22 de noviembre
Opinión

Los Anhelos Básicos de toda Persona

                                                                                                                   “El enigma real de la vida no es qué ocurre cuando nosmorimos, sino qué ocurre antes. Si queremos comprender la muerte, necesitamos comprender la vida.”
Yuval Noah Harari
21 lecciones para el siglo XXI


Al igual que Yuval Noah Harari, quienes buscamos comprender la razón de la existencia humana hemos indagado, inicialmente fuera de nosotros, a través de diversas fuentes de conocimiento para llegar a la conclusión que todos los relatos que nos dan sentido e identidad son ficticios, pero los humanos necesitamos creer en ellos, toda vez que hemos aprendido a buscar fuera de nosotros para explicar todo lo que nos acontece. No obstante, es mediante la introspección como podemos conectarnos con nuestra verdadera esencia para empezar a vivir a plenitud; que allende a la humana, nuestra verdadera esencia es divina.

Si, en concordancia con Harari, la gran pregunta a la que se enfrentan los seres humanos no es: “¿Cuál es el sentido de la vida?”, sino: “¿Cómo podemos librarnos del sufrimiento?”. De modo que, si el lector quiere saber la verdad acerca del sentido de la vida y de su propia identidad, lo mejor para empezar es observar el sufrimiento propio y analizarlo, para hacerse consciente que el origen de éste se halla en las pautas de la propia mente. Cuando se quiere algo y no ocurre, la mente reacciona generando sufrimiento. Así pues, debemos entender que el sufrimiento no es una condición objetiva en el mundo exterior, simple y llanamente es una reacción mental generada por la propia mente. Aprender esto es el primer paso para dejar de generar más sufrimiento.

Estimado lector, a esta altura de lo leído, seguramente se preguntará: ¿qué tiene que ver el sufrimiento con los anhelos básicos de toda persona? Claro, siempre que se indaga a alguien por lo que más anhela en la vida, la respuesta, en términos generales, siempre es la misma: 1) Salud, como si esta se pudiese comprar; 2) Dinero; con la esperanza de encontrar el “ábrete sésamo” que lo conduzca a la cueva del tesoro; y 3) Amor, con la añoranza de poseer al ser amado y/o deleitarse con las pasiones de la carne.

Pero, desde una perspectiva psicológica, tal como asevera Dan Custer, “Todo ser humano tiene dos anhelos básicos: librarse del dolor y alcanzar el placer. Y para que ambos sean satisfechos, el individuo tiene que vivir en armonía con sus semejantes, adaptarse a su medio y, sobre todo, estar en paz consigo mismo.” Librarse del dolor no es otra casa que evitar el sufrimiento, y el único camino para ello es, en palabras de Harari, abandonando todos los relatos ficticios de dogmas religiosos, filosóficos, políticos, económicos, culturales y sociales, pues sólo así estaremos en condiciones de observar la realidad con mucha más claridad que antes; y si sabemos realmente la verdad sobre nosotros y sobre el mundo, nada podrá hacernos desgraciados. Pero, desde luego, como expresa Harari, esto es mucho más fácil de decir que de hacer.

Así, pues, si tú, lector, no eres tan feliz ni tan afortunado como deseas; si no te aprecias debidamente a ti mismo; si no experimentas el sentimiento de satisfacción y plenitud, es porque experimentas desajustes en alguno de estos términos –contigo mismo (en el interior) o con otros (en el exterior) manifestándose como trastorno o desarmonía en tu conciencia, en tu cuerpo, en tu bolsillo o en tus relaciones. En síntesis, la ausencia del placer en tu vida es llenada con dolor o sufrimiento.

Pero ¿qué ganamos con preocuparnos, enojarnos o impacientarnos contra las cadenas que nos atan?; lo importante es saber por qué y cómo estamos atados. Por tanto, el camino es entrar en sí mismo, y comenzar a examinarnos y entendernos. Simplemente, observémonos, identificamos la causa que nos ata, plantea Harari, y acota: “La observación de uno mismo nunca ha sido fácil, pero con el tiempo podría resultar aún más difícil”. Por eso la importante de utilizar ahora aquellas palabras de Sócrates grabadas por los antiguos griegos en el templo de Delfos: «Hombre, conócete a ti mismo

El dolor o sufrimiento de una persona es el resultado de la ignorancia (ausencia de conocimiento), y principalmente por no conocerse a sí mismo. Al obsérvanos podemos identificar su causa, y si estuviéramos listos y dispuestos a aprender, su lección puede guiarnos a mayor sabiduría, para luego desvanecerse (el dolor o sufrimiento). Pero la mayoría de la gente permanece inerme ante el sufrimiento, y éste se mantiene porque las personas no están dispuestas o preparadas para aprender la lección que vino a enseñarles.

Para clarificar lo anterior, utilizaré la siguiente experiencia que comparte James Allen en el libro Los Caminos de la felicidad. Un niño cada noche, cuando su madre lo metía a la cama, lloraba pidiendo le dejara jugar con la vela. Aconteció que una noche, cuando la madre se descuidó por un momento, el niño tomó la vela y se quemó el dedito. El llanto de esa noche no fue por el anhelo de obtener lo deseado (jugar con la vela), fue motivado por el dolor de la quemadura. Pero desde entonces el niño jamás deseó jugar de nuevo con la vela.

Así como el niño sufrió por su ignorancia de la naturaleza real del fuego, explica Ellen, los adultos sufren por su ignorancia de la naturaleza real de las cosas por las cuales claman y luchan; con la diferencia es que en el último caso la ignorancia y el dolor están más oscuros y más profundamente enraizados.

Por lo tanto, toda persona que quiera sacudirse el sufrimiento debe estar dispuesto y listo para aprender, y debe estar preparado para soportar el proceso disciplinario sin el cual no puede lograrse un poco de sabiduría o de felicidad duradera.

Según la perspectiva de Stephen Covey, cuando aprendemos a ser proactivos, a definir nuestro porqué, a priorizar nuestras acciones, a sentir una conciencia de abundancia y de prosperidad, a ser empáticos y asertivos, a pensar holísticamente y concebir el universo de manera sinérgica y a autoobservarnos periódicamente, empezamos a vivir plenamente y en armonía. O en términos de Miguel Ruiz: ser impecable con nuestras palabras, no tomar nada de manera personal, no hacer suposiciones y hacer siempre lo máximo que podamos. Este camino o aquel, u otros caminos para descubrir nuestra esencia espiritual y elevar nuestra conciencia, permite, en su transcurrir, que toda persona pueda disfrutar de los anhelos básicos, librándose del dolor y alcanzando el placer, pues el auténtico placer es ser uno con el universo, y disfrutar de todas las experiencias de la vida.

Por: Carlos Rafael Melo Freyle

Un comentario en «Los Anhelos Básicos de toda Persona»

  • «Sin la consciencia de la sombra, aceptación, perdón a uno mismo y transmutación de está, nos condenamos al sufrimiento»
    Reflexión acertada, en estos tiempos de oscuridad.

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