23 de noviembre
General

Preocupa a la Iglesia el afán de mantener a los fieles lejos de los templos: Monseñor Oscar Vélez

 

En esta nueva fase del aislamiento preventivo obligatorio por el Covid-19 en el país, muchos sectores de la economía vuelven al ruedo, además de algunas actividades cotidianas, que aunque con restricciones, de manera progresiva forman parte de la reactivación. Sin embargo, la Iglesia Católica aún sigue esperando para volver a los templos y hasta el momento no hay una luz al respecto.

Por tal motivo, monseñor Oscar Vélez Isaza, obispo de la Diócesis de Valledupar,  a través de un comunicado público expresó la preocupación y la falta de atención que ha tenido el Gobierno Nacional con las prácticas religiosas.

“Ante el Covid-19, el Gobierno ha adoptado también medidas para mitigar la pobreza y recuperar la economía, liberando gradualmente sectores de la producción, estableciendo estrategias para salir de compras, para hacer trámites de salud, servicios bancarios, uso del transporte público, entre otros. En estos momentos, se ha llegado a la apertura de centros comerciales se anuncia ya la apertura del campeonato de fútbol profesional y hasta de peluquerías y servicios estéticos, todo es muy válido, pero nos preocupa la persistencia de mantener a los fieles, creyentes, lejos de los templos considerándolos como sitios de alto riesgo increíble… Si los templos como sitios de alto riesgo.  Se habla de todo, menos de los templos”.

En el documento, que transmitió a la comunidad a través de un video, Monseñor expresó que los obispos han enviado desde el día 20 de abril varias solicitudes al Gobierno Nacional, pidiéndole que permitan la reapertura de templos de forma gradual y con la debida implementación de los protocolos de bioseguridad y el distanciamiento social.

“Pero nos hemos encontrado con oídos sordos, por parte de nuestro gobernante. Conocemos los riesgos de la pandemia, pero hemos hecho propuestas razonables con medidas similares a las de las instituciones que se les autorizado reabrir sus puertas, guardando las distancias social, usando los elementos de protección personal, etcétera”.

Qué es más peligroso, estar en una iglesia con los debidos protocolos, que en una peluquería o en un medio de transporte público, esto es ignorancia o mala fe. Por qué a los demás sí y a nosotros no. Importantes gobiernos del mundo consideran los servicios religiosos como servicios esenciales. Pero en Colombia somos los menos importantes, dijo.

Manifestó Monseñor que apenas el 26 de mayo el  Presidente de la República se dignó dar una respuesta a las varias comunicaciones, enviadas por  los obispos, en nombre de todos los católicos de Colombia, anunciando la designación de una comisión para iniciar el estudio y la revisión de los protocolos propuestos; “vamos a ver cuánto demora esta revisión”.

Considera que hay que tener claro que no sólo la salud y la economía son importantes, hay valores espirituales que hay que conservar y cultivar para salir de esta pandemia.

La libertad de culto y la profesión pública de la fe, es un derecho consagrado en la Constitución Nacional, y no puede considerarse como una simple actividad social, cuyo nivel quieren rebajar muchos funcionarios públicos. “Pareciera desafortunadamente, que el Presidente y sus  asesores pensaran que la fe, es como un virus del cual hay que cuidarse”

“Los creyentes nos sentimos como las personas mayores de 70 años, a los que se tratan como incapaces de cuidarse y de tomar decisiones responsables. Somos  tratados como menores de edad, se piensa que los pastores no podemos cuidar a nuestro rebaño, que no podemos tomar medidas y estamos capacitados para tomar las mejores medidas para cuidarnos.

Nosotros por nuestra parte, seguiremos insistiendo y acompañando la misión recientemente creada, a fin de que algún día podamos llegar a buen puerto”, finalizó Monseñor.

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