Cuatro ex presidentes discutieron los desafíos inminentes del futuro regional
El cierre de la 12° reunión del World Strategic Forum (Foro Estratégico Mundial) reunió a cuatro ex presidentes latinoamericanos: Iván Duque (Colombia), Jorge Quiroga (Bolivia), Juan Guaidó (interino, Venezuela) y Jamil Mahuad (Ecuador). Después de la presencia de Mario Vargas Llosa en el encuentro organizado por The International Economic Forum of the Americas (IEFA) y el Centro Adam Smith para la Libertad Económica de la Universidad Internacional de Florida (FIU), una mesa fuerte sirvió para mantener a los dos centenares de asistentes atentos y participantes hasta el final.
El tema que los unió fue “El próximo capítulo de América Latina”: el futuro de la región. Debido a las preguntas del público, la última actividad del encuentro de más de 70 oradores de más de 20 países, en el histórico hotel Biltmore de Coral Gables, se extendió largamente y demoró unos minutos la recepción VIP que Carlos Díaz-Rosillo, fundador y director del Centro Adam Smith de FIU, había organizado para que el Nobel de Literatura peruano recibiera el afecto de quienes lo reconocieron con el Premio a la Trayectoria de la universidad. Fue también la fiesta del evento que, como co-presidente del World Strategic Forum 2023 junto con Bill Johnson, de IEFA, organizó en Miami.
El comienzo de la mesa coordinada por María Paula Romo, ex ministra del Interior de Ecuador, fue relajado gracias al dominio discursivo de Quiroga, quien osciló entre el humor y la severidad, siempre impasible. “Sé que muchos han venido desde largas distancias, pero nadie ha venido desde tan alto como yo: vivo en La Paz, Bolivia, a 3.650 metros (12.000 pies) de altura. Si alguna vez quieren ganar una apuesta, hagan esta pregunta: ¿cuál es la ciudad en la que Lionel Messi ha estado cuatro veces pero nunca ha marcado un gol? Pues es La Paz, Bolivia”.
Jorge Quiroga contra los pulpos
Su exposición se centraría en “dos cosas que suceden hoy y nos afectan a todos en el mundo entero”. La primera es que, “en la perspectiva desde Sudamérica, desafortunadamente, Estados Unidos y Europa, potencias económicamente con las que compartimos valores económicos y principios democráticos, no están abiertos a los negocios”. Actualmente, dijo, América Latina no puede conseguir “un acuerdo de libre comercio a través del Congreso estadounidense”. La situación con respecto a los convenios migratorios es idéntica.
En ambos casos, el pasado era distinto: “Cada cuatro años nos preguntaban ‘¿Prefieres a un republicano o a un demócrata?’ Yo siempre contestaba lo mismo: ‘¿Puedo usar una licuadora?’ Porque en general, los republicanos estaban más abiertos al comercio y los demócratas, a la inmigración. Pero he aquí que hoy parece que no podemos conseguir nada para ayudar a nuestra gente”.
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El caso de Europa parece un eco: “El Mercosur lleva 25 años negociando con Europa. Es el romance más largo de la historia: 25 años de negociaciones y no se consigue que se apruebe el acuerdo comercial para Sudamérica”.
En ese contexto, China se muestra abierta a los negocios. “Conozco todas las cosas malas del sistema político chino y no lo quiero”, siguió Quiroga. “Pero miremos a Sudamérica. Ecuador tiene acuerdos comerciales con China y, aunque (Guillermo) Lasso no es perfecto, no creo que se lo pueda acusar de ser miembro del Partido Comunista Chino. (Luis) Lacalle Pou, presidente de Uruguay: está en la fila para firmar un acuerdo de libre comercio con China porque lo intentó con Estados Unidos, lo intentó con Europa y no lo consiguió”.
El segundo tema de su exposición fue la existencia de “tres pulpos realmente malos y nefastos en el mundo, con tentáculos muy largos”, según definió a Rusia, Irán y Cuba. Habló de Bielorrusia, de Hamás y Hezbolá, de “la cabeza de nuestro pulpo, Cuba, un país dirigido por gente que lleva gobernando más tiempo del que yo llevo vivo, y ya me han hecho abuelo dos veces”. Y si usó esa imagen, dijo, fue para proyectar globalmente una situación que involucra a América Latina.
”A mis amigos en Europa les digo que aquí tenemos a alguien tan importante para nosotros como (Volodimir) Zelensky para ustedes: María Corina Machado en Venezuela”, argumentó. Preguntó si en la sala había seguidores de Luis Miguel y apeló a una de las canciones que ha interpretado para aludir a Machado: “La incondicional”. Cerró: “El último hombre de pie en Venezuela es una mujer, María Corina Machado. Y el momento es 2024″.
Las tres C de Iván Duque
El siguiente orador fue el ex presidente de Colombia, quien se preguntó por la posición de América Latina en las circunstancias globales actuales. “Tal vez los próximos años, si no décadas, van a estar marcados por tres C: clima, conflicto y crisis”.
Sobre el clima dijo, sin ambages, que dado que no se llegará a estabilizar la temperatura de la Tierra en 1,5°C más que la era preindustrial, “ya no es el momento de la mitigación, sino de la adaptación”. El cambio ha sucedido y, sin adaptación, “tendremos graves pérdidas en los próximos años”.
La importancia de América Latina es evidente, agregó: “Tenemos la cuenca del Amazonas, y la cuenca del Amazonas es quizá tan grande como Estados Unidos sin Alaska. Estamos hablando del punto de mayor biodiversidad del planeta, que concentra casi el 30% de toda la variedad de la vida en un solo lugar”. Y en la cuenca ya se han perdido superficies que equivalen a California y Texas, los dos estados más extensos de Estados Unidos después de Alaska.
Con respecto a la segunda C, Duque subrayó que conflictos actuales en el mundo “están interconectados”. Ucrania, por ejemplo, “no es sólo una agresión desencadenada por Vladimir Putin: es la batalla de la democracia contra la autocracia, es el mejor ejemplo de por qué hay que proteger a Europa”. El presidente ruso, argumentó, “no busca sólo el territorio que él cree que era parte de la Unión Soviética sino también un mayor control de las fuentes de energía de Europa”. Aunque el mundo se distraiga por otras urgencias, “la protección de Ucrania tiene que continuar, por costosa que sea, porque será mucho más costoso dejarla seguir su camino sola”.
En opinión del ex mandatario colombiano, muchos países latinoamericanos están mirando en otra dirección. “¿Por qué? Porque se metieron en la cama con Vladimir Putin”, dijo. “Y eso hay que denunciarlo, como lo que está pasando en Medio Oriente. Hamas es una organización terrorista y lo que hizo es el ejemplo de la brutalidad en todas sus dimensiones. Lo que está en juego aquí es quiénes están a favor del Estado de derecho y quiénes a favor del terrorismo. Claro que cualquier reacción debe basarse en el derecho internacional humanitario. Pero Hamas no puede seguir existiendo porque es un obstáculo para la solución pacífica de los dos estados”.
Con la última C, de crisis, Duque aludió a “la crisis de seguridad alimentaria que vamos a ver”. América Latina, aseguró, “puede ser parte de la solución: no sólo tenemos la mayor cantidad de tierra cultivable hoy para satisfacer las necesidades del planeta, sino que tenemos las principales fuentes de agua dulce y podemos convertir esta región en Arabia Saudita del porvenir si contamos con la inversión adecuada”. Además, agregó, la región tiene las mayores reservas de litio, cobre y otros materiales cruciales para la transición energética global.
Las perspectivas de Juan Guaidó y Jamil Mahuad
El ex presidente interino de Venezuela abrió su discurso con énfasis: “La democracia está bajo ataque en todo el mundo”, afirmó. “Hoy el dilema es regímenes autoritarios versus regímenes democráticos. Y la democracia es único camino hacia el progreso, la rendición de cuentas y la mejora de la calidad de vida de nuestra gente”.
Para Guaidó, la determinación es clave para enfrentar esos retos. Él puede mostrarla, según agradeció, por el apoyo internacional que recibió y le permitió “el privilegio de estar libre”. Destacó el papel crucial de otros líderes venezolanos, como María Corina Machado, y advirtió sobre la influencia de Cuba, Rusia, Irán y China en Venezuela: “Son fuerzas con operaciones significativas dentro del país”.
Tras destacar la ausencia de medios independientes en Venezuela como un obstáculo para la organización y la comunicación de la sociedad civil, describió el juego político en su país como un partido de fútbol en el que todo conspira en contra: “Enfrentamos una cancha inclinada a 45 grados, con una piedra como pelota, y el régimen nos ha secuestrado a los jugadores”, ilustró. Guaidó insistió en la necesidad de un esfuerzo conjunto para no solo ver un continente libre, sino también para hacer que la democracia “vuelva a ser atractiva”, en un momento en que menos de la mitad de la población confía en el sistema.
Para el cierre, el ex presidente Mahuad eligió ejemplos del sector privado en su país para confrontar una circunstancia malhadada: “En Ecuador tuvimos la peor crisis económica al mismo tiempo que nos golpeó muy duro (el fenómeno climático de) El Niño y se perdieron el 80% de nuestras exportaciones, a la vez que bajó el precio de nuestro petróleo”.
En esas circunstancias, recordó, “tomamos una gran decisión: sacrificar el sucre y adoptar el dólar”. Ecuador fue el primer país en abandonar su moneda, aseguró. En esas circunstancias, una empresa camaronera pensó distinto”, dijo, sobre la mayor compañía de su país, que recientemente hizo un acuerdo con la multinacional japonesa Mitsui.
Se detuvo un momento a recordar que las culturas asiáticas “gastan el 80% del tiempo en entender el problema y 20% en buscar una solución, mientras que nosotros en occidente hacemos al revés, y luego queremos venderles la solución a otros”. En su opinión, a mayor tiempo dedicado al problema, más claramente se ve. Por ejemplo, ante el caso de mortalidad del 90% de los camarones, la empresa no pensó en evitar las muertes sino en multiplicar el 10% de sobrevivientes. “El año pasado exportaron USD 1.600 millones”, concluyó.
Tres lecciones sacó Mahuad de ese y otros ejemplos. La primera, el peso de “la conexión entre lo privado y lo público”. Para él, lo más importante es “no interferir y dejar que toquen los músicos”. La segunda enseñanza es que ”cuando se identifica una ventaja competitiva, hay que usarla”. Puso un ejemplo: “Nosotros producimos bananas. No hay manera de plantar bananas en Alaska y ser competitivo”. Por último, destacó la importancia de la cultura: “En nuestros países, si sientas las bases y eres consistente, puedes prosperar. Estamos acostumbrados a lidiar con la dificultad, nunca tuvimos la calma y las reglas claras de Estados Unidos. Hemos vivido en la adversidad pero podemos prosperar”. Con Infobae