22 de noviembre
Opinión

La Asertividad es mucho más que comunicación

“De alguna manera, los individuos ventajosos y desconsiderados detectan a los mansos/dependientes, los desnudan en la relación cara a cara, los descubren en la m irada huidiza, en el tono de voz apagado, la postura tensa, los gestos conciliadores, los circunloquios, las disculpas y la amabilidad excesiva. Los ubican, los ponen en la m ira y atacan.”
Walter Riso


Escuché la palabra asertividad por primera vez a inicio de década de los 90, cuando se puso de moda. Busqué la definición en un diccionario, y no la encontré. Me conformé entonces a utilizar el término con el primer concepto que aprendí: “Asertividad es decir algo de la mejor manera, sin herir al otro”. Y por casi una década estuve conforme, y hasta estaba convencido que la asertividad se limitaba a la comunicación.  Y lo más preocupante, me consideraba una persona asertiva, dado que en mi niñez y adolescencia fui un asertivo pasivo.

En 1998 un gran amigo, Carlos Gutiérrez Navas, conferencista especializado en temas de comunicación y crecimiento personal, expuso en el seminario “La autoestima, base para una adecuada educación”, que la asertividad tiene que ver con la autoestima, pero hasta hace poco no entendía como.

Al igual que tantas personas creía saber que es la asertividad, pero realmente no lo sabía, y peor aún, no la aplicaba, pues vivía con el paradigma de que se limitaba a “saber decir algo de la mejor manera sin ofender a otros”; y en esto ara un experto.  En muchas ocasiones debí tragarme mi enojo y decir las cosas con la mayor dulzura, siempre y cuando no traspasaran mi zona de privacidad y atentaran contra mi dignidad.  Sólo entonces, dejaba fluir mi asertividad agresiva; claro para defenderme, para hacerme respetar… ¿qué se creían los demás?

Todo empezó a cambiar en el 2002, cuando en el marco del proyecto de Transformación Organizacional que implementó Comfamiliar de La Guajira y el cual lideraba, tuve que asumir el proyecto de crecimiento personal “Mejorando la asertividad”, surgido de la medición del nivel de desempeño que se aplicó a todos lo funcionario de la caja de compensación, y en mi caso las pruebas socioemocionales evidenció baja seguridad y baja autovalía. El rapport arrojado por la herramienta digital, diseñada por el consultor, recomendaba leer los libros; El caballero de la armadura oxidada y Cuestión de dignidad.

Por fortuna comprendí que la asertividad no se limita a la comunicación y que ciertamente sirve para ganar autoestima. Comprendí lo que explicaba Walter Riso en su libro Cuestión de dignidad, donde escribe: “una persona sólo podrá mejorar la asertividad si primero toma conciencia de que su dignidad personal está siendo vapuleada y que por tanto necesita defender sus derechos. La asertividad es libertad emocional y de expresión, es una manera de descongestionar nuestro sistema de procesamiento y hacerlo más ágil y efectivo. Quienes practican una conducta asertiva son más seguras de sí misma, más tranquilas a la hora de amar y más transparentes y fluidas en la comunicación.”

Por lo anterior, Walter Riso identifica dos tipos de asertividad: La asertividad en afecto, que hace referencia a la capacidad para expresar sentimientos positivos, a través de palabras, como decir “te quiero”, o del contacto físico, como dar un abrazo o una caricia; y la asertividad en oposición, referida a la capacidad de ejercer y defender nuestros derechos personales sin violar los ajenos, como por ejemplo: decir no, expresar desacuerdos, dar una opinión contraria o no dejarse manipular.

El concepto de la asertividad ha evolucionado gracias a las aportaciones de la psicología positiva. En la actualidad, según la RAE la asertividad es: «Expresar su opinión de manera firme.» Pero de manera más estructurada, la asertividad se define como la habilidad que permite a las personas expresar de la manera adecuada, sin hostilidad ni agresividad, sus emociones frente a otra persona. En la actualidad la asertividad se ha convertido en una competencia esencial en el campo organizacional, toda vez que las personas que poseen esta cualidad expresan de manera directa y adecuada sus opiniones y sentimientos, tanto positivos como negativos.

En virtud a lo anterior, en el escrito web La asertividad: un desafío personal, esboza que “un asertivo o asertiva es el individuo que al comunicarse usa de esta cualidad para interrelacionarse con otras personas, en una conducta basada en el respeto hacia sí mismo, como hacia los demás. Esto implica comprometerse con los derechos de todos y todas, ser capaz de dialogar en la diferencia y tener la intención de llegar a acuerdos.” En consecuencia, comparte el siguiente perfil de una persona asertiva:

Pero a igual que el caballero de la armadura oxidada a veces perdemos la verdadera perspectiva de la vida y creernos que lo esencial para relacionarnos con otros es ser buena gente y generoso, y dedicar nuestra vida al servicio; pero debemos liberarnos de las barreras que nos impiden conocernos y amarnos a nosotros mismos para poder ser capaces de dar y recibir amor en abundancia. Esto nos permite recupera nuestra autoestima y seguridad en sí mismo.

Con mi proceso de crecimiento personal pude avanzar y hoy puedo compartir las características de una persona segura, que Maria Berentzen comparte en un escrito web estos 9 rasgos:

  1. Confían en sus instintos.
  2. Ven las dificultades como desafíos.
  1. Están concentradas y toman riesgos razonables.
  1. No tienen miedo de cometer errores.
  1. Se aceptan a sí mismas.
  1. Pueden sentir empatía por los demás.
  1. Se cuidan.
  1. Abordan las cosas directamente.
  1. Están felices consigo mismas.

Si, la asertividad es muy importante en la comunicación con los demás, pero ante todo es una afirmación de la propia valía que suprime la expuesto en l epígrafe. No se aprende a ser asertivo mediante técnicas de comunicación planteadas como recetas para lograr la comunicación efectiva; se aprende a ser asertivo mejorando la autoestima y siendo una persona segura de sí misma.

La asertividad, como toda competencia es un arte que debe fortalecerse con la práctica. Es menester lo que precisa al respecto Walter Riso: “Muchas de las personas que intentan pasar de la sumisión a la asertividad se exceden de revoluciones y caen en la agresividad. No obstante, el mecanismo pendular sumisión/agresión va acomodándose hasta encontrar un equilibrio funcional y saludable.”

Es indudable que muchos de los conflictos actuales se pueden solucionar de manera sencilla, con la voluntad de la gente. En la medida que más personas seamos asertivas, estaremos contribuyendo con la construcción de un mundo mejor.

Por: Carlos Rafael Melo Freyle

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