Resuelven el enigma del largo cuello de las jirafas
Una investigación liderada por biólogos de la Universidad Estatal de Pensilvania, de EE.UU., encontró pistas para resolver el misterio del largo cuello de las jirafas.
La principal hipótesis hasta ahora sostenía que la longitud del cuello se debía al combate entre machos, una pelea que resultaba en la selección de los individuos con el pescuezo más largo.
Sin embargo, de acuerdo con nuevos datos, las hembras tienen el cuello proporcionalmente más largo que los machos, para acceder a las hojas de los árboles de más difícil acceso, lo que, según los investigadores, podría haber contribuido a que desarrollaran un cogote de mayor longitud, señala una publicación de la casa de estudios.
El trabajo, que exploró las proporciones corporales de jirafas salvajes y cautivas, se describe en un artículo divulgado en la revista Mammalian Biology.
La clave es la alimentación, no el sexo
«La hipótesis del ‘cuello por el sexo’ suponía que los machos tenían el cogote más largo que las hembras», comentó el autor principal del estudio, Doug Cavener. «Y, técnicamente, tienen el cuello más largo, pero todo lo relacionado con los machos es más largo: son entre un 30 % y un 40 % más grandes que las hembras», explicó.
El equipo analizó miles de fotografías jirafas masai salvajes y cautivas, tanto de los repositorios públicos Flickr y SmugMug como de los archivos personales de los investigadores. Con el objetivo de medir de manera precisa las proporciones corporales de los animales, se utilizaron imágenes que cumplían criterios estrictos, como que las jirafas estuvieran ubicadas perpendicularmente a la cámara.
Diferencias entre machos y hembras
Los resultados mostraron que las jirafas adultas tienen el pescuezo y el torso, en proporción, más largos que los machos. Estos, por el contrario, tienen las patas delanteras más largas y el cogote más ancho.
El patrón descrito se observó tanto en las cautivas como en las salvajes. Además, al nacer, machos y hembras tienen las mismas proporciones corporales, que comienzan a diferenciarse a los tres años, aproximadamente. Con RT