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“Infausto” Congo de Oro para el vallenato

Por WILLIAM ROSADO

Hace exactamente 10 años escribí para el periódico Vanguardia Valledupar en donde trabajaba, un artículo sobre la decadencia que, para entonces, asomaba el famoso trofeo de los carnavales de Barranquilla: ‘Congo de Oro’, si esa vez comenzaba a llover, ahora arrecia una tempestad de desaciertos con el otorgamiento de dicha estatuilla.

En aquella oportunidad resaltamos la ausencia de los grandes grupos vallenatos que optaban por una presentación al público ante el resentimiento que les producían los fallos que estaban premiando a conjuntos de menos categoría, pero al fin y al cabo vallenatos, pero es que lo de este año extralimitó la decisión al otorgarle el premio a un artista, de quien no desconocemos su carrera, pero que jamás ha tenido figuración en el vallenato, al menos en Valledupar, en donde vivo hace 50 años y en donde ejerzo además la profesión de difusor de música vallenata, y confieso que, jamás había escuchado el nombre de Fausto Chatela.

Contrastó esta determinación con la revista de vallenatos que tres Rey de Reyes habían hecho previamente en el mismo escenario en el homenaje que Carnaval de Barranquilla tributó al Festival Vallenato en donde las notas de Álvaro López, Cocha Molina y Hugo Carlos Granados, junto a Rolando Ochoa y Chema Ramos, habían sembrado el eco de un folclor que muestra la templanza de la maestría de un folclor surcado por juglares que cimentaron la altura del vallenato de hoy.

La sensación y expresión en el vallenato común y corriente es contundente: “un adefesio esta designación”. Irónicamente, ‘Fausto’ significa: próspero, dichoso, feliz, que trae buena suerte. Buena suerte si tiene, o muchas relaciones en Barranquilla, para que le dieran el Congo que, entre otras cosas, se ha ganado en otros géneros, lo que reafirma que, es un pescador de río revuelto. En un lenguaje bien vallenato con resignación le recomendamos a Fausto, que se aprenda del refranero aquella máxima que dice: “Zapatero a tus zapatos”, porque la única referencia que tenemos de ese nombre en este folclor es el de Fausto Cotes, uno de los tres monitos a los que su padre, Poncho Cotes les hizo el emblemático tema: ‘Nostalgia de Poncho’. Y ojo que la coincidencia del Congo con Los Grammy Latinos, no es simple casualidad, por allá también se cuecen habas.

VIEJA PUBLICACIÓN

Para refrescar la memoria, les comparto apartes de aquel escrito que hice hace una década y que titulé. “El Congo de Oro, un trofeo venido a menos”:

El lunes de carnaval es uno de los días más transcendentales del jolgorio en la ciudad de Barranquilla, es el encuentro con las orquestas y conjuntos vallenatos que disgregados actúan en diferentes lugares. En esta jornada las agrupaciones buscan la obtención del Congo de Oro, una estatuilla que, si bien no representa un incentivo económico, simboliza la jerarquía y la supremacía que les da un valor agregado para la promoción de su nombre el resto del año.

Dentro de los grupos vallenatos de hace dos décadas era una competencia reñida, se presentaban en plenitud de condiciones con la selección del mejor repertorio; el que lo lograba obtener, le hacía un despliegue grande a través de carátulas, informes periodísticos y hasta se le componía canciones, amén de la exhibición en cada presentación.

Pero desde hace unos años, el concurso perdió importancia por una serie de fallos adversos hacia los favoritos, los que empezaron a perder frente a otros de menor jerarquía, a veces por capricho de algunos jurados. Por esta situación se mermó la presentación de los llamados grupos grandes, que preferían hacer una presentación al público sin entrar en el concurso so pena de no arriesgar su prestigio.

Antes, la competencia se realizaba durante dos días y separaban los vallenatos de las orquestas, pero hace unos años se fusionó la velada en una sola, en la que actúan las categorías: tropical, salsa, merengue, reggaetón y vallenato.

La presentación era de obligatorio cumplimiento de acuerdo al Decreto 071 de 1992 que en el parágrafo del Artículo 10 establece que: “toda agrupación musical que participe en vivo en la celebración pública de los carnavales está en la obligación de ofrecer una presentación gratuita en el Festival de Orquestas y Acordeones”.

En los años de historia de este certamen fundado en 1969, en este trasegar ha tenido tres escenarios: el Coliseo Cubierto ‘Humberto Perea’, el Estadio de Béisbol ‘Tomás Arrieta’ y Estadio de Fútbol ‘Romelio Martínez’.

El primer grupo vallenato se presentó en 1974, alzándose con el trofeo Jorge Oñate con los Hermanos López; aunque el año anterior Nelson Henríquez de Venezuela, se alzó con el premio tras la interpretación del tema Festival Vallenato.

Alfredo Gutiérrez, coronó el segundo congo en 1976; siguieron la senda triunfadora, El Doble Poder, de Daniel Celedón e Ismael Rudas que fue declarado fuera de concurso en 1977.

En 1978 ganó el Binomio de Oro su primera estatuilla; en 1979 repitió Jorge Oñate ya con Raúl Chiche Martínez; en 1980 Alfredo Gutiérrez; Jorge Oñate se ganó el tercero en 1981. En 1982 ganó El Doble Poder, en 1983 Diomedes Díaz; en 1984, Jorge Oñate consigue el cuarto galardón. De ahí en adelante se alternaron el primer lugar entre Jorge Oñate, Los Hermanos Zuleta, Binomio de Oro, Diomedes Díaz hasta el año 92.

Ya en el año 1993 triunfó Joaco Pertúz, en 1994 Los Betos; en el 95, Iván Villazón y Franco Arguelles; el Binomio de Oro volvió por sus fueros en 1996. En los años 97 y 98 repitieron Iván Villazón y Franco Arguelles.

En la década del 2000 se han visto desfilar otros nombres no menos atractivos pera sin el espíritu competitivo de otros años por la decadencia del concurso por diversos factores, entre estos el poco interés de los grandes y por decisiones de excluir caprichosamente a grupos exitosos.

Esta supuesta exclusión o parcialidad generó duras declaraciones del cantante Silvestre Dangond, quien sucumbió en su intención de alzarse con el trofeo y se fue lanza en ristre contra la organización, lo que a su vez levantó voces de protesta de los barranquilleros contra el artista urumitero.

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