Madre en Santander mató a su hijo y luego fingió que lo habían secuestrado
El 10 de junio del 2009, al sur de Bucaramanga, una madre fingió el secuestro de su hijo recién nacido para ocultar que ella lo había lanzado por un abismo en la capital de Santander.
En el barrrio Chacarita, en Piedecuesta, la mujer identificada como Johana Andrea Macías Rangel, la madre del bebé realtó en ese momento que dos hombres y una mujer entraron a su casa, le exigieron que tomara a su hijo y se le llevaron.
De acuerdo, con la versión de Johana, la trasladaron hasta un sector de la vía principal en un Renault 4 de color azul, la dejaron en este sector y continuaron con el menor.
La comunidad preocupada por la tragedia, clamaron por la liberación del pequeño. Hubo movilizaciones, carteles en los que se exigía la libertad, en su moemento se llegaron a ofrecer hasta 70 millones de pesos por información que permitiera dar con el paradero de los responsables.
Después de 12 días del nacimiento del bebé, en la tarde del 16 de junio fue hallado sin vida. Su cadáver fue encontrado en una bolsa negra en una finca conocida como Potreros, de la vereda San José de Aratoca, vía entre Bucaramanga y San Gil, en el sector del cañón del Chicamocha.
Luego de la investigación de las autoridades, fue capturada Johana Macías como principal sospechosa del criimen.
Versión de la madre
En la clínica de Cañaveral en Floridablanca, nació el niño en la noche del 4 de junio de 2009. Su hogar conformado por los docentes Orlando Mosquera Galvis, de 26 años, y Johana Macías.
Macías, profesora del Colegio Nuestra Señora del Rosario Floridablanca, denunció luego de seis días del nacimiento de su hijo, el secuestro. Según su versión señalaba que las personas que se llevaron a su bebé, hacia las 2:30 p. m. del 10 de junio, la llevaron hasta el sector de Pescadero, a 50 kilómetros de Bucaramanga, donde la dejaron y siguieron con el menor.
Sin embargo, los investigadores comenzaron les surgió sospecha, pues al entrevistar a vecinos del barrio Chacarita, varios confirmaron no haber visto nada extraño aquel día. Adicional, en la investigación no fue claro cómo las personas habían entrado a la casa.
En medio de la investigación, una las declaraciones de Johana explicó que al regresar el candado de la vivienda estaba puesto en la reja. Según los especialistas en criminalística, no les parecía lógico que tres secuestradores dejarán cerrado con candado en medio de un secuestro.
Además, otro detalle que les pareció extraño a los investigadores es el de la distancia que recorrió la madre. Según el registro del diario El Tiempo en aquel momento, los encargados de realizar las pesquisas del hecho pronunciaron que el recorrido desde dicho punto donde abandonaron a Johana hasta la vivienda (unos cuatro kilómetros de distancia) no contaba de buenas condiciones.
Después de verse sin salida, Johana cambió la versión de sus declaraciones, explicó que había recibido una llamada de un desconocido que le dijo que debía tomar al bebé y dirigirse en taxi hasta la zona de los paraderos para tomar un bus y viajar a San Gil. Debía bajarse en el peaje de Pescadero para entregarle el bebé a una mujer. Johana le contó al Gaula que la persona que la llamó la amenazó con hacerles daño a su esposo y a su otra hija si no cumplía con las instrucciones dadas.
Una vez más, ninguna de las personas interrrogadas por las autoridades dio razón de la segunda versión de la madre joven, razón por la cual se aumentaron las sospechas.
Finalmente, a Johana fue llevada a la cárcel de mujeres de Bucaramanga. A las audiencias condenatorias realizadas por el presunto asesinato, trato de linchar a la madre, quien fue conducida en una tanqueta del Esmad de la Policía.
Una de las valoraciones psiquiátricas de aquel entonces señaló que Johana registraba síntomas depresivos, sin embargo, la mujer siempre negó haber asesinado a su bebé. Tras un largo proceso, el juzgado quinto penal del circuito de Bucaramanga condenó a Johana Macías a 37 años y seis meses de cárcel el 1.º de diciembre de 2011. Con Infobae