27 de noviembre
Internacional

Por Covid-19 los flujos de remesas se reducirán un 14 % en 2021: Banco Mundial

Se espera que en 2020 los flujos de remesas hacia América Latina y el Caribe sean de aproximadamente 96 mil millones de dólares, lo que representa un descenso de 0,2 % con respecto al año anterior, según las previsiones del Banco Mundial.

No obstante destaca que las remesas a Colombia, El Salvador y la República Dominicana registraron un crecimiento interanual positivo entre los meses de junio y septiembre, tras haber caído bruscamente en abril y mayo.

Los flujos hacia México, el principal receptor de la región, se mantuvieron en parte porque los migrantes trabajaban en servicios esenciales en Estados Unidos y porque aquellos que reunían los requisitos se podían beneficiar además de los programas de estímulo implementados en dicho país.

El costo promedio de enviar USD 200 a la región aumentó ligeramente al 5,8 % en el tercer trimestre de 2020. En muchos corredores de remesas más cortos, los costos siguen siendo elevados. Por ejemplo, el costo de enviar dinero a Haití y la República Dominicana supera el 8 %.

En su informe el Banco Mundial advierte que la crisis económica inducida por Covid-19 podría ser larga, profunda y generalizada cuando se mira a través de una lente migratoria. En octubre de 2020, el número de casos de COVID19 volvió a aumentar para superar los 44 millones.

El número de víctimas mortales superó los 1,1 millones. No se puede descartar una recurrencia de las fases de COVID19 acompañadas de bloqueos, prohibiciones de viaje y distanciamiento social hasta bien entrado el 2021.

Aunque las actividades económicas y los niveles de empleo en todo el mundo se han recuperado en diversos grados de las profundidades alcanzadas en el segundo trimestre, aún están lejos de la niveles anteriores a la crisis y las perspectivas a corto plazo siguen siendo inciertas. Por primera vez en la historia reciente, es probable que la población de migrantes internacionales disminuya en 2020, ya que la nueva migración se ha ralentizado y la migración de retorno ha aumentado, subraya.

A nivel global, el Banco Mundial señala que la cantidad de dinero que los trabajadores migrantes envían a sus hogares disminuirá un 14 % en 2021 con respecto a los niveles de 2019.

Según las últimas estimaciones publicadas en la reseña sobre migración y desarrollo del Banco Mundial, esto sucederá a medida que siga propagándose la pandemia de Covid-19 y continúe agravándose la crisis económica.

Se proyecta que los flujos de remesas a los países de ingreso mediano bajo se reduzcan en un 7 %, hasta ubicarse en los USD 508 000 millones en 2020, y posteriormente sufran una reducción del 7,5 %, llegando a los USD 470 000 millones en 2021. Entre los principales factores que influyen en la disminución de las remesas figuran el escaso crecimiento económico y los bajos niveles de empleo en los países que reciben migrantes, la debilidad de los precios del petróleo y la depreciación, con respecto al dólar estadounidense, de las monedas de los países de origen de las remesas.

“Los efectos de la COVID-19 son de gran alcance si se consideran desde el punto de vista de la migración, ya que afectan tanto a los migrantes como a sus familias, que dependen de las remesas”, afirmó Mamta Murthi, vicepresidenta de Desarrollo Humano y presidenta del Grupo Directivo sobre Migración del Banco Mundial. “El Banco Mundial continuará colaborando con los asociados y los países para que se mantenga el flujo de estas remesas vitales y el desarrollo del capital humano”.

En todas las regiones se registrarán disminuciones en 2020 y 2021, y se espera que la caída más pronunciada se producirá en Europa y Asia central (16 % y 8 %, respectivamente), seguida de Asia oriental y el Pacífico (11 % y 4 %), Oriente Medio y Norte de África (8 % y 8 %), África al sur del Sahara (9 % y 6 %), Asia meridional (4 % y 11 %) y América Latina y el Caribe (0,2 % y 8 %).

Se prevé que, en 2020, pese a la disminución prevista, las remesas sean aún más importantes como fuente de financiamiento externo en los países de ingreso mediano bajo. En 2019, los flujos de remesas hacia tales países alcanzaron un máximo histórico de USD 548 000 millones, cifra superior a los flujos de inversión extranjera directa (USD 534 000 millones) y a la asistencia externa para el desarrollo (aproximadamente USD 166 000 millones). Se pronostica que la diferencia entre los flujos de remesas y la inversión extranjera directa se amplíe aún más, ya que se espera que esta última sufra una disminución más pronunciada.

“Los migrantes están sufriendo mayores riesgos de salud y desempleo durante esta crisis”, señaló Dilip Ratha, principal autor de la reseña y director de la Alianza Mundial de Conocimientos sobre Migración y Desarrollo (KNOMAD). “Los factores fundamentales que impulsan el flujo de las remesas son frágiles y este no es el momento de desviar nuestra atención de los riesgos que pueden empeorar la situación de estas remesas vitales”.

Este año, por primera vez en la historia reciente, es probable que el número de migrantes internacionales disminuya a medida que se ralentice la migración nueva y aumente la migración de retorno. Tras la suspensión de los confinamientos nacionales, que dejaron a muchos trabajadores migrantes varados en los países de acogida, se ha informado de flujos de migración de retorno desde todas las partes del mundo. Es posible que el aumento del desempleo derivado de las restricciones más estrictas en la concesión de visas para migrantes y refugiados dé lugar a un mayor aumento de la migración de retorno.

“Más allá de las consideraciones humanitarias, hay razones de peso para apoyar a los migrantes que trabajan con las comunidades de acogida en la primera línea de hospitales, laboratorios, granjas y fábricas”, dijo Michal Rutkowski, director del Departamento de Prácticas Mundiales de Protección Social y Trabajo del Banco Mundial. “Las respuestas de políticas de apoyo adoptadas por los países anfitriones deberían incluir a los migrantes, al tiempo que los países de origen o de tránsito deberían considerar medidas para ayudar a los migrantes a regresar a sus hogares”.

Los países de origen deben encontrar formas de apoyar a los migrantes que retornan para que puedan reasentarse, encontrar trabajo o crear negocios. Es probable que el brusco aumento de la migración de retorno resulte oneroso para las comunidades (a las que regresan los migrantes), ya que estas deben proporcionar instalaciones de cuarentena inmediatamente y brindar apoyo en materia de vivienda, empleo y reintegración social a mediano plazo.

El costo mundial promedio que supone el envío de USD 200 fue de 6,8 % en el tercer trimestre de 2020, en gran medida sin cambios desde el primer trimestre de 2019, de acuerdo con la base de datos sobre los precios de las remesas en el mundo que mantiene el Banco Mundial. Esto representa más del doble del 3 %, la meta establecida en los Objetivos de Desarrollo Sostenible y que debe lograrse antes de 2030. El costo más bajo se registró en Asia meridional (5 %) y el más alto en África al sur del Sahara (8,5 %). Los bancos son el canal más caro para enviar remesas (con un promedio del 10,9 %), seguidos por las oficinas de correos (8,6 %), los operadores de transferencias de dinero (5,8 %) y los operadores móviles (2,8 %).

A pesar de ser los más baratos, los operadores móviles y de transferencias de dinero se enfrentan a obstáculos cada vez mayores a medida que los bancos cierran sus cuentas para reducir el riesgo de incumplimiento de las normas de lucha contra el lavado de dinero (ALD) y el financiamiento del terrorismo (LFT). Para que estos canales permanezcan abiertos, especialmente para los migrantes de bajos ingresos, las normas de ALD y de LFT podrían simplificarse temporalmente para las remesas de pequeña cuantía. Además, el fortalecimiento de las reglamentaciones sobre dinero móvil y los sistemas de identidad mejorará la transparencia de las transacciones. Para facilitar las remesas digitales sería necesario que tanto los proveedores de servicios de remesas móviles como los remitentes y los receptores dispusieran de mejor acceso a las cuentas bancarias.

El Grupo Banco Mundial (GBM), una de las principales fuentes de financiamiento y conocimientos para los países en desarrollo, está adoptando medidas rápidas y de amplio alcance a fin de ayudar a los países en desarrollo a fortalecer su respuesta frente a la pandemia. Respalda intervenciones de salud pública, trabaja para garantizar el suministro de insumos y equipos esenciales, y ayuda al sector privado a continuar sus operaciones y mantener el empleo. El GBM proporcionará hasta USD 160 000 millones durante un período de 15 meses, que finalizará en junio de 2021, para ayudar a más de 100 países a proteger a los sectores pobres y vulnerables, respaldar a las empresas e impulsar la recuperación económica. Dicho monto incluye USD 50 000 millones correspondientes a nuevos recursos de la Asociación Internacional de Fomento (AIF) en forma de donaciones y préstamos en condiciones sumamente concesionarias, y USD 12 000 millones para ayudar a los países en desarrollo a financiar la compra y distribución de vacunas contra la COVID-19.

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