Un pedido desesperado y una comparación con los narcos: la carta del testaferro de Maduro al primer ministro de Cabo Verde
El empresario colombo-venezolano Álex Saab, detenido en Cabo Verde a petición de Estados Unidos como presunto testaferro de Nicolás Maduro, ha escrito una carta al primer ministro del archipiélago africano, Ulisses Correia, en la que le pide que respete su supuesta inmunidad diplomática y le permita volver a Venezuela, asegurando en que es víctima de un proceso “motivado políticamente”.
“Me veo obligado a escribirle, dada la gran injusticia que se ha cometido”, dice, en alusión a la decisión de la Justicia caboverdiana de autorizar la solicitud de extradición formulada por Estados Unidos. Según Saab, se le ha negado el derecho a una audiencia y al informe del fiscal, “algo sin precedentes en la historia legal de Cabo Verde”.
“Simplemente pido justicia y que Cabo Verde, como miembro de Naciones Unidas, respete mi inmunidad y me permita volver a mi país”, reclama Saab, que insiste en el argumento de que, como “enviado especial” del régimen venezolano, tiene inmunidad diplomática y debe ser liberado inmediatamente.
Saab fue detenido el pasado 12 de junio en Cabo Verde, donde hizo una parada técnica en su viaje hacia Irán, a donde se dirigía en «misión especial humanitaria bajo el título de enviado especial, con inmunidad completa según el Derecho Internacional», para «negociar la entrega de gasolina y otros productos, como recambios, para impulsar la industria petrolera en Venezuela».
“Un oficial, que no se identificó pero hablaba un inglés perfecto, me forzó a bajar de mi avión diplomático usando una alerta roja de la INTERPOL como pretexto. Eran las 20.00 horas en Cabo Verde, las 23.00 horas en Lyon, donde se encuentra la base de la INTERPOL. Sabemos que la alerta roja no se emitió hasta el 13 de junio, por lo que básicamente fui secuestrado”, sostiene.
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Saab denuncia que fue trasladado directamente del aeropuerto a una celda donde permaneció encerrado dos días “sin comida o luz”. “Durante este período, su funcionario insistió ‘firmemente’ en que debería firmar mi orden de extradición voluntaria, a lo cual me negué”, relata.
Por todo ello, considera que lleva 57 días “detenido de forma ilegal” en los que “hasta los traficantes de droga han recibido un mejor trato”. Si bien aceptó que se la ha proporcionado atención médica, recordó que ha sufrido cáncer y se quejó: “He perdido casi 20 kilos de peso”.
El empresario colombo-venezolano reitera asimismo que las autoridades norteamericanas le han acusado “sin aportar la más mínima prueba contundente o evidencias de presuntos crímenes cuya única conexión con Estados Unidos es la existencia de pagos realizados a o a través de cuentas bancarias estadounidenses”.
«Pagos que ni realicé personalmente ni de los que estaba a cargo y que eran obligaciones contractuales o facturas de tarjetas de crédito para las que no se ofrecieron métodos alternativos de pago», detalla.
A este respecto recuerda asimismo que «esas mismas acusaciones ya fueron investigadas por la República de Ecuador –y la propia Venezuela– y no se encontraron pruebas de infracciones».
En consecuencia, cree que se ha convertido en «el objetivo principal de Estados Unidos» como parte de la presunta estrategia de la Casa Blanca para «cambiar el régimen en Venezuela». «Esta mentalidad distorsionadora incluía secuestrarme como en una película de Hollywood para presentarme ante su versión de la Justicia», declara.
Además, hace una pequeña presentación de sí mismo en la que se describe como “una persona normal con un pasado corriente que, gracias al trabajo duro, ha sido capaz de construir un negocio exitoso en el sector privado sin recibir beneficios gubernamentales”.
Así, dice que nació en Colombia de inmigrantes libaneses que tenían un negocio textil que prosperó hasta producir más de 12 millones de prendas de ropa y exportar a 20 países. «A los 21 años poseía una de las empresas textiles más grandes de Colombia», destaca.
En 2004 se traslada a Venezuela, donde habría continuado con sus negocios textiles y otros inmobiliarios. «A lo largo de los años he ganado la confianza de Venezuela porque he sido profesional y he lidiado con condiciones de pago difíciles, provocadas por los bloqueos a los que se ha enfrentado Venezuela», recalca.
Saab señala que, como pago a su «contribución» al país, el Gobierno de Maduro le recompensó con la nacionalidad y con el cargo de enviado especial, «con la inmunidad diplomática y los privilegios que acarrea dicha posición», para «negociar con gobiernos extranjeros y empresas privadas la creación de nuevos canales para obtener y entregar los muy necesitados alimentos, medicinas básicas y recambios necesarios para la industria del petróleo» en Venezuela.
El supuesto testaferro de Maduro se ha mostrado seguro de que Correia no estaba al tanto “de este trato cruel e inhumano” que habría recibido, si bien dice que le cuesta aceptar que “no hiciera nada para rectificar la situación” una vez que Venezuela declaró oficialmente su inmunidad diplomática.
Saab augura que “su falta de acción tendrá consecuencias legales y políticas”, acusando a Correia de mancillar la independencia de Cabo Verde sometiéndose a los dictados de Estados Unidos. “No creo que la gente de Cabo Verde esté de acuerdo con esto, ya que siempre se han visto discriminados y menospreciados por Estados Unidos”, desliza.
En este sentido, le asegura al primer ministro que «Venezuela siempre lo tratará con mayor respeto y le presentará más oportunidades que Estados Unidos». «Como enviado especial de mi país puedo ayudar a Cabo Verde más de lo que Estados Unidos lo hará en 100 años», asevera.
Saab no duda al afirmar que «Venezuela siempre será un mejor aliado que el régimen estadounidense, que restringe los derechos de aquellos que considera ‘enemigos’ del Estado», subrayando que «Venezuela siempre verá a Cabo Verde como una nación hermana igualitaria y nunca será un amigo por conveniencia». (Con información de Europa Press)