La promesa que el príncipe William hizo a Kate Middleton para evitar que le pasara lo mismo que a Lady Di
William y Kate se casaron en una boda espectacular en la Abadía de Westminster en 2011, tras pasar casi diez años de novios. El duque y la duquesa de Cambridge, ahora orgullosos padres del príncipe George, la princesa Charlotte y el príncipe Louis, cautivaron en la ceremonia a una audiencia de más de 300 millones de personas alrededor del mundo. Ahora miembros de la realeza británica de primera línea -ya que algún día serán reyes de Inglaterra-, una piedra angular de su relación es una promesa que William le hizo a Kate antes de pedirle matrimonio.
La ahora duquesa de Cambridge se ha sentido totalmente respaldada por los Windsor, aceptando con seriedad su papel dentro de Buckingham. Garantizar que ese fuera el caso se debió en buena medida al apoyo y amor incondicional que tuvo por parte del hijo mayor del príncipe Carlos. Él le dio un gran lugar para que se destacara y no le pasara lo mismo que a su madre, Diana de Gales, quien no había sido precisamente feliz con su vida como royal. Siempre se sintió apartada y poco respetada por su marido y el resto de su familia política.
“Una vez que te casaste con la familia real, te convertiste en un Windsor y eso es todo«, dice la experta real Katie Nicholl en el documental de Amazon Prime, “Kate Middleton: Working Class to Windsor”, cuyo nombre ilustra cómo la duquesa de Cambridge se distingue de todas las otras personas que se unieron a la familia real antes que ella.
El documental también reveló que, antes de casarse con el hijo mayor de Carlos de Inglaterra, Kate recibió “lecciones sobre cómo ser una esposa real”
Por eso, el príncipe William, segundo en la sucesión al trono, hizo una promesa a Kate antes de casarse: no permitiría que se alejara nunca de su familia, tan importante para ella. Esas palabras, al menos hasta ahora, se han cumplido, ya que los Cambridge comparten mucho tiempo con Carole y Michael, los padres de Kate, como con sus hermanos James y Pippa Middleton. Siempre están en lista de invitados de los grandes eventos reales de la reina Isabel II
Carole Middleton va frecuentemente a Kensington, la residencia oficial de los duques de Cambridge, a cuidar de sus tres nietos, además de que tanto ella como su esposo Michael han sido invitados en alguna que otra ocasión a pasar unos días de descanso al Castillo de Balmoral, Escocia, propiedad de la reina. Incluso se afirma que Isabel II tiene una relación muy especial con la madre de su nieta política.
Meghan Markle no tuvo la misma suerte con su familia. Su padre, Thomas, habla mal de ella y de su papel en la familia real cada vez que se para en frente de una cámara. Además, horas antes del enlace de su hija en 2018, protagonizó un papelón mundial al vender imágenes suyas a los paparazzi, lo que le valió el retiro de su invitación a la boda. Finalmente fue el príncipe Carlos quien la llevó hasta el altar, donde la esperaba Harry.
La duquesa de Sussex solo mantiene una estrecha relación con su madre, Doria Ragland, quien reside en Los Ángeles, lo que motivó a la pareja real a mudarse a dicha ciudad con su hijo Archie Harrison, que el mes que viene cumplirá un año.
Mientras Harry y su esposa se adaptan a su nueva vida sin responsabilidades reales tras su renuncia, los duques de Cambridge se convirtieron en la cara visible de la Corona británica de cara a la gestión sobre la pandemia de coronavirus en Reino Unido. Hay que recordar que Isabel II está aislada en Windsor y el príncipe Carlos se contagió de COVID-19 y se encuentra en cuarentena.
El príncipe William es ahora la gran estrella de su familia. Su popularidad creció enormente en estas semanas y los comentarios sobre su papel son unánimes, destacando lo preparado que está para asumir el trono, además de su humildad y su preocupación por el país. Junto a su esposa forman un equipo fuerte, en el que la reina Isabel confía plenamente, ya que ha ido delegando en la pareja en los últimos meses algunos de sus patrocinios y obligaciones institucionales más importantes.