A 24 años de la muerte de la madre Teresa de Calcuta
La madre Teresa de Calcuta, hoy Santa, fue una misionera católica, nacida en Skopje, Yugoslavia (hoy Macedonia) el 26 de agosto de 1910, bajo el nombre de Agnes Gonxha Bojaxhiu. Sus padres, Nikola y Dronda Bojaxhiu, eran albaneses que se afincaron en Skopje poco después de empezar el siglo. Dado que su padre era copropietario de una empresa constructora, tuvo una infancia acomodada.
En 1928 decidió convertirse en monja y viajó a Dublín, Irlanda, para unirse a las Hermanas de Loreto, una orden religiosa fundada en el siglo diecisiete. Luego de estudiar en el convento por menos de un año, viajó a otro convento de Loreto en la ciudad de Darjeeling, en el noroeste de la India.
En Mayo 24 de 1931 tomó el nombre de Teresa en homenaje a Santa Teresa de Ávila, una monja española del siglo XVI. En 1929 la Madre Teresa fue comisionada para enseñar geografía en el colegio secundario Santa María para niñas de Calcuta, al sur de Darjeeling. En esa época las calles de Calcuta estaban atiborradas de mendigos, leprosos y desamparados. Los niños indeseados eran regularmente abandonados a su suerte en las calles o en los tachos de basura. En un tren, de vuelta a Darjeeling, en 1946, sintió la necesidad de abandonar su posición en Santa María para ocuparse de los necesitados en Calcuta. Luego de obtener el permiso de su arzobispo, comenzó a trabajar.
En 1948 el Papa Pío XII le dio su permiso para vivir como monja independiente. El mismo año se convirtió en ciudadana de la India. Luego de estudiar enfermería por tres meses con las Misioneras Médicas Americanas en la ciudad India de Patna, volvió a Calcuta para fundar las Misioneras de la Caridad. Como hábito eligió un sari blanco con un borde azul, y una simple cruz abrochada sobre el hombro izquierdo.
La Madre Teresa enfocó sus esfuerzos iniciales en los niños pobres que hallaba en las calles, enseñándoles a leer y a cuidarse por sí mismos. En 1949 se le unió su primer recluta, una joven de la ciudad de Bengala. Muchos de los que se le unieron durante los siguientes años fueron ex-estudiantes de Santa María. Cada recluta debía dedicar su vida a servir a los pobres sin aceptar ningún beneficio material por recompensa.
En 1952 la madre Teresa comenzó la tarea por la que las Misioneras de la Caridad son hoy conocidas. Su orden recibió permiso de las autoridades de Calcuta para usar una parte de un templo abandonado de la diosa Kali, la diosa hindú de la muerte y la destrucción. Allí fundó el Hogar de Moribundos Kalighat. Ella y sus compañeras recogieron hindúes moribundos de las calles de Calcuta y los llevaron a este Hogar para cuidarlos durante lo que les quedara de vida. Hacia mediados de los ‘50, la Madre Teresa comenzó a ayudar a los leprosos.
El gobierno Indio le otorgó a las Misioneras de la Caridad una porción de tierra cerca de la ciudad de Asansol. Bajo la tutela de la Madre Teresa se estableció allí una colonia de leprosos, llamada Shanti Nagar (Ciudad de la Paz). Por su trabajo entre los indios, el gobierno le otorgó el Premio Padmashree (Loto Magnífico) en Septiembre de 1962.
En 1965 el Papa Paulo VI puso a las Misioneras de la Caridad bajo el control directo del papado. También autorizó a la Madre Teresa a expandir la orden fuera de la India. Pronto se abrieron centros para cuidar y tratar leprosos, ciegos, inválidos, ancianos y moribundos en todo el mundo, incluido uno en Roma, en 1968. La Madre Teresa también organizó escuelas y orfanatos para pobres. Los Hermanos de la Caridad, compañeros varones de las Hermanas de la Caridad, fueron creados hacia mediados de los ‘60 para dirigir los hogares para moribundos.
Para mejor responder a las necesidades físicas y espirituales de los pobres, Madre Teresa fundó los Hermanos Misioneros de la Caridad en 1963, en 1976 la rama contemplativa de las Hermanas, en 1979 los Hermanos Contemplativos y en 1984 los Padres Misioneros de la Caridad. Sin embargo, su inspiración no se limitó solamente a aquellos que sentían la vocación a la vida religiosa. Creó los Colaboradores de Madre Teresa y los Colaboradores Enfermos y Sufrientes, personas de distintas creencias y nacionalidades con los cuales compartió su espíritu de oración, sencillez, sacrificio y su apostolado basado en humildes obras de amor. Este espíritu inspiró posteriormente a los Misioneros de la Caridad Laicos. En respuesta a las peticiones de muchos sacerdotes, Madre Teresa inició también en 1981 el Movimiento Sacerdotal Corpus Christi como un ”pequeño camino de santidad” para aquellos sacerdotes que deseasen compartir su carisma y espíritu.
En 1971 el Papa Paulo VI honró a la madre Teresa con el primer Premio Juan XXIII de la Paz. Al año siguiente, el gobierno de la India le entregó el Premio Jawaharlal Nehru de la Comprensión Internacional.
En 1979 recibió su más grande lauro: el Premio Nobel de la Paz. La madre Teresa aceptó todos estos premios en nombre de los pobres, usando cualquier dinero recibido para fundar sus centros. Para 1990, más de 3000 monjas pertenecían a las Misioneras de la Caridad, ocupándose de centros en 25 países.
Durante los últimos años de su vida, a pesar de los cada vez más graves problemas de salud, Madre Teresa continuó dirigiendo su Instituto y respondiendo a las necesidades de los pobres y de la Iglesia. En 1997 las Hermanas de Madre Teresa contaban casi con 4.000 miembros y se habían establecido en 610 fundaciones en 123 países del mundo. En marzo de 1997, Madre Teresa bendijo a su recién elegida sucesora como Superiora General de las Misioneras de la Caridad, llevando a cabo sucesivamente un nuevo viaje al extranjero. Después de encontrarse por última vez con el Papa Juan Pablo II, volvió a Calcuta donde transcurrió las últimas semanas de su vida recibiendo a las personas que acudían a visitarla e instruyendo a sus Hermanas.
El 5 de septiembre, su vida terrena llegó a su fin. El Gobierno de India le concedió el honor de celebrar un funeral de estado y su cuerpo fue enterrado en la Casa Madre de las Misioneras de la Caridad. Su tumba se convirtió rápidamente en un lugar de peregrinación y oración para gente de fe y de extracción social diversa (ricos y pobres indistintamente). Su respuesta a la llamada de Jesús, “Ven y sé mi luz”, hizo de ella una Misionera de la Caridad, una “madre para los pobres”, un símbolo de compasión para el mundo y un testigo viviente de la sed de amor de Dios. Con Infobae