25 de noviembre
Opinión

Desigualdad, Pobreza y Educación

Por: Rafael Porto C.
“Unas de las peores pandemias que existen son la desigualdad, la pobreza y la ignorancia”.

La desigualdad

La desigualdad es un grave problema creciente en estos tiempos y desde la crisis de 2008 la profunda brecha entre ricos y pobres cada vez se hace más visible. Colombia es un país de desigualdades y en tiempos de pandemia la desigualdad deja ver su lado más crítico. El sistema de salud funciona únicamente en el espíritu de la Ley 100 de 1993 que favorece a grandes grupos económicos agregándole mas ceros a sus cuantiosas utilidades.

Los gobiernos junto a las sociedades deben iniciar obligatoriamente el camino para encontrar soluciones democráticas y pacíficas para reducir las desigualdades que hoy son indiscutiblemente más profundas que hace treinta o cuarenta años. La desigualdad abre la puerta al rechazo, al odio, a la envidia y al resentimiento social.

Thomas Piketty economista francés especialista en desigualdad económica y distribución de la renta y autor del libro capital e ideología expone que «hace falta compartir la riqueza, que circule el poder, la educación y la propiedad». En su obra propone algunas medidas como «que todo el mundo pueda acceder a la propiedad privada pero sin acumular más allá de un cierto límite», es decir, establecer límites a la acumulación de la riqueza. Más allá si se está o no de acuerdo con Piketty, lo cierto es que la riqueza se encuentra concentrada en pocas manos.

Según la organización caritativa británica Oxfam en el año 2017 el 1% de los ricos del mundo acumuló el 82% de la riqueza global. En el año 2019 las 500 personas más ricas del mundo acumularon 25% más dinero que en 2018, mientras los ingresos de la mitad más pobre del planeta cayeron 11%.

Algunos factores que influyen en la desigualdad en Colombia

En Colombia la distribución del ingreso está muy lejos de ser equitativa. La desigualdad se encuentra presente en todos los órdenes de la vida nacional, por ejemplo en la distribución del ingreso, en la distribución de la tierra urbana y rural. La tenencia de la tierra que sin duda es uno de los factores más influyentes en el origen del conflicto interno; otros factores como la inequidad de género, la discriminación racial y étnica, la desigualdad entre la ciudad y el campo, entre el centro y la periferia, pero sobre todo en la falta de oportunidades en cuanto al acceso a la educación y a puestos de trabajo. La diversidad de pensamiento y la exclusión social son variables que influyen en la desigualdad, producto de políticas públicas frágiles e insuficientes para el desarrollo nacional pero sobretodo el de las regiones.

Cuando se habla de igualdad no debe entenderse que todos tengamos el mismo nivel de riqueza, esto debe ser comprendido desde otra perspectiva, se refiere a recibir un trato igualitario frente a la ley y que todos los miembros de una sociedad tengamos las mismas oportunidades y el goce efectivo de los derechos que cada sistema político ofrece sin discriminación por razones de sexo, raza, origen nacional o familiar, lengua, religión, opinión política o filosófica, como lo establece el artículo 13 de nuestra Constitución Política.

Pobreza y Riqueza

Nos encontramos bajo un sistema que aniquila el espíritu humano, mata los sueños y entristece el alma. Para algunos la pobreza genera tristeza y a algunos no deja dormir, esto no quiere decir que quienes carecen de riqueza sean personas tristes o desdichadas, pues paradójicamente hay mucho rico triste e infeliz rondando por el mundo y muchos pobres alegres, que a pesar de sus dificultades le sonríen a la vida.

Según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane), en el 2019 habían 9,69 millones de colombianos en pobreza multidimensional. El grupo de personas ubicadas en la franja de pobreza tendrá un incremento sustancial, al pasar de 29,8% antes de la pandemia a casi el doble: 59,5 % en el 2020.

Lo que más preocupa en una sociedad tan desigual como la nuestra es la concentración de poder y riqueza. El poder debe emplearse atendiendo la Constitución y la Ley y que excluya toda manifestación de violencia. En cuanto a la riqueza, Jean-Jacques Rousseau autor de la obra el Contrato Social se refirió a ésta en los siguientes términos: “y en cuanto a la riqueza, que ningún ciudadano sea lo suficientemente opulento como para comprar a otro, ni ninguno tan pobre como para verse obligado a venderse”.

En países como Colombia tristemente se materializa la máxima de Rousseau, los gobernantes de turno en asocio con grupos económicos hacen uso de su poder para imponer su voluntad. En épocas de elecciones una gran cantidad de electores se ven obligados a ceder ante las presiones y la necesidad. Si dependemos de la burocracia y el clientelismo para subsistir nunca alcanzaremos independencia económica y por consiguiente no llegaremos a ser realmente libres a la hora de elegir a nuestros gobernantes.

La educación

En asuntos de gobierno no hay tarea más difícil que gobernar un pueblo sin educación. El conocimiento es el recurso más importante que tiene el hombre que bien utilizado puede llegar a ser fuente de riqueza. Una educación de calidad es fundamental, pues ningún ser humano alcanzaría una real libertad sumido en la ignorancia. La educación nos debe enseñar a razonar. Sócrates, considerado el padre de la filosofía occidental pensaba en que “solo existe un bien: el conocimiento, y que solo hay un mal: la ignorancia”. En ese sentido el filósofo relacionaba la obtención del conocimiento con la moral. Esto quiere decir que si nos acercáramos más al conocimiento terminaríamos siendo mejores personas, cometeríamos menos errores, esto es minimizar los riesgos en la toma de decisiones y con ello podríamos evitar el dolor y el sufrimiento.

La verdadera riqueza está en el saber, de manera que nuestra propuesta en tiempos de crisis como la que atraviesa el país y los distintos departamentos va dirigida a fortalecer la educación y la conectividad en todo el territorio: municipios, corregimientos, veredas, etc.

Es preciso que los gobiernos de todos los departamentos y municipios del país en alianza con el Ministerio de Educación, la Universidad pública, colegios oficiales y las más importantes empresas de las regiones realicen donaciones a niños y jóvenes que hacen parte de la educación pública pertenecientes a los estratos 1, 2, y 3. Es necesario dotarlos de medios tecnológicos como tabletas y computadores con plan de datos incluido para optimizar su proceso de aprendizaje durante la pandemia que azota al mundo. Sin éstas herramientas tecnológicas estarían en desventaja con aquellos que se forman en instituciones privadas, lo cual acrecentaría mucho más la peligrosa brecha de la desigualdad.

Todos sabemos que a los gobiernos no les interesa que el pueblo se eduque, esto no conviene a sus intereses, sin embargo, los jóvenes cada día son más conscientes que un futuro sin educación es como un salto al vacío. La educación no se puede detener jamás. El ser humano no debe dejar de aprender bajo ninguna circunstancia. No hay peor pandemia que la ignorancia. El hombre no deja de aprender porque se hace viejo, se hace viejo porque deja de aprender.

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