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Inició el homenaje póstumo al maestro Fernando Botero en Bogotá

Minutos antes de las 11 de la mañana de este viernes 22 de septiembre, los restos del maestro Fernando Botero arribaron al Capitolio nacional en Bogotá, sede del Congreso de la República, lugar donde se realizará el homenaje al fallecido artista colombiano. El féretro del pintor y escultor fue escoltado por su hijos Lina Botero y Fernando Botero Zea.

Acompañado de soldados de la Guardia presidencial, el féretro del artista antioqueño fue trasladado hasta el en Salón Elíptico del Congreso de la República, donde iniciará su homenaje póstumo. Allí permanecerá en cámara ardiente durante tres días hasta el próximo lunes 25 de septiembre, cuando sus restos serán trasladados hasta la Catedral Primada donde se celebrará una misa a las 11:00 de la mañana. Finalmente, el maestro Botero volverá a su natal Medellín (Antioquia), donde continuará su homenaje de despedida.

El homenaje al fallecido pintor y escultor inició con unas palabras del jefe de protocolo de la Cámara de Representantes, Plinio Ordóñez, quien entregó un discurso a la familia del maestro Botero y destacó la trayectoria artística del maestro Botero.

“Colombia y el mundo lo despiden con tristeza en el corazón, pero con inmenso agradecimiento por ese legado inconmensurable que deja a la humanidad. El maestro Fernando Botero sembró en millares de personas el amor y la dedicación por la pintura, la escultura, la inspiración, la sensibilidad y la generosidad que transmitió en cada una de sus obras”, expresó Ordoñez ante la familia de Botero y los demás asistentes.

Tras unas lecturas del monseñor Sergio Pulido, párroco y delegado arzobispal, el turno fue para el presidente de la Cámara de Representantes, Andrés David Calle, y el presidente del Senado de la República, Iván Leonidas Name, quienes también destacaron la labor artística “universal” del maestro Botero y el legado que dejó al país y al mundo.

“Hoy nos embarga un profundo sentimiento de nostalgia, pero también de gratitud. De nostalgia por la partida del gran maestro, y gratitud por el gran legado de arte y cultura que nos deja. (…) Hoy nos sumimos en la nostalgia en el silencio que deja el pincel cuando descansa, para celebrar la vida y el legado de un titán del arte, el incomparable Fernando Botero”, expresó Calle.

El presidente del Senado de la República, por su parte, manifestó: “Hoy es un día en el que no pudimos cantar la primera estrofa del himno porque estábamos compungidos. (…) No sabíamos cómo hacer esta despedida, aquí hemos despedido a los mortales, a los heroicos colombianos, pero nunca habíamos despedido a un hombre universal, (…) a un hombre que detuvo al mundo por un instante y no lo hizo con la palabra de la política de la oratoria, del poder, de los gobiernos, sino lo hizo con un pincel y con sus manos”.

“Todo elogio al maestro Botero será insuficiente. Ahora viene su leyenda, la guardará no solo Colombia sino el mundo”, agregó Name.

“Un regalo que no duele no es un buen regalo”: Lina Botero en la despedida de su padre Fernando Botero

Las palabras más emotivas vinieron de la hija de Fernando Botero, Lina Botero Zea, a quién se le quebró la voz mientras recordaba la trayectoria artística de su padre, y el legado que dejó en el mundo del arte como las “imágenes de su infancia y adolescencia creciendo hacia los años 40″ y su “estilo personal y único (…) para él la belleza y la sensualidad del arte radica en la exaltación del volumen”.

“Mi papá nos deja muchas lecciones, en particular, su ejemplo de vida. Siempre admiré en él su valor y congruencia. Admiré en él que desde muy temprana edad reconoció su norte y se mantuvo fiel a él”, expresó Lina Botero, recordando que tan solo 15 años su padre se aventuró al mundo del arte, “a pesar de que su mamá predijo que de moriría de hambre”.

Mientras rememoraba las donaciones que su padre realizó al Museo Botero de Bogotá y al Museo Antioquia de Medellín, a la hija del artista antioqueño se le quebró la voz recordando el momento en el que su papá alistaba las obras que donaría a Colombia.

“Siempre me decía que esa fue la decisión más inteligente y más sabia que tomó jamás, porque lo que él donó se le había devuelto multiplicado mil veces por algo mucho más importante que el dinero: el afecto y el reconocimiento de la gente”, contó Botero Zea.

A renglón seguido, y ya con la voz quebrada, la hija del maestro Botero continuó: “Cuando estaba descolgando las obras de sus propias paredes dejándolas limpias, le pregunté ‘¿por qué no regalas todo y dejas al menos estas?’, y me respondió: ‘Porque un regalo que no duele no es un buen regalo’. Esa frase me quedó grabada en la memoria para siempre”. Con Infobae

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