El Ejemplo entra por Casa
Enrique Antonio De Luque
Desde niño, en mis primeras experiencias estudiantiles, siempre escuche: los niños hacen exactamente y se comportan tal cual como lo hacen sus padres. Es decir, que un mal comportamiento era asociado de manera inmediata a ese entorno, con lo cual, los progenitores eran o, más bien, son, viven preocupados porque sus hijos sean unos dignos representantes del seno familiar; que los buenos modales, los valores inculcados en la casa, sean representados en el entorno externo por cada miembro de ese núcleo familiar.
Entones, las escuelas, junto con los padres, realizan actividades para lograr esos objetivos, inculcar los valores en los niños y jóvenes de Colombia; labor intensa que se realiza día a día y, en muchas ocasiones, para no aseverar que siempre, con dificultades y penurias. Maestros que hacen sacrificios impagables por llevar el conocimiento a poblaciones ubicadas con unas dificultades de acceso inmensas; padres que se levantan a golpear la tierra, para brindarle la oportunidad de estudios a sus hijos, en ese orden, somos más los colombianos con buenas intenciones, que los malos.
En esa labor de la educación y el aprendizaje de los valores, existe un actor principal, los padres y al igual que en el hogar, la sociedad colombiana tiene unos padres reconocidos, como son: los honorables representantes y senadores, estos tienen la honrosa labor de dar ejemplos a imitar con sus actos, fundamentados estos, en valores como: la honestidad, la honradez, la lealtad, el respeto y, como está escrito en el escudo de nuestra patria, la libertad y el orden.
El respeto, como valor fundamental en una sociedad, para aceptarnos tal como somos, entre otras, porque así también lo determina la constitución, donde expresa: que nadie puede ser rechazado por sus creencias religiosas, raza, en fin, no viene al caso hablar de la constitución, sino del acto bochornoso, que observamos todos los colombianos el 20 de julio del 2019 en el recinto sagrado de la democracia, en donde nuestros padres de la patria, se reúnen a plantificar la construcción de un mejor país.
El mensaje que enviaron a los colombianos fue el siguiente: cuando alguien les hable que no sea de su agrado, dele la espalda, ignórelo, si es posible, cree una estrategia o jugadita, para no dejarlo hablar, sabotéalo, en fin, haga todo lo posible, para, sin levantar la voz, callar la del contrario.
Tristeza, más que enojo, desprecio, más que crítica, produce esas actitudes asumidas por algunos miembros del senado, que con ella, contribuyen al caos que estamos viviendo, donde la vida del ser humano, no se valora y mucho menos se respeta. De llegarle a sus oídos esta columna, tengan un acto de gallardía y pidan disculpas públicas por lo ocurrido, explicando que eso, es lo que no se debe hacer, para poder construir un país con unos valores bien afincados, donde la libertad y el orden inicie por el respeto.
Excelente si todo fueran honestos y sinceros… pero lastimosamente ka plata los compra cuando estan montados…
Muy buen aporte..,