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Flora Martínez dice que papeles que le ofrecían la encasillaban como prostituta o sicaria

La actriz colombo-canadiense Flora Martínez dice en una entrevista con EFE que se alejó del cine porque los papeles que le ofrecían la encasillaban como drogadicta, sicaria o prostituta, al tiempo que reclamó porque esas temáticas no representan a Colombia.

“Era una necesidad. Me alejé del cine porque después de hacer una película tan importante como ‘Rosario Tijeras’ me dejaron ahí como enclaustrada y las únicas películas que me ofrecían tenía que ser o sicaria o drogadicta o prostituta, que son temáticas absolutamente válidas, pero después de un tiempo ya no quería más”, afirma.

Martínez, nacida en Montreal, regresa a la pantalla grande con “Itzia, Tango y Cacao”, una propuesta diferente a lo que hizo en el pasado como actriz, que es el opuesto a los asuntos de la cinematografía colombiana y en la que debuta como directora y es a la vez la protagonista de la historia.

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La actriz considera que los asuntos de violencia, narcotráfico y drogadicción son problemas latentes, pero que hay otros temas que definen mejor a su país y representan a su gente.

“Creo que de pronto no somos conscientes de que en Colombia sigamos exportando la imagen que hacemos con nuestra cinematografía. Realmente para un extranjero que nunca ha visitado Colombia y solamente la conoce a través de las películas que hacemos se lleva una muy triste y dolorosa imagen”, comenta.

Flora Martínez, aburrida de la temáticas narco

Martínez es de las que piensa que la gente no va a ver las producciones nacionales porque las películas se volvieron monotemáticas y solo tratan de narcotráfico, violencia o prostitución.

“Me aburrí de eso”, remarca y agrega que “todos los colombianos nos aburrimos y por eso solamente 3 de 100 personas van a ver cine colombiano, porque no nos sentimos reflejados positivamente”.

En ese sentido para ella el cine “es un espejo donde uno logra reaprenderse como ser humano, verse y entenderse”.

Desde su primera aparición en la televisión colombiana, cuando tenía 15 años, Flora Martínez se convirtió en un referente.

El salto al mercado internacional ocurrió tras protagonizar la película “Rosario Tijeras”, basada en el libro homónimo escrito por Jorge Franco y que se estrenó en Colombia en 2005.

“Películas como las que hizo Víctor Gaviria (La vendedora de rosas y Sumas y restas) fueron absolutamente necesarias para nuestra sociedad, pero seguir haciendo esas películas 30 años después creo que no nos permite evolucionar”, reflexiona.

Voz de los que no tienen

En “Itzia, tango y cacao” Martínez cumple el sueño de dirigir su primera película, en la que le da voz a las 500.000 personas con discapacidad auditiva de Colombia y también a las 120.000 familias campesinas que se dedican al cultivo del cacao.

Para ella el actuar y dirigir supuso “un reto gigantesco”.

“Solamente pude hacerlo porque ya llevaba un año y medio trabajando a Itzia, ya el personaje estaba tan logrado, lo tenía tan claro que solamente gracias a esto pude dirigir la película con el sentido de una mujer de discapacidad auditiva y darle otros pluses a la historia”, añade Flora Martínez.

La actriz preparó la película estando en contacto con la comunidad sorda, aprendiendo el lenguaje de señas y estudiando a fondo la realidad de este colectivo de personas al que ella describe como “seres de paz, luminosos y muy valientes”.

“Me siento muy orgullosa porque es la primera película suramericana que tiene una protagonista con discapacidad auditiva y la primera película sudamericana donde su protagonista es el fruto del cacao”, acota.

Debut como directora

La mitad de la película se rodó en San Vicente de Chucurí, ubicado en el departamento de Santander y considerado la capital cacaotera del país.

También hubo escenas filmadas en Zipaquirá, cuna del realismo mágico colombiano y ciudad que formó intelectualmente al premio nobel de Literatura Gabriel García Márquez.

“Creo que el realismo mágico es un legado que nos dejó Gabo, bellísimo, donde no se trata de cambiar la realidad, sino agregarle ese 50 % de magia que le hace falta y yo creo que la magia existe en la vida”, apunta.

También recalca que la cinta habla de la importancia de la fe, del perdón, de los lazos familiares y de sanar las relaciones con los padres, asuntos que ella considera que son lo “realmente importante de la vida”. Con EFE

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