30 de octubre , 2024
Opinión

Cual Democracia

Por: Rafael Porto C.

De manera clásica, la democracia puede definirse como una forma de gobierno del Estado donde el poder es ejercido por el pueblo, mediante mecanismos legítimos de participación en la toma de decisiones políticas. La palabra proviene del griego δημοκρατία (democratía), que se compone de los términos δῆμος (démos), que significa “pueblo”, y κράτος (krátos), que significa “poder”. En ese orden de ideas, la democracia es el gobierno del pueblo.

Por su parte, Abraham Lincoln, en su famoso discurso en la Conmemoración del Cementerio Militar de Gettysburg en 1863, la entendió así cuando dijo: “… que aquí resolvamos que estos muertos no murieron en vano: que esta nación, bajo Dios, tendrá un renacimiento de la libertad, y que el gobierno del pueblo por el pueblo y para el pueblo, no desaparezca de la faz de la tierra”.

La democracia en Atenas

Para entender la democracia per se debemos remitirnos a Grecia –cuna de la democracia–, especialmente a Atenas. Si de indagar se trata, no es secreto que en cualquier actividad realizada por el hombre encontraremos a los griegos como pioneros, su espíritu heleno que no se limita al arte y literatura, sino que se proyecta en otros asuntos como la política y su pensamiento desemboca en ideas como la democracia y la libertad.

La democracia tiene su origen en el sistema de gobierno de las antiguas ciudades-Estados griegas, donde las decisiones importantes eran adoptadas por una asamblea general de ciudadanos, que recomendaba a los magistrados su ejecución. Atenas se convirtió en ejemplo de un modelo de democracia directa, que entre otras cosas es peculiar y bastante original. Luego de la crisis y fractura de otras formas de gobierno como: la monarquía y la aristocracia surge la democracia en Atenas.

Principios de la democracia ateniense

Los principios básicos de la democracia ateniense fueron la ley y la justicia, que permitieron el desarrollo de una sociedad que, no era tan igualitaria como muchos deben suponer. Se destacaba como principio rector la isonomía, definida como la igualdad de derechos y deberes que tenía el ciudadano ante la ley y la participación política en el Estado y en el poder, la eleuthería o libertad, la isogoría, que define la igualdad de nacimiento, la isegoría, consistente en la libertad de palabra de los ciudadanos que permitía participar en la asamblea y la koinonía, la comunidad que colabora mutuamente en busca de un bien común.

Ahora bien, de acuerdo a lo anterior conviene preguntarse: ¿Era Atenas realmente democrática? La democracia del mundo griego era un sistema político con carácter excluyente y restrictivo, donde únicamente participaban los hombres adultos nacidos en Atenas, pues eran los únicos considerados como ciudadanos. Sin duda, viéndolo desde la perspectiva actual considero que el sistema ateniense no era tan democrático como se pensaría, sino más bien bastante “antidemocrático”, puesto que limitaba la participación en la vida política a unos pocos elegidos, pues negaba este derecho a las mujeres (consideradas inferiores por naturaleza y confinadas en la casa), a los que no habían nacido en la ciudad, esto es a los extranjeros (o metecos) y a los esclavos (considerados inferiores por naturaleza y tratados como cosas).

Lo anterior, es una gran diferencia con la democracia actual donde el sufragio es universal. El único requisito es ser mayor de edad, la cual varía según el Estado. En Colombia, la mayoría de edad se obtiene a los dieciocho años según el artículo 98 de la Constitución Política.

Algunas diferencias entre la democracia ateniense y la democracia moderna

Si para los modernos la democracia se basa en la participación y el reconocimiento de derechos iguales para todos sus miembros, para los antiguos la democracia se reducía a la intervención de un restringido círculo de personas –como se explicó–, además, el sistema ateniense de reparto de cargos solo era factible porque Atenas era una ciudad-Estado y por tal razón, una entidad relativamente pequeña. Actualmente sería imposible transferir una estructura política similar a un vasto Estado como los actuales. Atenas, también era poco democrática en cuanto a la política exterior, pues se destacó por el uso de la fuerza para someter a otras poblaciones. Actualmente, la democracia es representativa en algunos países y en Colombia la democracia es participativa.

Ahora bien, en la democracia ateniense los cargos eran elegidos por sorteo, lo que provocaba que todos los ciudadanos tuvieran las mismas oportunidades de participar en su gobierno. En cambio, en la democracia actual son elegidos por los ciudadanos a través de elecciones. La duración en los cargos era muy corta, mientras que en la democracia actual la duración de los cargos es más extensa. En Colombia, los períodos para presidencia, gobernación, alcaldía, congreso, asambleas, concejos, etc. son de cuatro años. En la democracia ateniense no existían los partidos políticos. En la actualidad la política está basada en la lucha de estos partidos por el poder, no hay forma de acceder al poder–democráticamente– sin pertenecer a un partido político.

Democracia representativa

De la democracia representativa se puede decir, que es la forma de legitimación del poder que se fundamenta en la soberanía nacional donde los ciudadanos ejercen el poder político a través de sus representantes, los cuales son elegidos mediante sufragio, en elecciones libres y periódicas. Este tipo de democracia también se conoce como democracia indirecta. Aquí la relación existente entre elector y elegido no es de mandato, sino de confianza, por tanto no existe la revocatoria del mandato, en suma, el elegido no responde ante sus electores. Este tipo de democracia era característica en la Colombia regida bajo la Constitución de 1886. Hay que decir que la democracia indirecta surge debido a las dificultades que supone de que todos y cada uno de los ciudadanos de las distintas naciones –que son millones– funjan como actores políticos ante el Estado, de esta manera se crea la figura de la representatividad.

Democracia participativa

De la democracia participativa se dice que es una democracia semidirecta, en la cual las grandes decisiones las toma el pueblo directamente, no son delegables. Ahora bien, lo primero que debe señalarse es que la Constitución de 1991 consagró en Colombia el sistema de la democracia participativa, estableciendo varios mecanismos para hacer operante la participación directa de los ciudadanos en las decisiones democráticas. El artículo 103 de la Constitución se refiere a tales mecanismos como: el voto, el plebiscito, el referendo, la consulta popular, el cabildo abierto, la iniciativa legislativa y la revocatoria del mandato. Se debe decir, que los elegidos, es decir los gobernantes, son delegatarios, voceros, mandatarios elegidos por el pueblo para que administren sus decisiones. En otras palabras, ellos no deciden en nombre del pueblo, –en teoría– obedecen un mandato expreso e imperativo y brindan cuentas de sus actuaciones ante el pueblo que según el artíticulo 3º de nuestra Carta Política es el soberano; “la soberanía reside exclusivamente en el pueblo, del cual emana el poder público”.

Crítica a la democracia

La pregunta que surge a estas alturas es si realmente ¿existe la democracia?, pues en un proceso electoral –supuestamente democrático–, bien sea para elegir presidente, gobernador, alcalde, etc. éstos, al ser elegidos terminan gobernando no para el pueblo que los eligió, sino que buscan satisfacer sus ambiciones y para quienes financiaron su campaña. Además, bien sabemos que cada vez que el pueblo sale a votar es por un ejercicio democrático para darle legitimidad a los comicios, pues el pueblo prácticamente no elige a nadie, ya que la corrupción es cosa de antaño en época de elecciones y en la Registraduría Nacional del Estado Civil, no en vano el famoso lema: “el que escruta elige”.

Por otra parte, si se habla de intervención del poder constituyente, en el caso de las Asambleas Constituyentes que funge como mediadora, la cual se desarrolla por medio de representantes o delegatarios, esto es, los partidos políticos que poseen un amplio poder de control y manipulación de la opinión pública, de los medios de comunicación y en definitiva de los resultados, tales partidos políticos realmente representan a las clases dominantes y no al pueblo. En definitiva, la democracia es de papel, una utopía, otro gran sueño de la humanidad.

Así las cosas, a esta forma de gobierno le caben cualquier cantidad de críticas, al respecto Jean-Jacques Rousseau, en su obra: El Contrato Social dijo: “la soberanía no puede ser representada”, y por tanto, “el pueblo inglés cree ser libre: está muy equivocado; lo es solamente durante las elecciones de los miembros del Parlamento; pero tan pronto como son elegidos, vuelve a ser esclavo, no es nada”.

Rousseau estaba convencido de que “no ha existido ni existirá jamás verdadera democracia”, porque se necesita de una serie de condiciones que son muy difíciles de reunir, en primer lugar un Estado muy pequeño, “en donde se pueda reunir el pueblo y en donde cada ciudadano pueda sin dificultad conocer a los demás”; en segundo lugar “una gran sencillez de costumbres que prevenga o resuelva con anticipación la multitud de negocios y de deliberaciones espinosas”; luego “mucha igualdad en los rangos y en las fortunas”; y, por último, “poco o ningún lujo”. Y recordemos su conclusión: “Si hubiera un pueblo de dioses, se gobernaría democráticamente. Un gobierno tan perfecto no conviene a los hombres”.

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