Coño…y que fue lo que hizo Silvestre…
Volvió Silvestre Dangond y «se formó la vaina»…con tendencia a moñona.
El artista Urumitero volvió de un retiro sin retiro, porque tan solo fue una pausa sin ausencia, en su exitoso camino musical.
Es que, hoy que tengo tres añejados periodos de 20 años cada uno, llega un artista brillante, que iluminó el horizonte del canto vallenato tradicional, con estas locuras. Son locuras de las buenas, la de un genio innovador y con mucha visión del futuro que acompaña al éxito.
Sí, porque su talento en el pasado reciente, recitaba el ánimo de conservar el legado musical que dejaban Jorge Oñate, Diomedes Diaz y Poncho Zuleta.
Pero este es el nuevo Silvestre Francisco Dangond Corrales, y nos trae un álbum que dice que «Ta malo», pero que en realidad está lleno de bondades artísticas.
Tiene tonalidades innovadoras en una producción inteligente y sobre todo con una publicidad arrolladora.
Escuchando este novedoso álbum, se me enredaron algunas fibras de mi renovado gusto musical, sobre todo en los temas: ¿Coño… qué pasó?…y «Ni media llamada».
Para mostrar argumentos en las letras de mis comentarios, quiero referirme a dos palabras que motivaron la escritura de esta columna. Son las palabras, asombro y «Coño». Estas descripciones semánticas son la esencia de lo que quiero decir sin apasionamientos ni crítica destructiva.
También, para hacer recordación de lo ya había comentado en otra oportunidad, y lo que hoy es una realidad y no una simple apreciación mía; es el hecho de que el lenguaje de la poesía vallenata, hoy vive escrita con todas sus vivencias, en un celular, para tomar vida en la redes sociales. Este escenario es el mundo que hoy crea y divulga la tendencia de nuestra amada música vallenata.
Entonces definir la palabra asombro, para entender el impacto en mis añejos gustosos musicales, se refiere a «describir la impresión en el ánimo que alguien o algo, le causa a una persona, especialmente por alguna cualidad extraordinaria o por ser algo inesperado».
Y definir la palabra «Coño», con y sin pudor, es importante porque en este último álbum es la expresión verbal que lo conectará con el universo musical de habla hispana. El término «Coño», muchas veces y en muchos lugares, es mal sonante por su referencia al órgano sexual femenino.
Pero también es el término que se da genéricamente a la persona que es originaria de España. En el caribe Colombiano se usa como expresión para manifestar sorpresa, desesperación y enfado. Los Venezolanos la usan de forma similar a todo el mar caribe con sus islas y continente.
Por eso fue que mi asombro y emoción llegaron a escuchar la trama de la canción del «Coño…que pasó», porque allí se describe con natural expresión una melodía sabrosa y pegajosa, en un ritmo de paseo que Silvestre creó con estructura y cadencia del aire tradicional. La melodía instrumental sale para comandar la esencia folclórica de una canción con un tema , que sin duda le da la bienvenida triunfal a Juan Camilo Guerra, al vallenato tradicional, en tiempos de poesía citadina y digital. La digitación de Juan Camilo y la voz de Silvestre, hizo de este tema una canción que invita a «bailar hasta un tullido»…con diría su padrino Jorge oñate. La temática se desprende de una llamada al celular que no es contestada por un amor resentido, y que le dice en un «me dejaste en visto»…. «que no le dio la gana de contestar». Al final el autor no sabe qué coño fue lo que hizo, para que ella le diera por la cabeza con el mazo de la indiferencia.
En la otra canción, llamada «Ni media llamada», el autor Luis Alonso Salja dice que tiene debilidad por un amor que se fue y que ahora que ya no tiene veinte años, cuando ha pasado por tantas penas que le ahogan el alma, intentando olvidar para seguir su camino, aparece ella y le despeina el alma, porque él no aguanta «Ni media llamada» para caer rendido a sus pies. Al final acepta que es su «traga» y un amor invencible.
Aquí, en esta canción, en un gesto sublime, la melodía que brota libre y espontánea, se va detrás del vallenato romántico y conmovedor de los Calderón, los Gutiérrez, Ovalle y Chiche Maestre. Luego en el acordeón que acompaña dulce y picante a la sinceridad de sus letras, mostró el brillo con los pasos del Cocha Molina y Alvarito López.
La temática de estas canciones y de las otras también, motivaron el intento por describir con ecuanimidad, la magia que usó el cantante Guajiro, para meter en su propia versión, la traducción del mensaje criollo que tiene el género vallenato, en un lenguaje «progre», gomelo y bacano. Lo hizo sin vainas raras, y pudo movilizar sin jirimiqueo el sentimiento de un corazón provinciano como el mío, y el de millares de paisanos también.
Porque hoy, las escrituras del éxito y el numeral más vistoso en el pedestal de las ventas de música vallenata, son de Silvestre Dangond Corrales.
La respuesta a cualquier interrogante de cómo pudo alcanzar el triunfo, indudablemente está en su inmenso talento, para actuar con versatilidad escénica y cantora.
Sí, porque Silvestre Francisco, de un solo «Coñazo» ha llevado al vallenato tradicional, a insospechadas fusiones con géneros que antes se creían incompatibles.
Claro que la plasticidad, el espacio armónico, verbal y escénico de la música vallenata, aguanta y con su magia a cualquier ritmo musical de cualquier parte del mundo.
Todo lo anterior estructura mi mensaje, para exaltar la forma de cómo carajos hizo Silvestre Dangond, para brincar de los potreros y de los ríos en la serie «Matilde Lina», de los sancochos de malanga con gallina criolla, al mundo digital, y seguir siendo el mismo «Silvestre»…el Urumitero, el pelao de monte y desparpajo.
Porque lo que hace Silvestre es asombroso, él transita por la música vallenata con vestido y zapato tradicional, en un camino lleno de tecnología y progreso semántico.
Definitivamente él hace música inteligente para el universo folclórico.
Porque hoy baila champeta, y mañana llora en una fusión de paseo vallenato, con un merengue, bachata y rock and roll.
Es impresionante verlo hacer un vibrato en un bolero revuelto con tango y salsa Antillana.
Definitivamente el ídolo ya nació, creció y es una realidad que vivimos, por eso sin tropel, ni sectarismo, gocemos de su talento. Porque hoy estamos ante un artista integral y quizás el más versátil que ha parido el país vallenato.
Alfredo Gutiérrez debería estar orgulloso de un alumno que, sin saberlo, es el que más se le parece en su versatilidad.
Porque Carlos Vives es versátil, más internacional y laureado que Dangond, pero NUNCA ha cantado vallenato tradicional con la esencia del monte y el tumbao del acento vallenato.
Finalmente creo que Silvestre, con este lenguaje de «encoñamiento», en su nueva lírica digital llegará muy lejos. Sí, porque el uso de la palabra «coño» es la estrategia idiomática que lo pondrá a cantar en ese «modo sexual» que hoy está de moda, y que se consume en el nuevo verso progresista y «vacilador».
Para los que ya nos estamos poniendo viejos, nos tocará seguir esperando el milagro para la eternidad de aquel vallenato de antaño, en las voces vigentes de Poncho Zuleta, Iván Villazón, Ivo Diaz y Farid Ortiz, para escuchar al vallenato con sabor a corral, a sancocho de leña y a romance sin bacanidad.
Bienvenido Silvestre Dangond, al humilde hogar de mi renovado e incluyente corazón.
Porque definitivamente: “Ta malo…¡Ta bueno!”.
Por: Augusto Aponte Sierra
Valledupar noviembre de 2023.