Hermanos perdieron el año por no tener computador para recibir clases virtuales
Llega el final del calendario escolar y comienza a conocerse un drama que afectará a miles de familias en el país, pues muchos niños van a perder el año en consecuencia a la falta de conectividad, de un computador o simplemente porque no lograron adaptarse al método de clases virtuales.
Noticias RCN conoció a una pareja de hermanos en Bogotá a la que esta semana les dieron una triste noticia: el colegio les dijo que ambos perdieron tercero de primaria porque no asistieron a las clases virtuales, pues nunca tuvieron un computador para conectarse. Pero esto no fue todo, las fotocopias que les llegaron estaban borrosas y a pesar de ello sienten que trataron de demostrar que sí les gusta aprender.
Valerie y su hermano William dicen que este año estudiaron tanto como pudieron. Usaron por turnos una pequeña mesa de madera cuando tenían tareas.
“A veces peleábamos porque no había mesa”, expresó Valerie.
Se gastaron los ojos tratando de descifrar guías mal fotocopiadas, su excusa para no asistir a las clases virtuales era apenas obvia.
“Nosotros no podíamos porque no teníamos computador ni internet. Hasta hoy no sé cómo es una clase virtual», dijo.
“Teníamos ganas de llorar porque no habíamos perdido el año, yo nunca perdí el año y ninguna materia, ni en transición ni en primero ni en segundo”, agregó Valerie.
Por eso recibir la noticia de que perdieron tercero de primaria, los confunde y entristece.
Y es que según Carlos Ballesteros, presidente de la Confederación Nacional de Padres, «más o menos el 10% de la población colombiana en educación prescolar a 11 perderá el año escolar, estamos hablando de casi un millón de estudiantes».
Señala la confederación que los estudiantes cambiaron las cuatro paredes del salón por cuatro muros impasables:
La inflexibilidad del modelo
Escasa conectividad y equipos
Maestros sin herramientas
No hubo reglas claras
Sin un modelo pedagógico y sin herramientas Valerie, William y otros 900.000 niños quedaron solos y algunos colegios todavía no lo saben.
“Se les ha recomendado a las instituciones educativas, a través de la circular 25 que este es un proceso que se tiene que retomar con mucho cuidado: la reprobación, la repitencia, son temas muy álgidos que hay que entender en el proceso educativo», afirmó Mauricio Castillo, subsecretario de calidad de la Secretaría de Educación de Bogotá.
Como si sobrellevar la pandemia fuera poco, ahora ellos y sus padres se sienten culpables y frustrados.
El problema es que el modelo de evaluación con el que Valerie, William y otros miles de estudiantes fueron reprobados este año los dejó, tristes, agotados, y con actitudes negativas frente a su proceso escolar.
Algunos colegios consideraron que el trabajo que los estudiantes hicieron solos desde su casa no fue suficiente.
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