Emilianito Zuleta pidió que lo cremen y no toquen acordeón el día de su muerte
En un documento notariado y enviado a la Sociedad de Autores y Compositores SAYCO, Emiliano Zuleta Díaz, expresó que no quiere que el día de su muerte hagan un velorio concurrido y con homenajes como es costumbre realizar a los artistas vallenatos.
«Descubrí que la música vallenata constituía la esencia para que el ser humano rodeado de su familia y amigos compartiera muchos ratos de felicidad. Mi acordeón solo lo ejecuté con esta finalidad: Corresponder con mis notas musicales a todas aquellas personas que durante infinitas noches y madrugadas me rodearon para de una manera conjunta, agradecer a Dios por habernos concedido durante el desarrollo de nuestras vidas un rato de alegría», dice el documento redactado por Emilianito.
Añade, «porque si se trata de un momento generador de tristeza como es la muerte, esto ya es distinto. La actitud de la familia y de los amigos debe comportarse exclusivamente con manifestaciones de dolor, primero, respectando al que lo generó; y segundo, también a su familia que le toca soportar la aflicción de ese ser tan querido que s ausentó».
También dijo que nunca le gustó asistir a un sepelio de un artista de música vallenata y con tristeza recuerda la muerte de Diomedes Díaz y de Jorge Oñate, a cuyos velorios no asistió.
«Así como yo, nunca fui capaz de sonar mi acordeón en un entierro, a mí tampoco me gustaría que me hicieran. Nunca en la vida le toqué a un muerto, y tampoco fui a entierro», refirió.
Por tal razón recurrió a SAYCO a través de dicho documento, ya que esta es la sociedad encargada del funeral de los artistas para expresarle su voluntad.
«El día que se muera Emiliano Alcides Zuleta Díaz, desde ese mismo instante que me lleven para un horno crematorio y mis cenizas las echen desde el puente al balneario Hurtado. Ahí debe estar un cura despidiéndome, que me eche la bendición y que tenga en la mano la foto de la virgen de Guadalupe, yo a esa virgen la quise mucho», reseña el documento.
«No quiero que cambien la voluntad mía, no quiero que cambien la voluntad mía», se lee al final.