Opinión

Presa de mi propio juego

By: @cristiantorresdl
@crecimientointegralcolombia

Todos creemos que por alguna razón o fuerza inconcebible mágica de la vida somos especiales, incluso, llegamos a pensar que somos únicos; lo anterior no es la retórica de una persona mentalmente incapaz, por el contrario, es la fuerza interior que todos poseemos que muchas veces, en ciertos seres, los lleva a realmente hacer lo imaginable.

Con mi uso de razón llegaron consigo una cantidad de preguntas que a lo largo de mi vida he tratado de comprender y asimilar; igualmente, he diseñado con propósitos o sin ellos, la capacidad de reinventarme (mejorar). Algún día en una de esas largas conversaciones filosóficas con mi hermano Kike, describió mi vida en una frase de una manera que encajó en muchas preguntas sin respuestas “CAZADOR DE ESTILO DE VIDA”, y es que yo, no sé ustedes, constantemente me autocuestiono respecto de mi propósito de ser, partiendo de la base que lo que no se mide, no se sabe si se está creciendo o no (aplica para todo).

Queremos y añoramos tanto algo que cuando lo tenemos ya ni lo valoramos, y ahí veo a mi hijo Cristiancito y sus juguetes; lo peor de todo que llegamos adultos repitiendo la misma la historia, porque no damos continuidad, valor al resultado que en algún momento fue nuestro anhelo, dígase de lo anterior, algunos propósitos profesionales, espirituales, sentimentales, materiales, sociales, políticos, empresariales, artísticos, emprendimientos, mejor dicho…

Y no se necesita un análisis exhaustivo, sociológico ni psicológico, respecto del comportamiento, es algo que podemos tangiblemente encontrar en temas profundos como una profesión o carrera educativa que dejamos a media, o una simple serie de televisión que nos encantaba y cualquier día ni volteamos más a mirar, y ni que decir de personas, que sin más allá ni más acá, sin explicación un día hacían parte de nuestro selecto grupo más cercano y sin explicación alguna cualquier día dejamos de tratar.

Así mismo encontramos al hacer retrospectiva de nuestra vida, que sin darnos cuentas hemos tomados rumbos totalmente diferentes a lo que dentro de nuestros planes se tenía proyectado, lo real, y cierto es, que cada día trae consigo la posibilidad de retomar, reprogramar, reinventar, reintentar, rediseñar, y todo cuanto sea posible y necesario para encajar dentro de lo que aceptamos se acerca más a la felicidad y que obviamente se aleja más del dolor y del miedo.

En síntesis, siento insatisfacción muchas veces cuando miro atrás y observo proyectos, sueños, ideas y/o actividades inconclusas que quisiera, quise y aun quiero realizar; pero por falta de tiempo o porque sencillamente el solo sobrevivir –autosostenimiento- prima sobre las proyecciones, y más aún, cuando se tienen responsabilidades familiares, profesionales, sociales, espirituales, financieras, educacionales y todas aquellas en las cuales nos involucramos sin darnos cuenta y que al final representan nuestra vida, y no es que esté mal, porque en realidad qué sentido tendría vivir sin las anteriores, pero igualmente la idea sería encontrar un punto de equilibrio en donde no consuman todo nuestro único recurso irrenovable “El Tiempo”.

Y es por eso, que el reto precisamente radica en no dejarnos del sistema, en reorganizar y saber proyectar nuestro tiempo, comprendiendo las responsabilidades y obligaciones con un carácter prioritario, pero no único, en donde aceptamos que es nuestra forma de subsistencia, pero no a lo que vinimos ni mucho menos para lo que nacimos; la búsqueda de ser pleno y felices se aleja de los que nos toca, la magia al final radica en saber escoger nuestro hacer, para volverlo más divertido y forme parte activa de la búsqueda y la construcción de nuestro propio Crecimiento Integral.

Pd: cada quien es dueño de sus propios miedos, afróntalos son tuyos, al igual que tu resultado, no existirá peor sentimiento que el dolor de no haberlo intentado.

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