JEP entregó restos de Marlon Peña, deportista desaparecido en Aguachica
Dieciséis años pasaron, para que la familia de Marlon Peña, deportista cesarense desparecido en Aguachica, obtuvieran una respuesta del Estado que condujera a ubicar el cuerpo de un joven que en su vida jamás se involucró con la violencia, solo era amante del fútbol y la música.
La incansable búsqueda de ‘Chayo’, como conocen a su mamá, dio origen a la Corporación Marlon Memorias y Huellas de un Desaparecido (Corpomemorias), que hoy acompaña a 23 madres buscadoras de Aguachica.
En la mañana del 21 de marzo de 2007, después salir a entregar la bicicleta con la cual trabajaba, Marlon fue visto por última vez, cerca de las instalaciones del hospital de Aguachica, Cesar. Desde ese día su familia no ha parado de buscarlo. Especialmente, su madre, quien este martes recibió a manos del magistrado Raúl Eduardo Sánchez, de la Sección de Ausencia de Reconocimiento de la JEP, el cuerpo de su hijo de 21 años.
Marlon es hijo de ‘Chayo’ Moreno y hermano de Jaime, Isaura, Paula, Liceth y Frank. Su desaparición, cuentan ellos, dejó un vacío grande en sus corazones. Por eso, ahora que tienen certeza sobre cuál es su paradero, sienten alivio. De recibirlo, pero también de despedirlo. De por fin darle digna sepultura.
Su identificación se dio en el marco de las medidas cautelar adoptadas por la JEP para proteger puntos de interés forense en donde se podrían hallar víctimas de desaparición forzada. Una decisión que se impartió por solicitud del Movimiento de Víctimas de Crímenes de Estado (MOVICE).
La medida cautelar tuvo origen en 2019, cuando la JEP ordenó proteger el cementerio informal San Martín, conocido como el cementerio de Los Pobres en Aguachica, Cesar. Durante años allí, en el predio ‘Los Mangos’, las personas de escasos recursos usaron un predio privado para enterrar a sus muertos.
Después de una tutela, y en cumplimiento de un contrato celebrado entre la alcaldía de ese municipio y la funeraria Luz Divina, los cuerpos fueron exhumados y trasladados por personal poco idóneo a varios cementerios, entre ellos, el Católico Central de esa misma ciudad. Es decir, sin cumplir los parámetros técnicos mínimos que garantizaran la integridad y preservación de los cuerpos. Vulneraron los derechos de las víctimas de desaparición forzada que, eventualmente, se encontraban allí, en condición de no identificados.
Ante esta situación, la Sección de Ausencia de Reconocimiento ordenó suspender las actividades de exhumación y traslado de cuerpos, ordenó una medida cautelar, inicialmente por 90 días hábiles, que se ha venido prorrogando hasta la fecha.
Esto, mientras que se garantice la adecuada realización del traslado de los cuerpos con parámetros técnico-científicos que permitan su preservación. Que respeten los derechos de las víctimas, entre ellos, los de quienes búsqueda a sus seres queridos desaparecidos durante el conflicto armado.
Precisamente, fue en el marco de ese trámite cautelar, que el 24 y 25 de mayo pasado en Valledupar, durante la audiencia pública de seguimiento, el Instituto Nacional de Medicina Legal aprovechó la alta participación de grupos de víctimas de la región y tomaron muestras de ADN que, posteriormente, fueron contrastados y alojados en sus bases de datos. Entre ellos, los de la familia de Marlon.
El ADN de la señora ‘Chayo’ coincidió con los restos óseos de Marlon Peña Moreno, que se encontraban almacenados en uno de sus laboratorios forenses. Así fue como, en coordinación con la familia y las demás entidades competentes, la misma Sala realiza este martes la diligencia de entrega digna en Aguachica, Cesar.
MASIVO RECIBIMIENTO
La noticia llenó de júbilo al municipio de Aguachica, donde sus habitantes realizaron una cicloruta para recibir los restos de Marlon.
En motos y carros, con una gran algarabía anunciaban el acontecimiento y dejando huella con volantes durante el recorrido, las calles de Aguachica le contaron a la comunidad, desde muy temprano, que Marlon estaba presente. Sus familiares y amigos hicieron un merecido homenaje para acompañar a ‘Chayo’, una madre que durante 16 años buscó incansablemente una explicación a la desaparición de su hijo.
Las flores, banderas y música acompañaron el recorrido en el que también participaron los magistrados de la JEP.