26 de noviembre
Internacional

El régimen chino trasladó a Hong Kong a un general que condujo la brutal represión en Xinjiang

Un general que dirigió las fuerzas especiales antiterroristas de China en Xinjiang fue promovido para dirigir el ejército del régimen chino en Hong Kong, informaron medios estatales. Beijing está remodelando el poder en la ciudad financiera tras las enormes protestas prodemocracia en 2019.

En virtud de la miniconstitución de la ciudad, Hong Kong tiene su propia fuerza policial, pero China ha mantenido cuarteles militares desde la devolución de 1997, cuando las fuerzas coloniales británicas se fueron. Una nueva ley de seguridad nacional también dio facultades a los agentes de la China continental para operar abiertamente en la ciudad.

La agencia oficial de noticias china Xinhua anunció el domingo que el general de división Peng Jingtang, subjefe del Estado Mayor de la Policía Armada del Pueblo, ha sido nombrado comandante de la guarnición de Hong Kong por el jefe del régimen y del Partido Comunista Chino (PCC) Xi Jinping. De esta manera, se espera que la autocracia mantenga una dura política de control y represión en la ciudad que alguna vez gozó de plenas libertades.

Entre los pocos detalles de los medios estatales sobre la carrera de Peng se sabe que fue jefe de Estado Mayor del Cuerpo de Policía Armada en Xinjiang, que forma parte de la fuerza policial paramilitar de China. En Xinjiang es donde el régimen se propuso crear campos de concentración para violentar a las minorías que allí trabajan bajo la excusa de que realizaban actividades terroristas.

El nuevo comandante de Hong Kong fue una pieza clave en el control y la represión en la región norte del extenso país.

Hace tres años Reference News -una rama de Xinhua- informó de que se había formado en Xinjiang una fuerza especial llamada Comando Águila de Montaña “para las necesidades antiterroristas en la región y en toda China”.

En los últimos años, China ha aplicado duras medidas de seguridad en Xinjiang tras los disturbios étnicos en la capital, desplegando fuerzas paramilitares y sistemas de vigilancia masiva para acabar con lo que el Partido Comunista describe como extremismo islámico y separatismo generalizados en la región.

Los activistas afirman que al menos un millón de uigures y otras minorías de habla turca, en su mayoría musulmanas, han sido detenidos en los campos de Xinjiang.

Campos de concentración

Pese a la gran cantidad de denuncias por parte de la comunidad internacional y de organizaciones humanitarias, el régimen chino continuó durante todo 2021 expandiendo su extensa red de campos de concentración en la región de Xinjiang, ubicada al noroeste del país. Allí, la minoría musulmana uigur es sometida desde hace años a trabajos forzosos y es víctima de sistemáticas violaciones a los derechos humanos.

Según datos aportados por una investigación de BuzzFeed News, las prisiones del régimen tienen espacio suficiente para detener a más de un millón de personas al mismo tiempo. Específicamente, a 1.014.883 en todo Xinjiang. Eso es espacio suficiente para encarcelar simultáneamente a más de 1 de cada 25 residentes esa región china, lo que representa una cifra siete veces mayor a la capacidad de detención penal de Estados Unidos, el país con la mayor tasa oficial de encarcelamiento del mundo.

Esa estimación está en línea con los datos aportados por investigadores, organizaciones humanitarias, e incluso la ONU. Un análisis de 2018 del académico Adrian Zenz que se realizó a partir de una base de datos filtrada de números de detenidos para el 65% de los condados de Xinjiang indicaba un millón de detenidos. Chinese Human Rights Defenders, en tanto, publicó una estimación similar ese año, basada en entrevistas con exiliados uigures.

Hasta el pasado mes de agosto, fueron identificadas 268 instalaciones. Esta investigación incluye esas y otras 79 descubiertas por BuzzFeed News y otras organizaciones; no están incluidos los más de 100 campos de concentración que se construyeron antes de 2016 y que probablemente siguen funcionando.

Estos factores elevarían aún más la estimación de más de un millón de detenidos de forma simultánea.

Las conclusiones de este estudio reflejan lo que los investigadores, los funcionarios de la ONU, gobiernos occidentales y activistas humanitarios vienen sosteniendo desde hace tiempo: “La campaña de detención de China en Xinjiang es la mayor dirigida contra una minoría religiosa desde los campos nazis de la Segunda Guerra Mundial”.

A medida que crecen las denuncias, el régimen de Xi Jinping sostiene que se trata de “centros de educación y formación profesional” diseñados para “erradicar los pensamientos extremistas”. En 2018, un alto funcionario del Gobierno de Xinjiang indicó que los campos de concentración están destinados a “deshacerse del ambiente y el suelo que engendra el terrorismo y el extremismo religioso, y a detener las actividades terroristas violentas”.

(Con información de Bloomberg y medios internacionales).-

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