26 de noviembre
Opinión

Energía del agua

La deshumanización constituye una gran amenaza para la dignidad de las personas. Por la » faltar de agua», el hombre «se secó», y los sentimientos se instrumentalizaron; la vulneración de los derechos hoy se edifica como la estrategia más válida para surgir por encima de cualquier consideración que se tenga, frente a la oportunidad de ejercer un negocio, a expensas del ser humano que el mundo se consume.

El agua absorbe «Conciencia», y tiene la connotación de regenerar según tengamos en nuestro «ser» agua buena, ya que las moléculas del agua actúan para bien y para mal según nuestros juicios. Somos un 80% de agua, y podemos hacer esa «agua luminosa y misericordiosa», ya que cada uno tenemos esa opción de vida.

Conforme a la Biblia, en Juan 4:13-14, Jesús, respondiéndole a la samaritana le dijo: “Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; más el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.”

Siempre en mi ser, late la inspiración de mi mamá, a quien desde niña vi sembrar en la ayuda al prójimo, dar, iluminar vidas, servir y entregar a una comunidad con voluntad propia la admiración por la mujer humilde. Ella rindió tributo al amor, con su don alegre repleto de cariño, fruto del espíritu santo y de tener agua buena en su ser, y hoy se purifica, y deja el inmenso legado a mi familia de conservar y preservar el agua.

Ser autora de una tradición antiquísima de la que nadie habló, la convierte hoy en un icono de sensibilidad, mujer con visión social de mucha trascendencia que aún prosigue porque hoy la familia necesita regresar a la fuente y retomar los valores.

La tradición de Las Aguateras es una inspiración de servicio social con asociatividad válida para acabar con el secularismo.

Por: Gloria Muñoz Oñate.

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