Jorge Oñate, ‘El más fuerte’, luchó 41 días por su vida
El 18 de enero de 2021 comenzó la odisea para el maestro Jorge Oñate. El ingreso al Instituto Cardiovascular del Cesar, para practicar unos exámenes de rutina, ante algunas dolencias que presentaba fue el inicio de una serie de complicaciones que más tarde se confirmó que tuvieron una sola causa: el Covid-19.
Los síntomas del maestro iniciaron con fiebre y ciertas dificultades para respirar, lo que conllevó a una primera prueba de coronavirus que salió negativa, así como una segunda en la que obtuvo los mismos resultados.
Pero a medida que pasaban los días Oñate empezaba a complicarse y un tercer examen confirmó la presencia del virus, enfermedad silenciosa que ya había recorrido parte del organismo del artista haciendo estragos, al punto de ingresar a la UCI Covid-19 en el referido centro de salud.
El 22 de enero, una nueva noticia llegaba a entristecer a los seguidores del jilguero, fue intubado y catalogado en estado muy delicado, a causa de una infección respiratoria severa. Necesitó ventilación mecánica asistida y sus órganos empezaban a desmejorar.
Tres días después, un nuevo elemento se agrega a los tristes momentos que se estaban viviendo. Una deficiencia cardiaca ameritó colocarle un marcapasos transitorio, para superar la crisis que lo empezaba a debilitar, mientras seguían los tratamientos para tratar los pulmones, ante las afectaciones del virus. También presentaba crisis de hipertensión y empezaban a manifestarse otras afectaciones.
El 8 de febrero, fue extubado y se practicó una traqueostomía para asistirlo en la respiración. Le permitió una vía área relativamente estable y bien tolerada, facilitando la limpieza pulmonar, procedimiento que elevó las esperanzas y ya se hablaba de complicaciones, pero en estado de salud estable.
Tres días después llegó otro hilo de esperanzas, el maestro superó el Covid-19 y fue trasladado de la Sala Esperanza, exclusiva para pacientes con el virus, a UCI coronaria, donde se le seguía monitoreando el corazón y retiraron el marcapasos que ya había cumplido su misión.
SUPERA FASE AGUDA DE LAS PATOLOGÍAS
A través de un reporte médico, el Instituto Cardiovascular del Cesar, informó que el paciente superó la “fase aguda” de algunas patologías diagnosticadas durante su evolución en la Unidad de Cuidados Intensivos.
“Jorge Oñate ha tenido afectación en varios órganos y sistemas. En este momento ha superado la fase aguda de algunas de esas patologías, pero continúa recibiendo tratamiento para otras complicaciones que han surgido en su evolución. Continúa bajo pronóstico reservado”.
El 15 de febrero, continuó con soporte respiratorio; además monitoreo permanente de sus signos vitales, determinado que el proceso de recuperación de su condición era prolongado. Así pasaban los días entre incertidumbre y preocupación entre familiares y seguidores, quienes día a día se aferraban a las oraciones.
El 21 de febrero, el cantante fue sometido a una laparoscopia para revisar el funcionamiento del páncreas, otra complicación surgida entre las secuelas dejadas por el Covid-19.
El ‘Ruiseñor del Cesar’, presentó una inflamación en el páncreas que alertó al equipo médico del centro de salud, lo que significó una nueva batalla para el maestro. Su estado seguía delicado y bajo pronóstico reservado.
Día a día los ruegos a Dios eran cada vez más fuertes. Sus hijos permanecían en cadena de oración y a través de la música su hija Delfina Inés logró despertar en el jilguero, una señal de esperanza. Parpadeó al escuchar las alabanzas a Dios y mostró algunos movimientos.
Estos gestos llenaron de esperanza a todos, Dios estaba haciendo la obra. Sin embargo, los días siguieron pasando entre mejorías y recaídas. El más fuerte seguía luchando, hasta que el 23 de febrero, las complicaciones por el páncreas daban malas señales, requerían de equipos médicos de más tecnologías para su intervención, llevando a sus familiares a decidir su traslado a Medellín.
NO REGRESÓ
La mañana del martes 23 de febrero paralizó la tierra vallenata, el ‘Jilguero de América’ salía de la capital del Cesar, rumbo a la capital antioqueña a buscar su recuperación.
A las 11:00 de la mañana del Instituto Cardiovascular del Cesar salió la ambulancia hasta el Aeropuerto Alfonso López Pumarejo de Valledupar, donde lo esperó un avión ambulancia, de la empresa SERPA equipado para trasladar pacientes en estado crítico, para llevarlo al Hospital Pablo Tobón Uribe, donde lo esperaba un equipo médico multidisciplinario dispuesto a salvar la vida al jilguero.
A las 1:45 de la tarde llegó a la capital de la montaña, donde ya su esposa Nancy Zuleta y dos de sus hijos lo esperaban, ya que volaron horas antes en el avión privado del cantante Silvestre Dangond, quien solidariamente se volcó a colaborar a la familia Oñate en ese momento tan difícil.
Desde entonces, el mundo vallenato permaneció en vilo. Varias intervenciones quirúrgicas, propias de la pancreatitis que padecía, empezaban a mermar las fuerzas del artista. Dos días después se presentó un sangrado continuo que agravó el estado de salud, catalogado para el momento como crítico.
De inmediato se activó una campaña de solidaridad para la donación de sangre, ya que Oñate empezaba a perder la batalla, la hemorragia dejaba sus estragos y necesitaba transfusiones.
La solidaridad no se hizo esperar, y oñatistas antioqueños y costeños residentes en Medellín, se volcaron al hospital a aportar su ayuda. Desde ese momento las horas parecían paralizarse, tal y como lo estaban haciendo los órganos del cantante.
Entre el viernes 26 y sábado 27 de febrero, el nuevo diagnóstico fue una falla multiorgánica, que ocurre cuando las defensas del ser humano se descontrolan en su lucha por salvar un órgano que ya está deteriorado, es decir, se origina una reacción que afecta el funcionamiento de los demás órganos.
Desde ese momento las horas parecían paralizarse. La petición de oraciones era cada vez más fuerte, pero Dios hizo su voluntad, a las 12:15 am, del 28 de febrero. El jilguero, el más fuerte, perdió la batalla y hoy desde el cielo, canta sus alabanzas al Señor.