Francia entrena perros para detectar COVID-19 a través del sudor humano
Eliot está entrenado para encontrar el rastro de criminales y de personas desaparecidas, pero desde hace un mes, este pastor belga malinois es entrenado para detectar el coronavirus COVID-19 a través del sudor humano en un programa desarrollado en el suroeste de Francia.
El objetivo es aportar una “solución complementaria” en un momento en que “se necesita una oferta de detección ampliada, rápida y no invasiva”, subraya Thierry Pistone, infectólogo del Centro Hospitalario Universitario (CHU) de Burdeos, que se asoció al 5º laboratorio veterinario mundial (Ceva Santé animale) en este proyecto presentado el viernes a la prensa.
Como Eliot, el labrador Marvel y otros tres pastores malinois y alemán, todos miembros de brigadas caninas de la gendarmería y de los bomberos, se entrenan en su nuevo “juego” de detectar apósitos de transpiración tomados durante 10 minutos bajo las axilas de personas positivas al COVID-19 al comienzo de la infección.
Así, desde el 4 de enero, casi todos los días llegan muestras de sudor del CHU para que los perros, adiestrados en el centro de formación instalado por Ceva en su sede de Libourne, cerca de Burdeos, las huelan.
“Detectan materias orgánicas de degradación derivadas de la infección”, explica Pierre-Marie Borne, referente en Ceva. A la señal “¡Al cono!”, los perros se ponen a trabajar.
Después de Eskiss, especialista en la detección de “narcóticos”, armas y municiones, el malinois Eliot sumerge también su hocico en una hilera de conos de metal.
De repente, se para delante de dos de estos embudos, agitando la cola. En el interior, se encuentran dos muestras distintas de sudor tomada de pacientes positivos al COVID-19.
“¡Muy bien!”, lo felicita su amo antes de darle como recompensa una golosina para perros y su juguete favorito.
Hasta hace unos días, este can de la gendarmería seguía los rastros de una persona desaparecida.
Bautizado Cynocov, este proyecto se basa en el método Nosais COVID-19, desarrollado por el profesor Dominique Grandjean de la escuela nacional veterinaria de Maisons-Alfort (cerca de París) y que viene a enriquecer la inmensa “biblioteca olfativa” del perro, ya utilizada para la detección de ciertos cánceres.
“Los perros pueden detectar 95% de los casos positivos de COVID-19 de media”, precisa el profesor Grandjean. Este método se prueba en Córcega, isla francesa del Mediterráneo, y según los responsables del proyecto, “40 países trabajan sobre el tema”.
Después de entre seis y ocho semanas de entrenamiento, a razón de cuatro mañanas por semana, la aptitud de los perros deberá demostrarse en un ensayo clínico en el hospital antes de un posible despliegue de la herramienta.
El objetivo es poner a prueba su rendimiento en diferentes tipos de muestras, que remiten a diferentes terrenos de la enfermedad, ya sea su capacidad de detectar formas graves o no graves, personas contagiosas o menos contagiosas, sintomáticas o asintomáticas, pero también las infectadas con una variante.
En caso de éxito, “la herramienta se utilizará principalmente para hacer una preselección” de personas sospechosas, con el fin de “precisar la necesidad de realizar una prueba de confirmación” (como la nasofaríngea RT-PCR), explica el doctor Pierre-Marie Borne.
“Cuando se sabe que pronto habrá que detectar personas asintomáticas en todo tipo de espacios -escuelas, hogares para ancianos o aeropuertos-, este tipo de herramienta, que ofrece al menos un criterio de sospecha fuerte, permitirá, en términos de aceptabilidad y de reactividad, facilitar el proceso”, estima Denis Malvy, jefe del servicio de enfermedades infecciosas y tropicales en el CHU de Burdeos.
Para el profesor, también miembro del consejo científico, estos perros son “casi nuestros aliados en la producción de una herramienta de detección que tendrá”, espera, “su lugar en la necesidad de gestionar esta emergencia sanitaria”.
Con información de AFP.