Venezolana rifó noche de pasión y ganador no pudo reclamar el premio
La mujer tuvo que abandonar el corregimiento por las críticas que recibió por recurrir a esta forma de recoger dinero.
Un insólito sorteo ocurrió en el corregimiento de Carrizal de San Carlos, Córdoba, donde una mujer de origen venezolanos vendió 100 boletas donde ofrecía una noche de pasión con ella.
De acuerdo con el diario El Meridiano, la boleta tenía un costo de 10.000 pesos y se sorteaba con el juego de azar llamado ‘El sinuano noche’. El impreso recoge que los compradores estaban ansiosos por conocer al ganador, pues la mujer de 20 años vendió todas las boletas “porque la noticia corrió de boca en boca como pan caliente”.
“Ella salió a vender las rifas a las 7:00, y a las 9:00 de la mañana ya había terminado de vender los 100 números. En el pueblo todo el mundo quedó sorprendido porque eso nunca se había visto”, contó un lugareño al periódico El Universal.
El ganador fue un labriego de la zona que, después de terminar su jornada, quiso reclamar el premio, pero según el relato del diario costeño, no pudo reclamar el premio, ya que la mujer le dijo que “no había pagado la boleta”.
“La vendedora se desgañitaba gritando: ¡Malparido, aquí en el desprendible dice boleta no cancelada! Tú me fiaste, ¡ese premio no te lo pago!”, narró un testigo sobre las palabras de la mujer cuando vio al hombre.
‘La Mona’ fue la joven venezolana que hizo este curioso sorteo, hecho que causó problemas “en varios hogares”, pues muchas mujeres se enteraron de que sus esposos compraron la boleta para tener sexo con la mujer.
La mujer, según el diario cartagenero El Universal, tuvo que salir del corregimiento, pues a pesar de que recogió una buena cantidad de dinero, ” recibió por su reprochable estrategia».
Una amiga de ‘la Mona’ explicó que ella lo había hecho porque necesitaba solventar sus gastos, y porque no le daban un trabajo.
‘Prostitución de mujeres venezolanas en Colombia’
Una trabajadora sexual venezolana en Colombia puede ganar en una hora el equivalente al salario mínimo de un mes en el territorio controlado por el régimen de Nicolás Maduro. Para miles de mujeres que cruzan la frontera buscando proveer un sustento para sus familias, los pesos colombianos tienen un verdadero valor y les permiten cubrir sus necesidades básicas de alimentación, algo que la promesa revolucionaria chavista no les puede ofrecer.
Un reportaje del semanario The Economist, publicado en los EE. UU. alerta sobre la oleada de mujeres provenientes de las grandes urbanizaciones de Venezuela que llegan a ciudades como Medellín en busca de un ingreso ante la falta de oportunidades en su país de origen.
En medio de la desesperante situación de emergencia humanitaria, medios colombianos han alertado sobre una “disputa a muerte” por las zonas de trabajo en las calles de las principales ciudades, antes bajo control de prostitutas colombianas y hoy disputadas con las mujeres recién llegadas de Venezuela.
Estas últimas manejan tarifas de entre los USD 10 y 13 dólares por una sesión de 20 minutos, mientras que las trabajadoras sexuales colombianas cobran entre USD 13 y 17 por el mismo servicio. Esto ha generado una verdadera batalla que obligó a las mujeres nativas a bajar sus propias tarifas.
Según The Economist, muchas mujeres venezolanas han decidido migrar a países como Ecuador donde sus clientes pagan en dólares estadounidenses y no deben lidiar con la constante amenaza de ser corridas de su zona de trabajo.