El llanto de un cesarense tras tres años de cárcel en Venezuela
En un abrazo sin fin y en medio de lágrimas, Héctor Machado Domínguez y su hermana Sofía, se expresaron mutuo amor. Él, que permaneció preso durante 3 años en Caracas, Venezuela, llegó a Santa Marta procedente de Cúcuta pese a residir en Valledupar. Lo hizo porque considera que “aquí estaré más tranquillo, luego de la pesadilla que viví”.
Dijo estar emocionado y le dio gracias a Dios por que todo haya llegado a su fin. “Fue una prueba muy dura en donde aprendí que la familia es lo más importante”. “Yo era una de las personas que pensaban en mí y a raíz de esto he cambiado, tenemos alrededor nuestro seres que nos aman y a quienes nos debemos”, comentó.
Dijo que derramó muchas lágrimas porque “hubo demasiada injusticia”. “Nunca en mi vida pensé estar preso y aunque lo estuve, no me considero una persona mala y mucho menos delincuente”, señaló.
Los años privado de la libertad le dejaron muchas enseñanzas, pero también sufrimientos, enfermedades y hambre. Aclara que “no era hambre de comida, porque eso era lo de menos, sino hambre de libertad”.
Héctor, de 28 años, aprendió a creer más en Dios, a fortalecer su fé. “Tuve tiempo para leer la biblia”, sostuvo.
Aspira a trazarse un nuevo futuro, a dejar el triste pasado reciente y a “empezar desde cero con mi familia y mi esposa que vive en Venezuela”.
Al estado colombiano le pidió que le ayude con un empleo y dijo que “soy bartender, con experiencia de dos años y medio”.
Durante el tiempo que permaneció privado de la libertad aprendió a cortar cabello, siendo sus clientes los policías que los custodiaban. Agustín Iguarán/EH