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La Paz sigue llorando a su Jilguero

“En un pueblito cerquita al valle/ nació un muchacho con una estrella/ con el prodigio de una voz muy bella/ lo que ha hecho ser importante”, es uno de los versos de la canción ‘El Jilguero’, del compositor Emiliano Zuleta Díaz e interpretada por Jorge Oñate, el grande del vallenato, a quien su tierra natal La Paz, lo sigue llorando luego de un año de su partida.

Sus calles pintorescas donde en cada rincón hay un legado del maestro Oñate, sigue marcadas por la tristeza por la ausencia de su gran artista, el hombre humanitario y el defensor de su pueblo. Fue quien dio a conocer la almojábana en el país y el mundo.

Aseguran haber quedado ‘huérfanos en el folclor vallenato’. La pieza musical ‘La Paz es mi pueblo’ retumba en cada rincón con orgullo y hoy más que nunca se convierte en el himno de los actos que se realizarán en su honor.

Recorrer el municipio de La Paz, ubicado a escasos minutos de la capital del Cesar, Valledupar, sigue siendo una nostalgia. Sus habitantes no se resignan haberse quedado en silencio, al contrario, sus éxitos musicales se siguen escuchando en residencias, plazas y avenidas.

José Enrique Ferias, jefe de la Oficina de Cultura de la Alcaldía de La Paz, aseguró que Jorge Oñate para el municipio de La Paz representaba la máxima figura en el tema cultural y artístico. “Nos representó más allá de la frontera colombiana y en el territorio nacional. La Paz lo llora, quedamos solos, sin esa representación en el folclor vallenato”.

CON SU MÚSICA DIO A CONOCER A LA PAZ

Sergio Santana, quien fue compadre de Oñate, no dudó en afirmar que aún lo lloran como el primer día. “Fue un ícono del vallenato en el municipio, era una persona que se daba a querer, servicial y un gran ser humano. Lo recuerdo como un padre más que tuve en la vida, porque a parte de ser mi compadre, hizo muchas cosas por mí”.

Margarita Contreras, vendedora de almojábanas, recordó al ‘Ruiseñor del Cesar’ como un gran caballero que defendió a capa y espalda el vallenato. También enalteció la cultura pacífica por sus orígenes, era la carta de presentación del municipio de La Paz y de patrimonio la almojábana.

“Era una bella persona, apoyaba a la gente necesitada de La Paz. Oñate no solo era el cantante, era el ser humano siempre dispuesto a tender la mano”, afirmó Mario Javier Rodríguez.

Briceida Patricia Rodríguez, también habitante de La Paz, agregó que ha sido un año muy triste para el municipio, pero a la vez un tiempo en el que sus habitantes se han dedicado a enaltecer todo lo que Oñate hizo por la música y su tierra.

Su primo Augusto Oñate, con lágrimas en sus ojos, no dudó en afirmar que La Paz perdió a su máximo exponente de la música. “Fue quien partió el vallenato en dos en un Festival de la Leyenda Vallenata que alcanzó a ser Rey tocando la guacharaca. Dejó un gran ejemplo, un legado que La Paz no dejará morir”.

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