Domingo de Ramos, tradición que llenó de gozo a los vallenatos
El olor a inciensos y sahumerio, conducía el camino de los fieles hacia cada uno de los templos religiosos de Valledupar, este Domingo de Ramos, día que marca el inicio a la Semana Santa, los fieles católicos vivieron la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén, con un corazón lleno de esperanza y profundizando la transformación que Dios espera de cada ser humano.
Desde las 6:00 de la mañana las iglesias abrieron sus puertas, los fieles fueron llegando a presenciar la eucaristía, sin embargo, la oración en familia predominó sobre todas las cosas, las plegarias se hicieron presentes y las oraciones por un mejor futuro, fue lo que caracterizó a la feligresía este Domingo Ramos.
Con una palma en la mano, como símbolo de la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén, cada sacerdote inició la eucaristía. A su pasó bendecían las ramas que con fe, los fieles levantaban en señal de devoción. Recibir el agua bendita es el símbolo de un nuevo comienzo, de una transformación.
A la iglesia La Inmaculada Concepción, en el centro de Valledupar, los fieles llegaron con el alba, mientras las campanas sonaban en señal de una fiesta religiosa que desde ayer se inició como la Semana Mayor.
La procesión recorrió las calles del Viejo Valledupar y la concentración se centró en la plaza Alfonso López de Valledupar, donde monseñor Oscar Vélez Isaza, obispo de Diócesis de Valledupar, presidió la bendición de las palmas y la misa central en horas de la mañana.
Ana Cecilia Cortez, feligrés, llegó a la plaza Alfonso López con los primeros rayos del sol dando gracias a Dios por el momento. “Fue muy emocionante sentir la iglesia en el corazón, fue una mezcla de alegría y nostalgia, es decir a Dios gracias por la vida”.
ES UNA GRACIA, UNA BENDICIÓN
La misa central de Domingo de Ramos, estuvo presidida por monseñor Oscar Vélez Isaza, Obispo de la Diócesis de Valledupar, en la iglesia Inmaculada Concepción, quien reiteró que este Domingo de Ramos se vivió una gracia, una bendición al poder recibir, a los fieles en sus templos.
Es el domingo donde se resume toda la Semana Santa. La Pascua es muerte y vida, que el hombre triunfa sobre el pecado y sobre la muerte. “Vivamos la Semana Santa en recogimiento, siendo prudente, que no hay necesidad de pasar por encima de alguien para demostrar la fe, que no es fanatismo ni proselitismo”.
Alabad á Jehová, porque es bueno. Ese es el llamado a la feligresía para que viva con gozo la muerte y resurrección de Cristo.