“Los escritores dejan de ser promesas cuando mueren”: Luis Felipe Núñez Mestre
No resulta nada fácil escudriñar el alma de un escritor cuando no se ha leído su obra y solo se tiene alguna reseña o referencia respecto de lo que este escribe. Es el caso de Luis Felipe Núñez Mestre, oriundo de Valledupar y recién galardonado con el premio literario Casa de las Américas, en la categoría de cuento con el libro “Todos Somos Islas” que saldrá a la luz pública a comienzos del año entrante. Durante un conversatorio en el marco de la Primera Feria del Libro realizada en Valledupar, este autor contó a los presentes cómo se fue formando en el arte de crear y escribir historias manifestando que su obra está basada en personajes y paisajes de todos los lugares en los que ha vivido destacando el concepto del ser caribe. “El Caribe ha tenido una narrativa descubrimiento, hay por dentro unas violencias y unas mentiras que nos constituyen, que son inherentes a todos nosotros, aspectos presentes en nuestra cotidianidad”
Escuchar a Luis Felipe en un escenario sin poderle cuestionar sobre sus relatos o sus personajes, es una especie de tortura, es como conformarse con el esqueleto o la estructura sin haber tenido contacto con la carne, con la esencia o el espíritu. Mientras esto sucede, respondiendo algunas preguntas sobre la forma en cómo escribe, dice que le gusta observar a las personas e imaginarse sus vidas en situaciones ridículas, o por ejemplo cuando está leyendo y no le gusta el final, piensa que podrían ser otros finales. “O cuando no me gusta una escena en una película, escribo el mismo relato y saco la escena, que termine de fantasear como el universo de todas las posibilidades, sentirse un pequeño tirano de esas realidades que ocurren dentro del texto y me da alegría meter las cosas que de otros libros en mis textos porque me siento como dialogando con las cosas que me gustan”.
El jurado de Casa de las Américas que evaluó la serie cuentos ganadores, entre 353 obras inscritas, concluye en su acta que este joven escritor vallenato logra “un cuadro estremecedor que incita rabia y a la vez compasión, sin respuestas ni moralejas, ni elucubraciones ontológicas, ni finales predecibles, pero que obligan al lector a reflexionar”. Esta afirmación concuerda con el análisis que él mismo hace de su oficio cuando dice “Es como verse uno mismo reflejado en un papel, pero también ese juego de ida y vuelta, de cómo veo a los demás, mi mirada sobre los demás constituye identidad necesariamente. Uno se llena de cosas que termina desconociendo como, por ejemplo, la música, una la escucha en presente pero cuando uno repara en un instrumento, en una nota, después esa nota puede estar en otro punto. Uno siempre está descubriendo el pasado y también es imposible descubrirlo porque la percepción de quien describe la realidad cambia la percepción del recuerdo entonces creo que es un ejercicio infinito”.
Núñez Mestre hizo una reflexión de su vida de escritor confesando que hay algo que ha aprendido a que no le moleste tanto, pero que lo ha puesto a pensar mucho en estos últimos meses. “Desde que tengo 20 años todo el mundo dice que soy una promesa. Después de los premios también me dicen que soy una promesa, entonces, creo que la escritura es ante todo promesa, creo que los escritores dejan de ser promesas cuando se mueren”. En este mismo sentido expresa que los textos que escribe lo dejan insatisfecho porque siempre se cambian respecto al escritor que empezó a construirlos. “Creo que esa promesa del reflejo de uno y de los demás con uno mismo en el texto, siempre se desdibuja, siempre hay una promesa en el texto, tanto, que se cambia y se tiene que escribir otro porque nunca se consigue, es siempre una promesa”.
Este ciudadano del caribe, que necesita un lugar limpio y bien iluminado para escribir, piensa que el hacedor de literatura debe quitarse esa pretensión de la originalidad, dejar de creerse el centro del planeta y pensar que su soledad es suficiente para narrar. “Es un error creerse irrepetible”.
Por Alba Quintero Almenárez