21 de septiembre , 2024
General

Presos tejen su libertad entre hilos y telas en ‘La Tramacúa’

Una luz en el túnel, una esperanza de volver a respirar la libertad, es lo que viven hoy más de 20 internos del Establecimiento Penitenciario y Carcelario de Alta y Mediana Seguridad de Valledupar, conocida como ‘La Tramacúa, quienes a través de un taller de confección, aprenden a crear su pasaporte a la libertad y lograr la tan anhelada resocialización, con la fabricación de sus uniformes y de 19 cárceles del país.

Entre barrotes, limitaciones y un mundo que solo ellos pueden describir, se ha convertido en el espacio perfecto para aprender a ser productivos en medio de su historia, su destino y una vida que han moldeado de acuerdo a las circunstancias que enfrentan.

En esta oportunidad, el ocio lo sustituye un amplio salón de confecciones, donde jóvenes y no tan jóvenes, se desenvuelven entre máquinas de coser, hilos, telas, tijeras, pero sobretodo se han creado la visión de cambio que finalizará con la resocialización por la que todos luchan.

Los innumerables metros de tela color caqui y naranja, además de los uniformes ya confeccionados, se han convertido en sus fieles acompañantes, en este nuevo reto que representa el camino hacia su libertad, o por lo menos a redimir su tiempo tras las rejas.

NO SOMOS PRESOS, SOMOS EMPRENDEDORES

Tal es el caso de José Enrique Maestre, uno de los internos de la ‘La Tramacúa’, quien desde hace 8 años está haciendo parte de este proyecto, el cual considera una bendición y la mejor manera de sobrellevar su estadía privado de la libertad.

José Enrique está condenado a 60 años, es natural del municipio de Pueblo Bello, Cesar. “Nosotros no somos unos presos, somos emprendedores que buscamos la superación a través de un proceso de enseñanza, que además permitirá avanzar en la vida, a pesar del encierro”.

Mientras confeccionaba una de las 20.000 piezas, que es la capacidad instalada del taller de confección, José miraba con orgullo al resto de sus compañeros, quienes ya con destreza manipulan las telas y además tienen la capacidad de reparar la maquinaria que se utiliza para tal fin, ya que para ello también han recibido inducción.


“Han sido ocho años en los que mi estilo de vida aquí dentro ha cambiado. La enseñanza la aportan docentes del SENA de lunes a sábado, en jornadas de 8 horas diarias. No solo hacemos los uniformes de los PPL, sino prendas deportivas para niños y jóvenes”, afirmó.

Considera que este paso ha sido muy importante, ya que cuando recupere su libertad podrá trabajar en confección y ayudar a su núcleo familiar. “Es confeccionar vida, es sentirse productivo luego de cometer un error del cual aspiro salir airoso”.

FACILITAN SU ESTADÍA EN EL PENAL

De acuerdo a lo informado por el Capitán Jaider Ospino, director (e) Establecimiento Penitenciario y Carcelario de Alta y Mediana Seguridad de Valledupar, muy a pesar de las limitaciones en cuanto a la pandemia, las actividades de redención y salud ocupacional no se han dejado de realizar en el recinto.

En la actualidad se cuenta con un taller de confección, una panadería, proyecto de piscicultura, proyecto de cría de pollos y otras actividades, que hoy día se desarrollan en base a los lineamientos de la Secretaría de Salud y Ministerio de Salud, por el tema de la pandemia.

“El privado de libertad tiene limitaciones en cuanto a su vida, pero no en su conocimiento, y estas actividades le facilitan su estadía en el penal. Es una manera de hacerlos sentir productivos, evitar situaciones difíciles en su vida y lo más importante garantizar su resocialización una vez cumplida la condena”.

PARA 19 CÁRCELES DEL PAÍS

Dioverlis Medina, encargada de atención y tratamiento, explicó que el taller maneja el programa de autoabastecimiento de uniformes, pero a la vez suministra a 19 cárceles del país

El taller de confecciones, es el único en la regional norte que está haciendo la elaboración de uniformes, además de otras actividades que forman parte del programa de educación y desarrollo humano como cursos de manipulación de alimentos, ebanistería y metalistería.

Son 20 internos del Establecimiento Penitenciario y Carcelario de Alta y Mediana Seguridad de Valledupar, que han sido preparados por el SENA para tal fin. Se cuenta con capacidad instalada y mano de obra calificada.


Explicó Medina que la labor que realizan, hacen parte de su proceso de resocialización en horas que se le redime en el tiempo de condena, además de pagarles una bonificación por la producción de los uniformes.

“Son 7.000 uniformes para establecimientos receptores a nivel nacional, de la capacidad instalada de 20.000, para lo cual estamos prestos a hacer convenios con la comunidad para engrandecer la iniciativa que es ejemplo en el territorio nacional”, dijo.

Por otra parte, afirmó que en la actualidad hay otros cinco estudiantes en la escuela de formación, para posteriormente asumir como operario en el área de producción. Ellos cuentan con un monitor laboral y un dragoneante responsable.

Pero el reto no solo se traduce en obtener la reducción de la pena, sus preparación académica es otras de las alternativas, ya que hay reclusos cursando el bachillerato, mientras otros aprenden a leer y escribir, o están en cursos y actividades complementarias, buscando alcanzar su sueño de ser otras personas lejos de los barrotes, el hacinamiento y un vida llena de limitaciones en el curso de su condena.

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