El primer ministro de Irlanda del Norte renunció en plena crisis por el protocolo del Brexit
El primer ministro norirlandés, Paul Givan, anunció su dimisión, en un contexto de descontento de los unionistas con las disposiciones aduaneras posteriores al Brexit en la provincia británica, que según ellos amenazan el lugar de Irlanda del Norte dentro del Reino Unido.
Este jueves “marca el fin de lo que fue el privilegio de mi vida, servir como primer ministro de Irlanda del Norte”, declaró el mandatario en Belfast.
Su renuncia comporta la caída automática de la viceprimera ministra, Michelle O’Neill, del partido republicano Sinn Fein con quien su formación, el DUP (unionista), comparte el poder.
Tras esta noticia, la presidenta de Sinn Fein, Mary Lou McDonald, ha instado a la celebración de elecciones anticipadas “ante la falta de un Ejecutivo en funcionamiento”. Además, cuestionó a Givan por tomar una decisión basada en “los propios intereses políticos” del DUP. “Debemos tener claro que las acciones del DUP tienen consecuencias”.
La renuncia se decidió a raíz del rechazo del DUP al Protocolo de Irlanda del Norte, que introduce controles aduaneros sobre las mercancías procedentes de Gran Bretaña.
En su declaración ante los medios, Givan dijo que las instituciones norirlandesas se ven afectadas por el “delicado equilibrio” que supone mantener el mandato del acuerdo de paz del Viernes Santo (1998) y el tratado sellado entre la Unión Europea (UE) y el Reino Unido tras el Brexit, con el instrumento del protocolo como principal problema.
Republicanos y unionistas comparten el poder en la provincia británica en vigor del Acuerdo de Viernes Santo, que puso fin a tres décadas de conflicto entre los republicanos (mayoritariamente católicos) y los unionistas (mayoritariamente protestantes).
Las tensiones generadas por los acuerdos aduaneros dentro del DUP ya obligaron a la ex primera ministra Arlene Foster, de esa formación, a abandonar la jefatura del Gobierno y del partido en abril. Luego fue sustituida como primera ministra por Paul Givan.
Su sucesor como líder del DUP, Edwin Poots, tiró la toalla a las tres semanas.
Poots, en la actualidad ministro de Agricultura, ordenó el miércoles terminar con los controles sanitarios de los alimentos que llegan a los puertos de Irlanda del Norte, una decisión que tanto los republicanos del Sinn Fein como el gobierno irlandés denunciaron como una violación del derecho internacional.
La Unión Europea también lamentó la decisión, que crea “más incertidumbre e imprevisibilidad para las empresas y los ciudadanos de Irlanda del Norte”.
Según el protocolo, la provincia británica de Irlanda del Norte se mantiene dentro del mercado único europeo, lo que implica realizar controles aduaneros a las mercancías que llegan del resto del Reino Unido, una solución que indigna a los unionistas, apegados a su pertenencia a la corona británica.
No obstante, la nueva burocracia ha provocado escasez de productos y tensiones políticas en la región, sobre todo en la comunidad unionista-protestante, que ve peligrar su posición dentro del Reino Unido, más aún cuando el Brexit ha impulsado el objetivo histórico de los nacionalistas para reunificar la isla de Irlanda.
“El principio de consentimiento es la piedra angular del acuerdo de Belfast (Viernes Santo) y es mi sincero deseo que todos los sectores de la comunidad pronto puedan dar su consentimiento para la restauración de un Ejecutivo en pleno funcionamiento, a través de una resolución de los problemas que lamentablemente nos han llevado a este punto”, explicó Givan.
Ese es uno de los principales focos de tensión entre Bruselas y Londres.
La ministra de Asuntos Exteriores británica, Liz Truss, tiene previsto tratar el tema el jueves en una llamada con el vicepresidente de la Comisión Europea, Maros Sefcovic.
La Comisión Europea (CE) aseguró este jueves que corresponde al gobierno del Reino Unido garantizar que tienen lugar los controles a los productos que llegan a Irlanda del Norte desde Gran Bretaña, tal y como recoge el acuerdo del Brexit.
“El protocolo ha sido firmado con el Gobierno británico y corresponde al Gobierno del Reino Unido asegurar el cumplimiento del acuerdo”, declaró el portavoz jefe de la CE, Eric Mamer, durante la rueda de prensa diaria de la institución.
Afirmó que Bruselas está “monitorizando” la situación sobre el terreno, ya que el Ejecutivo comunitario tiene “expertos” en Irlanda del Norte para supervisar que los controles a los productos que llegan desde Gran Bretaña se realizan de manera adecuada.
En ese sentido, indicó que la información “preliminar” que ha recibido Bruselas señala que los controles no se han suspendido.
“No sé qué pasará los próximos días. Lo que puedo decir es que la información preliminar que tenemos de nuestros expertos sobre el terreno es que los controles continúan”, comunicó.
Preguntado por si se podría suspender el acuerdo comercial cerrado con el Reino Unido en 2020 en respuesta a la paralización de los controles, contemplados en el protocolo irlandés del pacto sobre la retirada británica de la Unión Europea, Mamer insistió en que está “muy claro” que hay un convenio “que prevé que esos chequeos deberían tener lugar”.
“No voy a especular sobre lo que haremos si los controles se detienen. Como dije, por el momento nuestras indicaciones son que los controles están en marcha”, subrayó.
El portavoz tampoco quiso especular sobre si Bruselas podría reactivar el proceso de infracción contra el Reino Unido por no implementar el protocolo irlandés, un procedimiento que se paralizó el año pasado.
(Con información de AFP y EFE)