Fenalco critica cierre del piqueteadero de Doña Segunda y llama a reformar sanciones por factura electrónica
Jaime Alberto Cabal, presidente del gremio de los comerciantes (Fenalco), manifestó su rechazo ante el cierre temporal por tres días del icónico piqueteadero Doña Segunda en Bogotá, así como de otros 18 establecimientos. Cabal calificó como una “injusticia” el cierre de estos comercios debido a la falta de implementación de la factura electrónica.
La Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales (DIAN) ha cerrado 119 establecimientos de comercio en lo que va del año 2024 por no cumplir con la obligación de utilizar la factura electrónica. Esta normativa entró en vigor el 15 de diciembre de 2020, tras un proceso de pruebas piloto, capacitaciones masivas y visitas de orientación realizadas durante 2023, destinadas a facilitar la habilitación de los responsables de facturar.
Cabal subrayó que resulta esencial una reforma de las sanciones relacionadas con la factura electrónica. “Urge una reforma que evite que quienes aún no adoptan o están en proceso de implementación de la factura electrónica no sean perseguidos y sancionados como si hubieran cometido un crimen. Las autoridades administrativas deben obrar en consideración con las condiciones particulares de los ciudadanos”, enfatizó el líder gremial en redes sociales.
El presidente de Fenalco también expresó su solidaridad con Doña Segunda, resaltando que merece respeto y un trato digno. “La ausencia de la factura electrónica no puede ser vista ni tratada como evasión”, manifestó Cabal, añadiendo que las personas de la tercera edad, que generan empleo y pagan impuestos, merecen un trato digno.
El cierre de Doña Segunda es una muestra de lo que enfrentan los comerciantes pequeños, especialmente aquellos que, por diversas razones, no han podido implementar la factura electrónica. Cabal insistió en que Doña Segunda, como muchos otros comerciantes, lucha diariamente por sacar adelante a su familia y mantener sus negocios en funcionamiento.
El debate sobre la factura electrónica en Colombia comenzó años atrás, pero su implementación obligatoria ha sido un reto para muchos comercios. Aunque el calendario para la adopción definitiva culminó en diciembre de 2020, aún existen comerciantes en proceso de ajuste. Según Cabal, es necesario que las autoridades tengan en cuenta las dificultades y los contextos particulares de cada comercio antes de imponer sanciones que puedan afectar gravemente su sustento.
Las medidas punitivas de la Dian han sido ampliamente debatidas, y muchos sostienen que debería haber un enfoque más comprensivo y gradual. Cabal insistió en que no se puede tratar igual a quienes están en proceso de adaptación que a aquellos que incurren en evasión deliberada. La crítica principal radica en la necesidad de una mayor flexibilidad y apoyo a los pequeños comerciantes que buscan cumplir con la normativa, pero enfrentan obstáculos técnicos o económicos.
Las reacciones de los comerciantes y el público en general han sido diversas. Algunos apoyan las medidas de la Dian, argumentando que la digitalización es un paso necesario para la transparencia y modernización del comercio en Colombia. Otros, como Fenalco, abogan por un enfoque más empático y proactivo que incluya asistencia técnica continua y extensiones de plazos para quienes concluyen de buena fe.
La Dian cerró temporalmente, por tres días en total, el famoso piqueteadero Doña Segunda en Bogotá. La medida se debe al incumplimiento de la expedición de la factura electrónica y sus requisitos. La entidad realizó verificaciones y, como resultado, varios establecimientos comerciales fueron cerrados por no cumplir con esta obligación. En el caso de Doña Segunda, ubicada en el barrio 12 de octubre, la ausencia de la factura electrónica llevó al cierre. La Dian busca combatir la evasión fiscal y garantizar la transparencia en las transacciones comerciales, por eso asegura que siempre es importante exigir la factura electrónica al comprar bienes o servicios.
Tras el cierre temporal de su piqueteadero, Doña Segunda expresó su dolor y frustración. En declaraciones a los medios, visiblemente afectada, lamentó la sanción y criticó a la entidad, afirmando que “están violando la ley”. Aseguró que cumple con todas las exigencias fiscales y que no está evadiendo impuestos. Además, recordó que comenzó su negocio hace 60 años, vendiendo en una ollita en la esquina, y ha trabajado incansablemente para mantenerlo. Con Infobae