Elecciones 2022 en Colombia: Nadie tiene nada ganado, así se mueven las fichas
El 2021 va a marcar un punto de quiebre en la política colombiana. El presidente Iván Duque va a tener el sol a sus espaldas y comenzará el conteo regresivo del fin de su mandato bajo una crisis económica sin precedentes por cuenta de la pandemia del coronavirus. Los colombianos tienen puestas sus esperanzas en que el próximo año llegue la vacuna, se recuperen millones de empleos perdidos y vuelva la normalidad.
Pero, al mismo tiempo, 2021 estará marcado por un intenso debate preelectoral. Será la primera vez en los últimos 20 años que el presidente en ejercicio no podrá aspirar a la reelección. Uribe gobernó ocho años, Santos también, pero Duque solo lo hará en un periodo por cuenta de una reforma a la Constitución en 2015.
Aunque las elecciones para escoger al sucesor de Duque serán a finales de mayo del 2022, la campaña se anticipó como pocas veces en la historia reciente. En eso han incidido la polarización política que crece cada día, la evaluación que hacen las personas sobre el Gobierno en las encuestas y la catástrofe de la pandemia.
“Ojo con el 2022”, dijo Uribe, lo que agitó el panorama. Por ahora hay dos cosas claras. En primer lugar, habrá precandidatos presidenciales que recogerán firmas y tratarán de desmarcarse de los partidos tradicionales, sumidos en el desprestigio y la desconfianza de los ciudadanos desde hace varios años. Esa no será ninguna novedad frente a lo que se ha visto en el pasado. En segundo lugar, habrá cuatro grandes bloques que calientan motores para aprovechar las elecciones del Congreso, en marzo de 2022, y medirse en igual número de consultas.
En 2018 hubo dos consultas que sirvieron para anticipar la campaña publicitaria y tomar la delantera. El uribismo midió a Iván Duque, Marta Lucía Ramírez y Alejandro Ordóñez, y la izquierda hizo el ejercicio con Gustavo Petro y Carlos Caicedo. En ese momento le llovieron críticas a Humberto de la Calle, porque su consulta fue meses antes, en noviembre de 2017, en una fecha atípica, costó 40.000 millones de pesos y solo participó el 2,7 por ciento de las personas aptas para votar.
La lección quedó aprendida. Por eso todos ya eligieron las elecciones al Congreso para impulsar las consultas, pues la participación es mayor y se posicionan las listas al Senado y Cámara. Hoy se habla de cuatro consultas: la de la izquierda, la del centro, la de la derecha y otra entre los caciques electorales que mandan la parada en las regiones y que pueden llegar respaldados por diferentes partidos tradicionales.
Las fichas se están moviendo. SEMANA habló con 22 líderes políticos que serán decisivos en las próximas presidenciales, algunos de ellos precandidatos, y esta es la radiografía cuando faltan 18 meses para la primera vuelta presidencial.
Por el lado de la izquierda, hay pocas dudas. Petro fue proclamado como precandidato de la Unión Patriótica en agosto y tiene las puertas abiertas para participar en una consulta con el Polo, cuyo Comité Ejecutivo Nacional eligió como su candidato al senador Alexánder López.
Petro va a alinear al Polo en torno a su nombre, pues en una consulta frente a López va a barrer. Esa posibilidad de que Petro se quede con el Polo fue el detonante que precipitó la renuncia de Robledo a dicho movimiento. En esa consulta es posible que participen Francia Márquez, Luis Fernando Velasco y Armando Benedetti, cuyo aterrizaje en la Colombia Humana se convirtió en la primera movida sorpresiva de cara a 2022. La meta es sumar más nombres a ese tarjetón en los próximos meses y allí también esperan a Roy Barreras.
Además de la UP y el Polo, Petro llegará con el respaldo del Mais y del movimiento Colombia Humana y es posible que logre más adelante el apoyo del partido Farc. Calculadora en mano, el gran problema de Petro es que hasta ahora no ha podido sumar otros aliados del centro que son fundamentales para llegar a la Casa de Nariño.
Lo que le pasó en 2018 se puede repetir en esta ocasión, ya que su nombre genera resistencia entre líderes como Sergio Fajardo, Iván Marulanda y Juan Manuel Galán, que han dicho que no le jalan a una consulta con Petro porque no comparten ni su discurso ni la manera en que hace política.
Petro es consciente de que tiene que sumar más y por eso viene señalando que si el objetivo es derrotar al uribismo, debe haber una consulta amplia. La realidad es que la izquierda se atomizó y una corriente significativa, la del senador Jorge Robledo, montó un rancho aparte con el movimiento Dignidad.
Robledo quiere aspirar a la Presidencia y tener listas al Congreso, si el Consejo Nacional Electoral le otorga la personería jurídica. Petro y Robledo tienen diferencias por cuenta del apoyo de este último a Fajardo en 2018 y a Claudia López en las elecciones a la Alcaldía de Bogotá.
El segundo bloque es el de la centro izquierda. Es el más diverso y tuvieron una reunión presencial el 12 de noviembre en un club campestre de Tabio, que se había mantenido bajo reserva. Al encuentro asistieron Sergio Fajardo, Humberto de la Calle, Angélica Lozano, Juan Fernando Cristo, Juan Manuel Galán y Roy Barreras. El Instituto Holandés para la Democracia facilitó el encuentro.
La frase que ellos repiten es que nada está acordado hasta que todo esté acordado, dados los intereses que aquí confluyen con figuras del santismo y el Verde, y la posibilidad de que se sumen otros más próximamente. Sin embargo, tienen claro que irán a una consulta e incluso hay una idea de que la persona que ocupe el segundo lugar en esa votación sea la fórmula vicepresidencial del candidato elegido.
En esa consulta participará el candidato que escoja internamente la Alianza Verde, posiblemente por medio de una encuesta en la que competirán Camilo Romero, Antonio Sanguino, Iván Marulanda, Sandra Ortiz y Jorge Londoño. Todos ellos, excepto Londoño, también estuvieron en el retiro en Tabio, junto con Carlos Ramón González, exmilitante del M-19 y uno de los fundadores del Partido Verde.
Al final de la reunión se acordó fijar unos criterios para definir quiénes en últimas son compatibles en esta coalición, además de las reglas del juego, el programa de gobierno y el rol de cada uno. La filosofía será alejarse de los extremos, pero tomar posturas claras para los electores frente a los problemas del país. No todos los que estuvieron en Tabio podrían terminar en esta alianza.
Roy Barreras, quien se debate entre el centro y la izquierda, y Juan Fernando Cristo podrían recoger firmas para sus candidaturas en el primer semestre del próximo año. Juan Manuel Galán haría lo mismo, pero él está pendiente de una tutela instaurada ante la Corte Constitucional para revivir la personería jurídica del Nuevo Liberalismo, el movimiento que fundó su padre.
Fajardo lidera este bloque gracias a su alta votación en 2018, cuando obtuvo 4.602.916 votos y estuvo muy cerca de pasar a la segunda vuelta. Juan Manuel Galán es otro jugador fuerte, teniendo en cuenta que su hermano Carlos Fernando, en la última elección a la Alcaldía de Bogotá, sacó más de un millón de votos. Juan Manuel, luego de Humberto de la Calle, es el político con mejor opinión entre los colombianos, según Invamer.
Él ha dicho que no, que quiere seguir en el sector privado, pero la insistencia es una muestra de que el uribismo necesita una carta fuerte si quiere retener el poder. Uribe está pensando llevar el candidato del partido a una consulta en marzo de 2022, con otras fichas de la centro derecha. Aunque el uribismo quisiera, por ejemplo, acercar a la exgobernadora del Valle Dilian Francisca Toro, presidenta de La U, ella no va a aceptar porque no comparte la tesis del uribismo de acabar con la JEP.
Ahí estará un desafío del Centro Democrático, pues hay un sector de la derecha moderada que quisiera sumarse, pero no comparte la arremetida contra el acuerdo de paz con las Farc y quiere más bien que la agenda esté sintonizada con los problemas de hoy: generación de empleo, reactivación económica, salud, educación e infraestructura. En todo caso, la amenaza socialista, el castrochavismo, Venezuela y las Farc van a estar presentes en la narrativa del uribismo para pelear de nuevo por la Casa de Nariño, así como en 2018.
En la centro derecha hay nombres para tener en cuenta. El exministro de Defensa Juan Carlos Pinzón no ha tomado decisiones, pero está escuchando propuestas del Partido Conservador, el Centro Democrático y La U. Lo mismo ocurre con el exministro de Hacienda Mauricio Cárdenas, a quien muchos matriculan en el conservatismo.
A personas cercanas, el exfuncionario les parafrasea a Tony Blair: “El problema es que los extremos que toman posturas radicales no son sensatos, y los sensatos no somos suficientemente radicales en nuestras posiciones”.
Finalmente, hay un cuarto bloque de líderes regionales que salieron muy bien calificados por los ciudadanos al concluir sus mandatos. Son el exalcalde de Medellín Federico Gutiérrez, el exalcalde de Barranquilla Alejandro Char y la exgobernadora del Valle Dilian Francisca Toro. Ella tomó las riendas de La U y es casi un hecho que será la candidata de ese partido.
En el caso de Gutiérrez, su decisión es empezar a recorrer el país a finales de enero y recoger firmas. Muchos lo quieren ver desde ya en el uribismo, pero Fico no quiere ser rotulado en el inicio de la campaña y esperará antes de tomar cualquier decisión. En ese cuarto bloque pueden terminar líderes de Cambio Radical, La U y el Partido Liberal impulsando una cuarta consulta.
A nadie le cabe en la cabeza que el próximo presidente salga elegido de un solo envión. El voto está muy fracturado en cuatro grandes bloques. La primera misión será posicionarse en las consultas, elegir a los candidatos únicos y obtener las mayores votaciones a Senado y Cámara. En política las cosas cambian de un día para otro. El camino es largo, pero 2021 se anticipa intenso en materia política, como pocas veces en la historia reciente.
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