22 de noviembre
Nacional

Escasez de medicina psiquiátrica tiene en crisis a pacientes en Antioquia

Desde comienzos de 2023 el país está sufriendo desabastecimiento de múltiples fármacos, como medicamentos para la hipertensión, la diabetes, afecciones cardiacas, entre otros.

El Invima en un reciente listado de abastecimiento y desabastecimiento de medicamentos advirtió que Colombia estaba desabastecido o en riesgo de desabastecerse de psicofármacos como Clobazam, Fenitoína, Fenitoína, Clozapina y Midazolam.

Este mes de octubre de 2024, el Hospital Mental de Antioquia, por su parte, alertó por una lista de por lo menos trece medicamentos ya agotados o en riesgo de agotarse.

“Estamos atravesando un desabastecimiento de medicamentos a nivel nacional, situación que escapa a nuestro control como institución debido a las repercusiones que puede tener en la salud mental de nuestros pacientes”, indicó la institución en un comunicado oficial.

En la lista publicada por la entidad aparecían medicamentos como Quetiapina, Duloxetina, Paroxetina, Trazodona, Pregabalina (25 y 150 miligramos), Risperidona, Venlafaxina, Olanzapina, Divalproato, Clobazam y Lamotrigina.

El hospital también advirtió que para este mes de octubre de 2024 se agotaron sus existencias de Escitalopram (de 10 y 20 miligramos), en el mes de noviembre se quedaría sin Pregabalina de 75 miligramos.

Por cuenta de esta situación, la entidad pidió a los pacientes y sus familias tener paciencia mientras se estabiliza la situación.

Muchos psiquiatras que trabajan en las salas de urgencias señalan que la escasez los ha obligado a tomar medidas desesperadas.

En conversaciones con el diario El Colombiano, la psiquiatra María Carmenza Escamilla, docente de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia, indicó que en años recientes ha conocido como colegas han tenido que suministrar medicamentos como tramadol a pacientes que llegan con síndromes de abstinencia severos por otras sustancias, por cuenta de la escasez de metadona, clave en estos casos.

Por otra parte, la profesora dice que otro medicamento que está en niveles críticos en la ciudad es el metilfenidato (más conocido por su nombre comercial Ritalina), y que es clave para el tratamiento de pacientes con trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH).

“Están ocurriendo dos situaciones que finalmente llevan a lo mismo. Por un lado, el desabastecimiento, como un tema de falta del medicamento, y el otro es dificultades administrativas, es decir, problemas entre entidades, farmacias, pagos de EPS a sus proveedores, en los que el paciente se termina quedando sin medicamentos”, dice la docente.

Escamilla también sostiene que no contar con el medicamento, es decir, una suspensión del mismo, trae como consecuencia una carga de disfuncionalidad. “Por ejemplo, un chico en el colegio o en la universidad ve interrumpido su tratamiento y ve afectado su rendimiento escolar y sufre problemas para cumplir con las exigencias del día a día y relacionarse con familia y amigos”, agrega.

Escamilla coincide en que muchos de los medicamentos que escasean tienen problemas en canales institucionales, pero se consiguen en farmacias.

“En temas de antidepresivos y antipsicóticos tengo la percepción de que es más un tema administrativo”, dice.

La docente agrega que en los hospitales, otro medicamento también clave para el tratamiento de pacientes con descompensaciones asociadas a adicciones es el tapentadol que hasta el momento no se volvió a ver.

Ramón Emilio Acevedo Cardona, exconcejal de Medellín, psiquiatra y nuevo gerente del Hospital Mental de Antioquia, le cuenta al medio mencionado que “en la práctica médica diaria la falta de medicamentos se traduce en un incremento en la presión sobre el servicio de urgencias y de hospitalizaciones”.

Además, afirma que gracias a que los pacientes suspenden sus tratamientos por falta de medicamentos, se descompensan y tienen que ser internados en el hospital. Acevedo también indica que “todos los psiquiatras de la ciudad, al igual que los del hospital, se ven forzados a implementar cambios en los tratamientos, que a veces pueden resolverse variando las dosis con una presentación de concentración diferente, pero en muchos otros implica buscar sustancias con efectos parecidos que muchas veces no tienen el impacto necesario”, concluye. Con Infobae

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