Proyecto ganadero de mujer restituida es ejemplo de sostenibilidad económica en El Copey, Cesar
Con la frente en alto y sin miedo vive ahora Doris Vega, quien gracias al proceso de restitución de tierras, desde hace tres años es la feliz propietaria de una finca productiva en zona rural del municipio de El Copey, Cesar.
“Desde el momento que volvimos a ocupar este lugar, comenzaron las bendiciones para la familia porque nos dedicamos a la ganadería y a las demás labores del campo”, afirmó Doris mientras atendía los quehaceres del hogar.
En su narración recordó cómo la restitución transformó su vida, cuando le entregaron la propiedad, asegura que dejó de pasar dificultades con sus hijos con quienes fortaleció sus vínculos una vez volvieron a su hogar y recuperó la confianza en el territorio que por años dejó abandonado.
Este caso es un ejemplo de cómo los emprendimientos han impactado positivamente a los hogares restituidos, mejorando su calidad de vida, pues de acuerdo con una reciente investigación de la Universidad de Los Andes después de la intervención de la Unidad, la pobreza en los hogares se redujo en 8% y l14% como resultado de los apoyos directos ofrecidos por la entidad.
Doris pasó la página del miedo. Ahora es dueña de 21 hectáreas con las cuales está asegurando un nuevo futuro. Con el proyecto productivo que le entregó la Unidad de Restitución de Tierras (URT) garantizó la seguridad alimentaria y obras de adecuación en su finca, que fueron la base para que hoy cuente con un hato que le permite comercializar carne y leche en su región.
Para este proyecto productivo la Unidad destinó en su $29 millones que fueron complementados con el sostenimiento de varias hectáreas de yuca, plátano y piña. Además hizo entrega de siete hembras bovinas, que a lo largo de estos años reprodujeron significativamente su hato.
“El trabajo que vienen realizando los campesinos restituidos le ha dado la vuelta a la economía de la región y, ahora, son ejemplo de pujanza y resiliencia”: dijo Claudia Mireya Manotas Mejía, directora territorial de la URT para los departamentos del Cesar y La Guajira.
Doris recordó que su calvario en la época de la violencia comenzó en el año 1998, después de verse obligada a vender su predio por causa de los hechos delictivos (masacres, asesinatos y desplazamientos) cometidos por el grupo armado ilegal que operaba en la zona.