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Indígenas de Bolivia aprenden costura y pastelería para empoderarse y combatir violencia

La pastelería y la costura de polleras, las amplias faldas características de las cholitas aimaras, se convirtieron en aliadas de la boliviana Flora Silva para promover el empoderamiento de indígenas de Bolivia con las que también comparte el contenido de la ley contra la violencia machista.

Detrás de esta iniciativa está la Asociación “Nayrar Sarapxañani”, vamos adelante en aimara, dirigida por Silva y presidida por el sacerdote español Diego Plá, para emprender programas de educación, nutrición y salud en las comunidades aimaras y quechuas del municipio boliviano de Mocomoco, a unos 218 kilómetros de La Paz.

Plá fue párroco de Mocomoco durante 14 años y cuando fue llamado a La Paz en 2019 con una nueva misión en la Conferencia Episcopal Boliviana (CEB), Silva quedó prácticamente a cargo de todo el proyecto, aunque siempre con el apoyo del sacerdote.

Indígenas de Bolivia empoderadas

Con la asociación echaron a andar iniciativas como los comedores para escolares de las comunidades de Pacobamba e Ingas, proyectos de forestación y reciclaje y ahora el programa para mujeres “porque son vulnerados sus derechos”, explicó Silva a EFE.

“Trabajamos en esta zona porque hay mucho maltrato hacia las mujeres, entonces hemos hecho hincapié en la Ley Integral para Garantizar a las Mujeres una Vida libre de Violencia”, señaló Silva.
La boliviana Flora Silva, directora de la Asociación «Nayrar Sarapxañani» (Vamos adelante en aymara), elabora panes, el 04 de octubre de 2023, en Mocomoco (Bolivia).

La boliviana Flora Silva, directora de la Asociación “Nayrar Sarapxañani” (Vamos adelante en aymara), elabora panes, en Mocomoco (Bolivia).

Las comunidades de Mocomoco se sitúan en valles y montañas entre los 3.200 y 4.000 metros de altitud y sus pobladores viven de la producción de papas, maíz y de la crianza de alpacas y ovejas.
Rompiendo ciclos

Nacida en Mocomoco y de origen aimara, Silva pudo constatar en su trabajo que el origen de las peleas en los hogares son la desconfianza, la cuestión económica y el consumo de alcohol.

“Y como han crecido en una sociedad violenta, ellos repiten la historia”, lamentó.

Fue precisamente un feminicidio ocurrido hace unos seis años en Mocomoco lo que motivó a la mujer a “hacer algo” para que las nuevas generaciones rompan estos ciclos.

Además vio la necesidad de promover el empoderamiento en las comunidades para que las mujeres “vayan aprendiendo un oficio para generar un ingreso y así poder ayudar en sus casas”, comentó.

Así gestó el programa en el que enseña a las indígenas de Bolivia a coser polleras y enaguas, a preparar bollería y también sobre la ley contra la violencia machista o ley 348.
Empoderar a las indígenas en muchos ámbitos

“Mi idea es no sólo el generar un ingreso en sus casas, sino poder empoderarlas en muchos ámbitos, que sean líderes en sus comunidades, que puedan hablar, pedir permiso con maneras para poder entrar en una reunión” comunal, explicó.

El trabajo se hace en talleres abiertos para todos los pobladores y también en grupos de mujeres que se reúnen dos veces al mes donde Silva también procura promover valores como el compañerismo o la empatía. Las protagonistas

La imparable Flora, cuya vida transcurre entre La Paz y Mocomoco, apeló a la pastelería para explicar a las indígenas sobre la ley 348, ya que el proceso para hacer un bizcocho “es delicado” frente a la dureza con que se amasan las marraquetas, los panes típicos de La Paz.

Silva es optimista frente a los resultados de sus programas, ya que ahora muchos de los esposos de las participantes las alientan para que no dejen de asistir, ya sea porque tendrán asegurada alguna delicia para la hora del té, o porque “les gusta que sus mujeres vayan aprendiendo cuáles son sus derechos”.

“Tenemos que aprender sobre la violencia”

La joven Nora Choconapi, que integra el grupo más nuevo creado en Mocomoco en agosto, manifestó a EFE sus ansias de aprender sobre la ley y los oficios para generarse un ingreso propio.

“En todo el país hay mucha violencia no sólo hacia las mujeres, también en los varones. Tenemos que aprender sobre las violencias. Hay mucho feminicidio y nos están enseñando cómo ya no puede haber esa violencia”, expresó.

Lourdes Cinchero es del grupo de Ingas de Bolivia y destacó que la pastelería y la costura son algo “bueno” para sus hogares y para “salir adelante”.

“Aquí no tenemos economía y la hermana (Flora) nos está ayudando mucho. Ella nos da telas, agujas, todos los materiales para coser”, explicó a EFE.

En su cruzada, la asociación tiene el apoyo de organizaciones como la española Amigos en Marcha, que financia los comedores, o Hermandad Alemania, que apoya el programa de difusión de la ley 348. Con EFE

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