Uruguay lucha contra el contrabando de pollo que evade millones de dólares al año
El problema del contrabando de pollo brasileño en Uruguay es “de larga data e insoluble”, describió el titular de la Cámara Uruguaya de Procesadores Avícolas, Domingo Estévez. No se trata de micro contrabando, “contrabando de hormiga de la gente de la frontera”, sino que tiene que ver con camiones enteros que cruzan la frontera con toneladas de pollo.
En octubre de 2021, por ejemplo, se incautó un vehículo que cruzaba con seis toneladas de carne avícola. En julio, una camioneta circulaba con 800 kilos y en abril un auto con las mismas cantidades. “Eso sí es preocupante”, afirmó a La Diaria y agregó que “hemos hecho denuncias, con suerte muy variable”.
Ya por el año 2015, la cámara denunció ante las autoridades gubernamentales el ingreso ilegal de pollo brasileño a través de la frontera uruguaya. Aquello fue respaldado por un documento que recopilaba casos de tráfico en el área limítrofe y que concluía que el negocio evadía fiscalmente un total de 40 millones de dólares anuales.
Otro documento indica que en 2021 el 96,7% del pollo que se comercializó en Uruguay era de origen nacional. El pollo importado ocupó un 3,3% del mercado interno. Además, el año pasado se importaron casi 2.500 toneladas de pollo de las que aproximadamente 300 (el 12%) ingresaron de forma legal desde Brasil.
Aunque en 2015 la acusación se dirigía a la región fronteriza, se mencionaba la sospecha de que llegaran pollos de contrabando al sur del país. Aunque el contrabando siempre existió, “el tema es cuando llega mucho más allá de las fronteras con Brasil, cuando de repente están llegando productos de contrabando hasta Montevideo”, dijo Estévez.
En Montevideo, la carne avícola “se vende en todos los lugares”, incluso en carnicerías habilitadas. Sin embargo, aclaró que no se percibe un crecimiento de la situación en la capital uruguaya.
Daniel Pereyra, vocero de la Cooperativa Nacional de Fasoneros de Pollos Unidos, por su parte, cree que en Montevideo se vende “en todos lados” y que incluso en “comercios habilitados que meten parte de su mercadería de contrabando”. De cualquier forma, coincide con que el negocio “es menor” al sur del país. “Hubo un momento en que llegaba suprema brasileña de contrabando hasta pueblos de Canelones (también al sur)”, acotó.
A pesar de la existencia del contrabando, la situación no genera una preocupación especial dentro del sector avícola. “En este momento no tengo referencia de que [el contrabando] se esté produciendo en grandes cantidades”, aunque “sabemos que algo se encontró y se decomisó”, comentó Estévez.
Debido a la llegada de la pandemia, existió un “mayor control de la frontera” lo que “hizo que se parara mucho el contrabando”, agregó Pereyra. “Ya no es aquello que era tierra de nadie”, dijo.
Estévez afirmó que “desde que el Ejército está ayudando al control en las fronteras se ha decomisado más pollo de contrabando, eso es bueno”, pero también advirtió que existe otro factor: la actual relación de precios entre Uruguay y Brasil es similar y eso influye en el nivel de contrabando.
Si los precios en el mercado uruguayo fueran más altos, “capaz que ahí la tentación de correr el riesgo de una acción ilegal tienta más”, señaló.
En esa línea, Pereyra opinó que “cuando el margen [económico] es más grande, el contrabandista arriesga más. En estos momentos el margen no es tan grande y [el contrabando] se ve mucho menos”. Lo que sucede es que del lado brasileño el mercado del pollo también es enorme. De hecho, Brasil es el principal país exportador de carne avícola en el mundo.
El vocero de la Cooperativa Nacional de Fasoneros de Pollos Unidos planteó como problema su incertidumbre sobre qué pasará cuando la pandemia “afloje” y “los controles vuelven a quedar sólo en Aduanas” donde “claramente fallaba y sigue fallando, porque los agarran después de pasar la aduana”.
Por otra parte, Germán Möller, presidente de la Asociación Nacional de Carniceros, planteó que los factores analizados sobre por qué el contrabando de carne avícola ha disminuido es “parte de una suposición” y “es muy difícil de cuantificar” la cantidad de mercadería ilegal.
“Todos decimos que sí, que entra, pero después, al final, cuando hay que poner los números arriba de la mesa… yo no te puedo afirmar que sea así realmente”, concluyó Möller. Con Infobae