‘El testamento’ del maestro Escalona para ‘Vevita’ Manjarrés
Por Juan Rincón Vanegas
@juanrinconv
Desde los 15 años el maestro Rafael Escalona Martínez, en vez de flores regalaba canciones a las mujeres que fueron el soporte principal para que su corazón fluctuara por la grandeza del amor donde tuvo el honor de navegarpor los caminos florecidos del sentimiento que palpitaba en silencio.
Entre las grandes virtudes del hijo de Manuel Clemente Escalona Labarcés y Margarita Martínez Celedón, estuvo que nunca inventó canciones, ni tampoco las hizo por encargo porque las historias giraban a su alrededor tomando mayor vida en su pensamiento.
Siempre fue el hombre sentimental y detallista, el cual tenía el anzuelo listo para pescar un amor que convertía en una crónica cantada. Es así como en Santa Marta conoció a una bella joven nacida en San Juan del Cesar, La Guajira, la que le movió el piso e hizo posible que su cerebro cogiera oficio para hacer una canción.
Al detallar detenidamente su belleza natural que traspasaba los albores de la naturaleza y dibujaba a la distancia el manjar del cariño, supo su nombre: Genoveva Manjarrés Meza, más conocida por cariño como ‘Vevita’.
Precisamente Consuelo Araujonoguera en su libro ‘Escalona, el hombre y el mito’ escribió ese momento de la manera más llamativa.
“Cuando comenzaban a despedirse apareció la dama que meses más tarde iría a inspirarle a Escalona su célebre ‘Testamento’. Ella, llegó saludando de beso y abrazo a los conocidos, que eran la mayoría, y se sentó.
Era alta, delgada, de cuerpo esbelto, con una esplendorosa mata de pelo negrísimo, de cejas espesas y ojos profundos, tenía un regio perfil y un rostro de gitana poderosamente atractivo; era, además, alegre, entusiasta y llenaba con su presencia cualquier reunión. Como nadie cayó en la cuenta de presentarlos, Escalona se replegó al último rincón de la oficina, desde donde se puso a detallar a esa esplendorosa y cimbreante morena que jamás había visto en su vida y que le hizo sentir la sensación de que era la primera vez que miraba una mujer en el mundo”.
Oye morenita te vas a quedar muy sola
porque anoche dijo el radio que abrieron el Liceo.
como es estudiante ya se va Escalona,
pero de recuerdo te deja un paseo.
Que te habla de aquel inmenso amor
que llevo dentro del corazón,
que dice todo lo que yo siento,
que es pura nostalgia y sentimiento,
grabado con el lenguaje grato
que tiene la tierra de Pedro Castro.
Lo demás vino por añadidura para que naciera ese canto donde como cosa curiosa no se repartieron bienes, sino que se habla de un viaje donde el compositor llevaba como equipaje un inmenso amor que casi no le cabía en su corazón. Además, dejaba ver que ella no le correspondía. “Ese orgullo que tú tienes no es muy bueno, seguro que más tarde te vas a arrepentir”, pero también expresaba que solamente le dejaba un recuerdo y no se la ponía fácil porque añadía que en la tierra de Carlos Vives, El Pibe Valderrama y Falcao García, se podía morir.
El maestro Escalona en uno de los versos le metió más presión para que el corazón de la joven se condoliera. Le decía que en caso de suceder lo tenía que llorar, rezar y hasta ponerse un traje negro, así no le gustara. Y concluía que tendría que arrepentirse de lo mucho que lo hizo sufrir.
El verso poco conocido
En el mismo canto fue más allá con una estrofa que no fue grabada en sus primeras versiones, y donde el maestro Escalona indicaba que le decían ‘Vevita’, nombre no adecuado para una mujer bonita.
A ti te pusieron ese nombre sin razón
ese no es el nombre para una mujer bonita.
Yo te hubiera puesto mortificación,
tormento divino pero no ‘Vevita’.
Y a un ángel yo le hubiera pedido,
su nombre pa’ que fuera el más lindo.
Ella, a pesar de ese bello clásico vallenato en su honor no cedió ni un ápice. Se mantuvo serena, sería y solamente se refirió a la habilidad del compositor.
En ese sentido, Clemente ‘Pachín’ Escalona, aseveró. “Mi papá tuvo en esa ocasión con ‘Vevita’ Manjarrés un intento fallido, como también le sucedió con la fonsequera Carmen Gómez”.
En el camino del folclor quedaron esos cantos que el maestro Escalona tuvo la virtud de sacarlos de los patios de la provincia y pasearlos por el universo donde se fueron regando como el bostezo, de boca en boca.
Precisamente su hija Taryn Escalona hilvanó un concepto donde lo describió en toda su dimensión. “Puedo afirmar que Escalona fue un cronista de la cotidianidad contando las mejores crónicas y reportajes de una provincia olvidada, donde esos mismos personajes, pese a su sencillez, hoy son grandes, gracias a sus cantos”.
Guillermo Buitrago grabó por primera vez la famosa canción ‘El Testamento’. Después vino una considerable cantidad de versiones hasta llegar a Carlos Vives, quien la vistió de gloria.
Finalmente se reseñan las palabras del periodista Juan Gossaín. “Escalona se inmortalizó estando vivo, porque un hombre se vuelve inmortal cuando su obra le sobrevive”. Agregando enseguida. “Escalona pintó la vida a su manera y descubrió la fórmula mágica para que nadie lo olvidara luego de su viaje a la eternidad”.
Hace 11 años partió de la vida el compositor de Patillal, el padre de 19 hijos, y el hombre que bosquejó en versos la geografía de Macondo, esa donde Gabriel García Márquez lo describió como un gitano que tenía un imán en el corazón.