecha que el asesinato podría haber sido dirigido a una mujer vinculada con un narcotraficante, o que se trató de un acto relacionado con extorsión.
El brigadier general Herbert Luguiy Benavidez Valderrama, comandante de la Región de Policía N° 8, explicó que se han recibido varias llamadas desde que se publicaron los carteles con los rostros de los sospechosos. «El trabajo sigue adelante con un equipo especial de inteligencia, y estamos recibiendo información valiosa de la comunidad», comentó.
En relación a la posibilidad de extorsión, el personero de Aguachica, Nilson Hernández, reveló que Ángela Lora Rincón, una de las víctimas, había recibido amenazas extorsivas dos meses antes de la tragedia, aparentemente provenientes de una cárcel. Hernández comentó que la víctima había confiado en él, quien le sugirió acudir al Gaula y la Sijín para denunciar las amenazas.
No obstante, el funcionario aclaró que no podía confirmar con certeza que se tratara de una extorsión. «Ángela me había contado que recibía llamadas de un número sospechoso, pero nunca supe qué exigencias le hicieron. Todo indicaba que las amenazas provenían de alguien con acceso a la información pública», relató Hernández.
Por su parte, las autoridades municipales pidieron cautela a la ciudadanía respecto a los carteles con retratos hablados de los presuntos asesinos que circulan en redes sociales. Desde la Alcaldía de Aguachica se instó a evitar rumores y desinformación, apelando a que la comunidad se mantuviera informada solo a través de fuentes oficiales.
El caso sigue bajo investigación y las autoridades continúan trabajando para identificar a todos los implicados en este trágico suceso.