25 de noviembre
Opinión

«Del barrio Las flores ..y algo más»

Por: Augusto Aponte Sierra

Queridos amigos:

Hoy quiero compartirles algo de la historia y de la tradición oral vallenata. Lo hago para distraernos en este aislamiento y para dejar en reposo las tertulias de contenido político.
Gracias por la lectura de mis humildes escritos.

Ahí les va:

En estas redes sociales, en la era del Covid 19, leemos lo inimaginable.
Vemos desde los escritos llenos de soberbia, de poesía.. hasta el último milagro de la virgen de los cuatro clavos.
Hoy leí una contienda, entre dos personas que tenían una riña en el chat, por lo de siempre: la política..y no era yo.
En esa conversación, conté 50 frases llenas de copro-consonantes, 100 copro-vocales y más de mil mojones… que no eran precisamente, estructuras de señalización.

Desde mi balcón en un segundo piso, del barrio cañahuate, acá en los límites del barrio al que algunos llaman: de «la mala palabra»…yo visualicé lo que era más predecible, ante semejante coprolectura. Fué muy veloz el recuerdo, que me trajo hasta el origen del peculiar nombre de aquel barrio de «Las flores»..mucho antes de su nefasto re-bautizo. Para estos menesteres, me dirigí al recuerdo de mi historiador preferido, al experto más mentado, en lo barroco del hoy solitario Valledupar: Moisés Perea.

Me contó una vez Perea, que el origen de tan peculiar y fecaloide bautizo, fué consecuencia de una «guerra aérea» con misiles de «bostas» humanas.
Dice Moisés, que una tarde cualquiera, cuando el cielo asustaba con truenos y centellas, un habitante del barrio, tenía un cólico que anunciaba una muy sonada catarsis.. pero la letrina del patio de su casa estaba ocupada por otra persona que andaba en la misma tarea. Al sujeto en mención no se le ocurrió una mejor idea, que vaciar el contenido de sus intestinos, en un papel periódico del antiguo diario El Espectador. Perea en la visión me hablada,  gesticulaba y simulaba envolver un regalo.

Recuerdo en mi macondiana evocación, que Moisés hacía los mismos movimientos de aquel panadero que está a punto de salir del turno..cuando me dijo: – «Dr..-Este sujeto, sin mirar y convencido de que en el patio de al lado, no estaba ninguna persona, tiró el antihigiénico envoltorio y salió a esconderse». En mi memoria, Perea seguía relatando..-«mi querido Dr, la mala suerte siempre acompaña a los tontos. El envoltorio con la pestilente carga y con la puntería que traen las desgracias, hizo impacto en el pecho del dueño de la casa vecina, quién estaba leyendo debajo de un árbol de Tamarindo. Fue tanto el enojo del señor, que bañado en el fétido proyectil, llamó a toda su familia..y le dijo a todos los habitantes de esa casa, que eran como 10 personas, que realizaran sus necesidades fisiológicas en sendos papeles de los diarios de esa época. Uno a uno, fueron empacando y cerrando el grotesco proyectil.

Todos tiraban con intervalos de segundos, los dantescos misiles. La casa impactada respondía con igual numero y calidad de municiones..y se desencadenó una batalla que duró tres días y tres noches. Dice Moisés que se colocaron avisos en los diarios locales y nacionales, hasta en la radio, solicitando «materia prima» para los peculiares envoltorios. Perea con su silenciosa sonrisa, que siempre le esprime lágrimas y que terminan en una singular tos seca, me dijo..-«Dr..había una cola que llegaba hasta la plaza del Novalito..yo vi a muchos vendedores ambulantes que vendían laxantes, enemas y hasta brujos que juraban curar el estreñimiento».

Terminó Moisés su Dantesco relato en mi memoria diciendo: -«Dr..fueron las noches más amarillas de la historia vallenata y el olor a papaya quedó en el ambiente, hasta por un año».
Yo terminé igual que ese barrio..cagado de la risa. Entré a mi habitación en donde cumplo estas forzosas vacaciones, por cortesía del virus que nos coronó con lujo de detalles el miedo, la incertidumbre y la desesperanza.

Me dije en tono de pregunta, ya tirado en mi cama: -Bueno..y como será el gentilicio de los habitantes del barrio de «La mala palabra»..?
También me alegré porque la época de las letrinas había pasado, para poder disfrutar de estas noches en el balcón del apartamento en donde vivo y que está a pocos metros de ese barrio. Pero así es la vida, el horrendo nombre que a ese barrio, le endilgaron, no representa ni lo hará jamás, al nombre ni a la estirpe de aquellas personas que lo habitaban y que aún continúan allí. Por eso para mí siempre será : «el barrio de Las flores».

Como verán, mis queridos amigos, este sigue siendo mi valledupar, el mismo al que está pandemia también le cagó su festival.

Felices pascuas y feliz semana.

PD: en aras al respeto de los derechos de autor, manifesto que hay expresiones en este relato, que no son propias de Perea..porque son de mi autoría.

Un comentario en ««Del barrio Las flores ..y algo más»»

  • Gracias por publicar mi escrito..
    Un abrazo.
    Gracias Jesús Rosado.

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