domingo, diciembre 15, 2024
Internacional

El régimen cubano detuvo al periodista Abraham Jiménez Enoa, columnista del Washington Post

Estoy en arresto domiciliario. Varios agentes de la Seguridad del Estado y una patrulla con cuatro oficiales están apostados en los bajos de mi casa para impedirme ir a cubrir la marcha de protesta por la muerte de Hansel Hernández. El gobierno cubano es abusador y racista”, escribió esta mañana el periodista Abraham Jiménez Enoa en su cuenta de Twitter.

“Ya no solo me arrestan en mi propio domicilio, también el régimen me corta el internet de mi teléfono”, tuiteó una hora más tarde.

Columnista en medios internacionales como The Washington Post, The New York Times y Gatopardo, entre otros, no es la primera vez que es detenido por el régimen cubano. El arresto domiciliario es una práctica habitual en la isla para amedrentar a los pocos que se animan a hacer periodismo independiente e impedirles informar acerca de ciertos eventos especialmente sensibles para el gobierno.

 

 

“Nuestro columnista de Post OpiniónAbraham Jiménez Enoa está detenido bajo arresto domiciliario en Cuba. Repito lo que han dicho mis colegas: exigimos desde acá que se garantice su seguridad y su libertad de ejercer el periodismo sin miedo a represalias”, difundió en su cuenta de la red social María Jesús Zevallos, editora adjunta de la sección de opinión en español de The Washington Post.

Jiménez Enoa tenía planeado asistir a la protesta convocada para este martes en reclamo por la muerte de un joven negro a manos de la Policía. Hansel Ernesto Hernández Galiano, de 27 años, murió en una persecución policial. Según su familia, estaba desarmado y un agente policial lo mató de un disparo en la espalda.

Según una nota del Ministerio del Interior (Minin) publicada este sábado en la página web del diario Tribuna de La Habana, los hechos tuvieron lugar en la mañana del pasado miércoles en el barrio periférico de Guanabacoa, donde una patrulla policial “sorprendió in fraganti” al joven presuntamente robando “piezas y accesorios de un paradero de ómnibus”. Hernández trató de escapar cuando los agentes trataron de identificarlo y durante una persecución de casi dos kilómetros, según la versión policial, “agredió con varias piedras a uno de los oficiales, una de las cuales lo golpea en la entrepierna, otra el lateral del torso y una tercera le disloca el hombro y lo lanza al piso”.

“En el intervalo en que el agresor lanza las piedras, el militar realizó dos disparos de advertencia. Acto seguido y debido al peligro para su vida por la magnitud de la agresión, el policía riposta desde el piso efectuando un disparo con su arma de reglamento que impacta al individuo y le provoca la muerte”, sostuvo la nota del Ministerio.

Jiménez Enoa había publicado el lunes en The Washington Post un artículo sobre la muerte de Hernández. “Los aprietos que se viven en la isla, producto de la profunda e interminable crisis sistémica de la economía y la tensión política que ha generado el empoderamiento de una parte de la ciudadanía en internet y en la sociedad, han provocado que el régimen apriete aún más las tuercas del establishment para seguir garantizando el absoluto control del país y mantener, de esa forma, el orden marcial impuesto. Maniobra que, en los últimos años, ha estimulado la violencia de las fuerzas policiales que operan en las calles”, escribió en la columna.

Miguel Diaz-Canel, presidente cubano, da un discurso en la Asamblea Nacional (REUTERS/Stringer)

“En Cuba el racismo está arraigado a la cultura y forma parte de la estructura social, ni siquiera la ‘revolución’ de Fidel Castro pudo despojarlo de la isla con sus utópicas políticas de igualdad social”, agregó.

No fue el único periodista arrestado en las últimas horas. El portal ADN Cuba informó que son varios los reporteros independientes y activistas que se vieron imposibilitados de salir de sus casas por la presencia de la Seguridad del Estado. Se presume que todos iban a ir a la manifestación por la muerte del joven cubano.

Con  EFE

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